España sufre problemas de acceso al mercado, aunque en los últimos días han tenido lugar algunos cambios que deberían facilitar la financiación del Estado a través de las subastas de deuda del Tesoro. Por un lado, los acuerdos anunciados por el Eurogrupo (rescate directo a la banca y compras de deuda en el mercado secundario por parte del Mecanismo de Estabilidad) servirán para desatascar los mercados pero además, la rebaja por parte del Banco Central Europeo (BCE) de las exigencias para admitir colateral en las subastas de liquidez facilitará a la banca española tomar dinero en el organismo central que a su vez, colocará en deuda. Mucho activo derivado del ladrillo servirá para ello.
El BCE abrió la mano el pasado 22 de junio ampliando el rango de activos que acepta como colateral, por lo que permitirá que le ofrezcan como garantía cédulas y titulización hipotecaria, así como otras titulizaciones de préstamos para automóviles, leasing o consumo en general. Eso permitirá a los bancos obtener liquidez entregando activos que tienen en cartera de dudosa calidad crediticia. Con ese dinero, acudirán a las subasta del Tesoro, como ha estado ocurriendo hasta ahora.
Eso, de manera inevitable, rebajará la calidad del balance del BCE aunque, tal como indicaban ayer desde una mesa de tesorería, el haircut (descuento) que aplicará el organismo que preside Mario Draghi será mayor que si se entregaran otros activos. Pero servirán, que no en vano hay un saldo vivo de titulización y cédulas superior al medio billón de euros.
El LTRO se agota
El dinero de la LTRO (Long Term Refinancing Operation, mecanismo mediante el cual el BCE otorgó liquidez al 1% a 36 meses) se está agotando y las entidades lo administran con muchísimo cuidado ante la crisis, el proceso de reordenación y las exigencias de capital. Este capital se administra con cuentagotas ya, porque es con el que los bancos quieren garantizar la liquidez que precisa su operativa diaria.
Ahora, con esta flexibilización, las entidades financieras tendrán mucho más papel para descontar. Algo que será muy positivo. La semana pasada, el Tesoro colocó Letras a un tipo insostenible. Posteriormente, los acuerdos del Eurogrupo han relajado la curva de tipos. El 10 años está en el 6,4%, pero el 5 años ha bajado del 6%, el 3 del 5% y el dos años del 4%. No son tipos para estar tranquilos, pero al menos perfilan cierta curva, no como hace escasos días, cuando la pendiente casi plana esbozaba un escenario de bloqueo financiero. El jueves habrá nueva colocación, de bonos a corto y largo plazo, en la que el Tesoro espera colocar unos 6.000 millones de euros. Será una magnífica ocasión para comprobar la capacidad de acceso de España a la financiación.
“El BCE ha facilitado nuevas espitas de liquidez”, indicaban las fuentes, por lo que “no debería haber demasiados problemas para que se cubrieran las próximas subastas del Tesoro”. Una medida habilitada principalmente para los propios bancos ya que, “o se les facilitan las ayudas, o quiebran”, que tendrá un impacto directo en la financiación del Estado.
Sobre la posibilidad de que se enfríen los ánimos después del acuerdo anunciado el pasado viernes, los expertos indican que “no debería ocurrir eso, el pacto se ha alcanzado y aunque ayer corrigió algo la deuda la Bolsa; que es otro gran termómetro, resistió”.