Aunque todo el mundo está pendiente de la retirada completa de estímulos por parte de la Reserva Federal norteamericana y su próxima subida de tipos de interés, al mismo tiempo que analizan los pasos del Banco Central Europeo y las reformas que no terminan de implantarse en algunas de las economías 'core' europeas, los sucesos sociales y políticos más importantes están teniendo lugar al otro lado del mundo, concretamente más al este. En el lejano Oriente.
Estos países, con China a la cabeza, están viviendo un proceso de urbanización que está transformando los modos de vida de millones de personas, cada vez más interesadas en adoptar un modo de vida que les permite tener acceso a mayores bienes y servicios y que incrementa su esperanza de vida. Y para los expertos de Aberdeen Asset Management aquí reside la clave económica del mundo para el siglo XXI, una realidad que muchos analistas no terminan de comprender en su totalidad.
“Hay que cambiar la forma en que vemos el mundo”, aconseja Donald Amstad, responsable de desarrollo de negocio de la gestora en Asia. “La urbanización es el principal acontecimiento de los países asiáticos. En China hay planes para trasladar del campo a las ciudades una población similar a la de Estados Unidos, con lo que esto implicará en el acceso a bienes y servicios. Además, en los países poco urbanizados la probabilidad de morir es más alta por la falta de hospitales cercanos. Así que la urbanización ayuda a incrementar la esperanza de vida de la gente”.
Este proceso de urbanización y la mejora de la calidad de vida tienen implicaciones políticas directas, ya que la población exige una serie de reformas para alcanzar un estilo de vida más 'occidental'. “Las reformas están en las agendas de los gobiernos asiáticos”, explica Amstad y Xi Jinping en China, Narendra Modi en India o Joko Widodo en Indonesia serían los ejemplos más claros de estos deseos de mejora de las emergentes clases medias.
Las nuevas tecnologías ilustran muy bien este cambio cultural que se está produciendo en los mercados asiáticos. El responsable de Aberdeen AM en la región señala, por ejemplo, que mientras que hace tan solo doce años en India existían 900 millones de líneas de telefonía móvil ahora una sola compañía tiene 800 millones de clientes. Todo esto representa una oportunidad de inversión que incluso los principales índices financieros infravaloran en la actualidad, ya que el porcentaje que representa Asia en los selectivos de renta fija globales más importantes como el Citi WGBI o el Barclays Global Aggregate Index infraponderan los mercados asiáticos en sus asignaciones.
En un momento en que los países asiáticos se están convirtiendo en el nuevo eje político y económico del mundo, no estar invertido de manera proporcionada a estos mercados puede suponer perder el potencial de revalorización que poseen. Amstad comenta que aunque ahora todos los expertos temen el efecto de la apreciación del dólar sobre los mercados emergentes, con la probable pérdida de valor del euro y el yen, divisas como el renmimbi chino, la rupia india o la indonesia pueden verse fortalecidas frente a la moneda americana.
La necesidad de una mayor apertura de sus mercados financieros al capital extranjero, como se ha comprobado con la reciente unión de las bolsas de Shanghai y Hong Kong es una muestra más de este proceso de introducir más eficiencia en sus economías. “Ahora basta con abrir una cuenta en renmimbi en un banco hongkonés para poder invertir indirectamente en China”, asegura Donald Amstad.
Pero China no es el único gigante que sobre el que se fijan los ojos de Aberdeen. India, con la llegada al poder de Narendra Modi, unido a Raghuram Rajan como gobernador del Banco Central indio, se ha convertido en la nueva apuesta de los expertos de la gestora por el ambicioso plan de reformas que pretenden llevar a cabo con la lucha contra la inflación como punto central.