El último paquete de medidas presentado por el Gobierno griego todavía no cumple con lo exigido por la Troika. Sin embargo, la acogida de la propuesta variaba bastante según quién fuese el acreedor. De acuerdo con fuentes consultadas en Grecia, la Comisión Europea capitaneada por Jean Claude Juncker se mostraba este domingo más esperanzada y cercana al acuerdo. En cambio, el Fondo Monetario Internacional y algunas capitales europeas pedían más ajustes de cara a las reuniones que se celebran este lunes y en las que se intentará cerrar de una vez por todas un acuerdo que permita a Grecia acceder a la financiación del fondo de rescate europeo y del BCE.
Sin embargo, para dar su visto bueno, la institución que dirige Christine Lagarde reclamaba un esfuerzo mayor en pensiones e IVA. Y la razón se antoja evidente. De no implementarse más medidas, entonces los acreedores tendrían que financiar a Grecia con más dinero. De ahí que el Fondo siempre haya defendido que se aplique una quita a la deuda griega si se pretendían suavizar los ajustes. Aunque claro, esa reestructuración nunca se habría practicado sobre la deuda que mantiene el organismo sito en Washington, que ostenta la condición de acreedor privilegiado.
Merkel exige al Gobierno griego que alcance un acuerdo técnico con la Troika y el Eurogrupo. Sólo entonces se planteará algún tipo de alivio de la deuda dentro de la negociación del nuevo programa de rescate
El FMI ha vuelto a ponerse duro en las negociaciones, y semejantes resistencias han provocado que se convoque de urgencia una reunión para este lunes por la mañana, justo antes de la celebración del Eurogrupo a las 12:30 horas. A este encuentro asistirán el primer ministro griego, Alexis Tsipras, el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, el presidente del BCE, Mario Draghi, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y Christine Lagarde. Según apuntan varias fuentes, el objeto de esta discusión sería intentar convencer al FMI de que acepte la nueva propuesta del Ejecutivo de Syriza. "Para avanzar, necesitamos adultos en la sala", declaró el pasado jueves la directora gerente del Fondo, dejando entrever el mal ambiente que se respira en las discusiones con los griegos después de que éstos tildasen a los responsables del organismo de criminales.
El Gobierno de Syriza confiaba en elevar las negociaciones hasta la mismísima Merkel con la esperanza de que ella les perdonase una parte del ajuste. Sin embargo, en las conversaciones telefónicas que ocurrieron este domingo la canciller emplazó a Tsipras a alcanzar un acuerdo con las instituciones de la Troika y el Eurogrupo, es decir, un acuerdo con los números sobre la mesa precisamente en los dos foros en los que se prodigan los halcones y la cosa se pone siempre un poco más difícil para los representantes helenos.
De modo que eso significa que hay que convencer a Lagarde sí o sí. Tanto Alemania como Francia supeditan la ayuda al respaldo del FMI y, en consecuencia, la reunión cobra una importancia excepcional. Si bien es bastante probable que algunos de los ministros de Finanzas también exijan una vuelta mas de tuerca en el transcurso del Eurogrupo que tendrá lugar a continuación, sobre todo para asegurarse de que no se brinda munición a los movimientos antiausteridad que amenazan con extenderse por Europa.
Grecia ofrece subidas parciales del IVA, un impuesto a las grandes empresas y acabar con las prejubilaciones. Pero se niega a recortar mucho más las pensiones
No obstante, no todo han sido palos para Grecia. También hubo algún caramelo. Según trascendió este domingo, la canciller alemana prometió al primer ministro heleno algún tipo de alivio con la deuda siempre que llegase a la cumbre de jefes de Estado de por la tarde con un acuerdo sellado. Básicamente, por la mañana se tendría que rubricar el paquete de medidas que posibilitaría una prórroga de unos tres meses de financiacion, liberase los 7.200 millones pendientes del último tramo del rescate y diese vía libre al BCE para financiar con menos restricciones a los bancos griegos. Una vez firmado ese acuerdo, a las 19 horas tendría lugar la cumbre de jefe de Estados y de Gobierno en la que se comenzaría a negociar el siguente programa marco de rescate incluyendo algo de reestructuración de la deuda, una concesión que permitiría a Syriza clamar al menos una victoria.
La diferencia entre los acreedores y Grecia se calculaba en unos 2.000 millones de euros, un 1 por ciento del PIB, a lo largo de tres años. Sin embargo, a juicio de los griegos eso implicaba tener que tocar las pensiones y subir el IVA, sobre todo el de la electricidad. En la última propuesta, Syriza ha aceptado subir el IVA de la electricidad al 13 por ciento pero no al 23. Además, elevaría a ese tipo del 13 por ciento el IVA a los hoteles, a las dos grandes islas y algunos productos alimentarios, al tiempo que se conserva un tipo del 6,5 por ciento para algunas excepciones como los medicamentos.
En lo tocante a las pensiones, el Ejecutivo heleno defiende acabar con las prejubilaciones a partir de enero de 2016 y recortar determinados complementos a las prestaciones más altas de los funcionarios. Pero nada más. Y para evitar mayores tajos a las pagas de jubilación barajaría, entre otras medidas, un impuesto a las grandes empresas, un recargo en el IRPF a las rentas medias y altas y un recorte del gasto en defensa, una de las partidas que en comparación con sus pares europeos permanece más alta.
De no suscribirse un consenso, la última oportunidad radicaría en el Consejo Europeo de jefes de Estado y de Gobierno que comienza el próximo jueves. Sólo que para entonces las colas de clientes podrían agolparse a las puertas de los bancos helenos, éstos podrían quedarse sin dinero y Grecia se vería irremisiblemente abocada a imponer un corralito.