“Los países con problemas –entre los que se incluye España- han hecho un esfuerzo por reducir los costes salariales e introducir reformas laborales y sociales para ganar en competitividad”, afirma el diario estadounidense ‘The Washington Post’. “Si Francia se resiste a hacer lo mismo, se expone a quedarse atrás en la lucha por reactivar la economía europea”, explica.
El diario recuerda que mientras en Francia el gobierno socialista eleva los impuestos a los ricos y amenaza con nacionalizar una planta de acero, en la vecina España las exportaciones crecen y varias plantas de automóviles se expanden. “Un pequeño indicio de lo que parece una verdadera tendencia en la Eurozona”.
Para Joseph P. Quinlan, estratega jefe de mercado para el banco privado U.S.Trust, “Se trata de nacionalismo puro y duro y eso no es un buen augurio para la economía gala”.
Quinlan redactó recientemente un estudio para la Cámara de Comercio estadounidense en el que alentaba a las compañías a seguir invirtiendo en Europa. “Incluso quienes comparten mi punto de vista sobre las posibilidades de Europa, miran con recelo a Hollande”, admite. “Nada que no pueda solucionarse invirtiendo fácilmente en Polonia o en un país como España, que se esfuerza mucho por ser competitivo”.
Francia carece de 'dinamismo interno'
En Estados Unidos preocupa la política de Francois Hollande, con sus “fuertes virajes” entre las promesas de reforma y el “ataque feroz” a los intereses de grandes empresas y ricos. “Existe preocupación sobre la dirección que va a tomar la segunda mayor economía de la zona Euro”, explica el artículo.
"Francois Hollande se aferra a un modelo anticuado de Europa mientras el resto de países apuesta por un cambio"
"Francia está perdiendo terreno en comparación con otros países", asegura Edward Gardner, director adjunto de la sección europea del FMI. “El escenario sigue siendo débil, pero no sólo por las condiciones externas –economía global- sino por la falta de dinamismo interno”, asevera.
‘The Washington Post’ ve suficientes indicadores como para afirmar que la crisis financiera en la Eurozona está remitiendo. No obstante, reconoce que los problemas son profundos y que limitan el potencial de la región para impulsar el crecimiento. “En Francia, uno de los pilares más importantes para la recuperación -el crecimiento- se ha estancado; el desempleo va en aumento y el liderazgo político se divide entre su pedigrí socialista y las políticas más mercantilistas que han adoptado otros países”.
Así, medidas como la subida de impuestos a los ricos o los intentos de nacionalizar la planta de Arcelormittal demuestran que Hollande “se aferra a un modelo anticuado de Europa mientras que el resto de países sientan las bases para una nueva Europa", concluye.