Entre Madrid a Barcelona hay alrededor de 620 kilómetros de distancia, lo que se consideraría en el transporte aéreo un trayecto corto. En algunos países europeos como Francia y Holanda ya se está estudiando la posibilidad de limitar estos vuelos de menos de 750 kilómetros para reducir la contaminación cuando el tren sea una buena alternativa en lo que a tiempo se refiere.
En España también existe debate sorbe este asunto. La alcaldesa de la Ciudad Condal, Ada Colau, aprovechó su intervención en la cumbre mundial de grandes ciudades celebrada en Copenhague (Dinamarca) la semana pasada para abogar por sustituir los viajes aéreos por el ferrocarril siempre que sea posible.
"Las ciudades están liderando el cambio, pero los Estados tienen la capacidad legislativa para cambiar las reglas del juego globales", señaló Colau en la citada cumbre. Pero lo cierto es que, pensando o no en el medio ambiente, los ciudadanos ya han elegido. Desde que el AVE conectó Madrid con Barcelona en 2008, el puente aéreo entre las dos principales ciudades ha perdido alrededor del 50% del tráfico.
Antes de que el tren de alta velocidad conectara este trayecto, en el año 2007, el avión transportó 4,9 millones de pasajeros anuales. En 2018, apenas llegó a los dos millones y medio, según datos de Aena. Por contra, el AVE comenzó a operar esta ruta en 2008 con dos millones de pasajeros, mientras que el pasado año, diez años después, alcanzó la cifra récord de 4,3 millones.
Esto se ha visto reflejado en la cantidad de aerolíneas que cubren este trayecto y el número de operaciones que realizan, cada vez menores. En 2018 se registraron 17.112 operaciones, frente a las 46.636 de 2007, según reflejan las estadísticas del gestor aeroportuario Aena. De hecho, en 2008 esta cifra ya descendió ligeramente con la llegada del AVE hasta las 39.077 operaciones.
Vueling e Iberia son las principales (y prácticamente únicas) compañías que opera esta ruta, seguidas de Air Europa. Sin embargo, otras con importante presencia en ambos aeropuertos ni siquiera la cubren, como Ryanair, o al menos no de forma directa, como EasyJet. El AVE, sin embargo, cuenta con una media de 20 trenes por día en ambas direcciones.
Limitar el uso del avión
El partido de Iñigo Errejón para las generales, Más País, ha incluido la limitación del uso del avión en los trayectos cortos en su 'programa verde' y asegurando que mejorarán las redes de Cercanías y desarrollarán los corredores del Mediterráneo y del Atlántico para mejorar las conexiones por ferrocarril. "Debemos hacer del tren el elemento vertebrador del transporte en nuestro país", señala.
Izquierda Unida (IU) también presentó una iniciativa parlamentaria el pasado mes de junio con este objetivo. En ella denunciaba que, por ejemplo, un vuelo entre Madrid y Barcelona emite unos 70 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) por pasajero, mientras que en el mismo trayecto en tren supone unos 6 kilogramos, es decir, una contaminación "12 veces menor".
Las aerolíneas cubren en España numerosos trayectos cortos -de menos de 750 kilómetros- que podrían recorrerse en un tren de alta velocidad en menos de tres horas, reduciendo considerablemente la contaminación. Es el caso de viajes como Madrid-Sevilla (533 kilómetros que se recorren en poco más de una hora en avión o 2.30 horas en tren de alta velocidad) o Málaga-Madrid (529 kilómetros, 1.10 horas en avión y 2.50 horas en ferrocarril).