Compatibilizar pensión y trabajo no es habitual en España, donde sólo un 0,5% de la población entre 55 y 69 años opta por reducir su jornada laboral y cobrar parte de la pensión pública antes de jubilarse del todo.
Este porcentaje sitúa a España como el país de Europa con menor incidencia de la jubilación activa, muy por debajo de la media europea (del 6,21%), y lejos de los países donde esta práctica está muy extendida, como Gran Bretaña o Suecia, donde alrededor del 16% y 17% de la población de esa edad, respectivamente, combina trabajo y pensión.
Liderar este ranquin por la cola es lo que lleva al ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, a querer fomentar este tipo de práctica para conseguir alargar la edad efectiva de jubilación, aumentando así los ingresos de la Seguridad Social en cotizaciones sociales y reduciendo sus gastos en pensiones.
¿Por qué en España está tan poco extendida la jubilación activa? "La confianza en que el sistema público de pensiones era capaz de generar los recursos suficientes para los jubilados, ha desincentivado la aplicación de fórmulas flexibles que sí funcionan desde hace años en otros países europeos", consideran los asesores laborales adscritos al Consejo General de Economistas (CGE) en un informe sobre el reto del envejecimiento.
Además de esta confianza generaliza, influye también el hecho de que la Seguridad Social exija haber cumplido la edad legal de jubilación -actualmente 65 años y 8 meses- y que se calcule la pensión por el 100% de la base reguladora.
Nos jubilamos antes que en Europa
Esto desemboca en que en España la edad efectiva de jubilación -la edad a la que de media se jubilan en realidad los españoles- es muy anterior a esa edad legal, y mucho más temprana que en la media de los países europeos.
Escrivá pretende impulsar mecanismos (como el fomento de la jubilación activa o el desincentivo de las prejubilaciones) para intentar retrasar la edad efectiva y hacerla coincidir con la edad legal, una medida que tendrá que tener en cuenta distintos aspectos.
"Desde el punto de vista del trabajador, su disposición a seguir trabajando dependerá de las cargas familiares, nivel de renta y tipo de profesión desempeñada. No puede tratarse de la misma manera a un camionero, albañil o agricultor que a un profesor, oficinista o consultor", explica el CGE.
La jubilación activa, beneficiosa para la empresa
Para la empresa, "un trabajador conforme pasa el tiempo le cuesta más a la empresa (su sueldo y, por ende, su base de cotización es cada vez más alta), en un país que tiene las cotizaciones sociales más altas de la OCDE sólo por detrás de Suecia y Francia".
"Mantener en plantilla a 'trabajadores caros' no es del interés de la empresa. Sin embargo, perder a empleados experimentados supone una descapitalización notable de la empresa, lo cual termina perjudicando a su cuenta de resultados. Quizá una solución razonable sea precisamente la 'jubilación activa', la cual necesita más transparencia y mayor implantación", reclaman.
Los economistas lamentan que hasta la fecha ha habido "fuertes tensiones para seguir con el modelo anterior", lo que, unido al incremento de jubilaciones anteriores a los 65 años y de jubilaciones anticipadas forzosas -por despidos individuales o colectivos-, ha afectado a las arcas públicas y la Seguridad Social.