El desarrollo de la movilidad eléctrica en España no avanza al ritmo esperado ni prometido por el Gobierno; y, fundamentalmente, no lo hace por la lentitud de la implantación de una red de recarga, rápida, imprescindible para que los cientos de modelos de coches eléctricos ya eficientes, con amplísimas autonomías, puedan desenvolverse con eficacia por todo el territorio.
Pero además de una clara falta de infraestructura de puntos de recarga públicos en nuestro país, también nos encontramos con que la que hay es una de las más caras de Europa; tanto que respecto a nuestra vecina, Portugal es entre un 70% y un 130% más costosa, según un estudio del centro de investigación empresarial OBS sobre movilidad eléctrica en España.
El informe ejemplifica que cargar la batería de un vehículo del 10% al 80% en un punto de recarga rápido o superrápido cuesta entre 4,19 y 36,51 euros en España, mientras que en Portugal el precio varía entre 1,4 y 15,76 euros.
Esto se debe a la falta de interoperabilidad de los puntos de la red española, en la que cada operador aplica sus propias tarifas, situación que no se da en Portugal u otros países europeos, donde la comunión entre los distintos instaladores es un requisito para participar en el montaje de la infraestructura.
Según el estudio, el precio más elevado, unido a la falta de control y seguimiento de la eficiencia de los puntos de recarga que reciben subvención pública, reduce la utilización media de los mismos, que la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive) cifra en un 5,7%.
La organización indica que en el primer semestre de 2023 había 25.106 puntos de recarga públicos, aunque existen otros 6.800 todavía inactivos.
El Gobierno español se comprometió a instalar 100.000 puntos en 2023 para cumplir con los objetivos acordados con la Unión Europea, para lo que se tendría que multiplicar por cuatro el número actual en la vía urbana.
Menos del 5% de eléctricos
El estudio señala que las matriculaciones de vehículos eléctricos creció durante el primer semestre del año, en el que sólo disminuyeron las de coches con motores diésel.
Los híbridos no enchufables representaron el 30% de las matriculaciones; seguidos de los híbridos enchufables, con un 6,3%, y los eléctricos puros, con un 4,7%, aunque los coches a gasolina continúan como líderes, con una cuota del 43,4%.
Además, aumentó la venta de furgonetas eléctricas enchufables, con 5.098 unidades en los primeros seis meses de 2023, por encima de la cifra de todo 2022, cuando se alcanzaron los 4.956 vehículos.
Las ventas de camiones y autobuses eléctricos se dispararon, hasta convertir a España en uno de los principales mercados europeos para este tipo de vehículos.
El estudio de OBS señala que aún queda mucho para alcanzar los objetivos de penetración del coche eléctrico y advierte de que el precio de estos automóviles lastra la mejora de los índices medioambientales.
Según OBS, los vehículos eléctricos más vendidos son los más caros y contaminantes desde un punto de vista productivo, al tener un mayor peso y requerir de más energía y materias primas en su proceso de fabricación.
Por eso, recomienda ampliar el número de alternativas en el mercado, menos burocracia a la hora de otorgar las ayudas y potenciar el proceso de descarbonización de la economía. En todo el mundo, en el primer trimestre del año se vendieron 2,3 millones de vehículos, un 25% más que en el mismo periodo del año anterior.