La demanda de España como destino vacacional está en auge y la llegada de turistas no deja de crecer año tras año. El 2016 batió todos los registros con la llegada de 75.315.008 turistas internacionales y 2017 va camino de pulverizar los números del año pasado, pues solamente en los seis primeros meses, la afluencia de visitantes extranjeros ha crecido un 11,6%, es decir, casi cuatro millones de personas más que durante el mismo período de 2016. Así consta en las estadísticas de movimientos en frontera (Frontur) que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En términos económicos el volumen de ingresos que los turistas generan a su paso por nuestro país también ha llegado a máximos históricos. Según cifras de Exceltur, la aportación en 2016 del sector turístico a la economía fue de 125.000 millones de euros, lo que representa el 11,2% del PIB.
Sin embargo, las grandes cifras del turismo en España no han traído necesariamente mejoras en el mercado laboral de este sector. Las contrataciones no han crecido al mismo ritmo que la llegada de turistas extranjeros y la temporalidad es su seña de identidad. Una situación distinta antes de que estallara la crisis.
A pesar de la imparable demanda de turistas por España, no todos los años se han cerrado con resultados positivos para el sector. Con el estallido de la crisis y el recrudecimiento de la situación en el entorno europeo y, por consiguiente, en los principales países emisores de turistas de España –Reino Unido, Alemania y Francia-, el 2009 tocó fondo con la caída histórica en la entrada de turistas que apenas superó los 52,1 millones, según las estadísticas de Frontur. Ese año fue especialmente duro para toda la industria afectando de lleno también a los puestos de trabajo que ésta genera.
Si en 2008, el año previo a la debacle económica, visitaron España 57,2 millones de turistas internacionales y 2,6 millones trabajaron en la industria tanto en puestos de hostelería como de servicio de alojamientos y de transporte de viajeros entre otros; en 2009 el número de trabajadores del sector, apenas sobrepasó los 2,1 millones de empleos, según los datos de la Encuesta de la Población Activa (EPA). En otras palabras, la llegada de 5 millones de turistas menos se llevó por delante medio millón de empleos.
Sin embargo, el crecimiento superior al 44% en la llegada de turistas de 2016 con respecto a 2009, no se ha traducido en los mismos términos dentro del mercado laboral. Aunque se han recuperado cerca de 300.000 puestos de empleo en este sector, pues 2016 dio trabajo a 2,4 millones de personas (un 13,4% más con respecto a 2009), una de las principales diferencias entre una fecha y otra es el tipo de contratación ofertada dentro la industria turística.
Mientras en 2009 de los 1,7 millones de asalariados el 31% tenía un contrato temporal, en 2016 la cifra superaba el 35% sobre un total de 1,9 millones de trabajadores contratados. En valores absolutos, 527.200 personas tenían un contrato temporal en el sector turístico en 2009 y en 2016 la cifra alcanzaba los 690.060, es decir, un 31% más.
Una situación ante la cual los sindicatos han mostrado su disconformidad desde hace tiempo. De hecho, el año pasado el sindicado UGT junto con otras organizaciones del sector, puso en marcha la campaña 'la Cara B del Turismo' a través de la cual denunciaba el agotamiento del modelo turístico y de explotación laboral sobre el que se sostiene.
Una situación que el sindicato considera "ha empeorado a tenor de los datos de la EPA de los primeros seis meses de 2017, pues el número de contratos indefinidos en el sector turístico creció un 1,6% respecto a 2016, mientras que los temporales lo hicieron un 8,8%". Tanto es así que "la tasa de temporalidad es del 36,1%, en otras palabras, 9,3 puntos superior a la general".
Por todo ello, desde UGT apuestan por "un turismo de calidad, de alto valor añadido y desestacionalizado que apueste por la formación de sus trabajadores y mejore sus condiciones laborales".