La Intervención General de la Administración del Estado del Ministerio de Hacienda reconoce en su avance comentado del presupuesto de gastos correspondiente al mes de agosto que “los pagos acumulados en el capítulo de gastos financieros han ascendido a 20.958 millones de euros (se refiere a los ocho primeros meses del presente año), frente a los 17.760 millones de igual periodo del 2023, con un incremento de 3.197 millones, lo que representa una variación del 18%”. La IGAE destaca que los intereses de la deuda soberana han supuesto un gasto adicional, en relación con el mismo periodo de 2023, de 3.272 millones de euros.
Sólo en el mes de agosto, el incremento del gasto ha supuesto 141,6 millones de euros, que se explica, añade la IGAE, por los mayores pagos derivados de los intereses de las Letras del Tesoro: 144,7 millones de euros. La adquisición de Letras del Tesoro ha sido una constante por parte de los inversores particulares en todo lo que va transcurrido de año, por su atractiva rentabilidad, corto plazo de amortización y nulo riesgo.
De acuerdo con los últimos datos publicados por el Banco de España, la deuda de la Administración Central del Estado ascendía a cierre de la primera mitad del año a 1,47 billones de euros, 71.105 millones más que doce meses antes y casi 137.000 millones por encima del cierre del ejercicio 2022. El problema no es únicamente producto del incesante incremento de la deuda en los últimos años. A finales de 2019, tres meses antes de la irrupción de la pandemia, la deuda del Estado se cifraba en 1,056 billones de euros. Desde entonces ha aumentado en 413.151 millones de euros, ni más ni menos que un 39%. Y tiene visos de que el aumento va a continuar.
Hay otro indicador que también tiene consecuencias graves a la hora de pagar los intereses de la deuda: la evolución de los tipos oficiales. Según los datos de la Dirección General del Tesoro, el tipo de interés medio de la deuda emitida por el Estado era en el mes de septiembre pasado del 2,213%, un nivel muy similar al del año 2019. Es un tipo de interés superior al que se pagaba hace un año: exactamente un 7,37% más. En septiembre de 2023, el tipo medio se situaba en el 2,061%.
Escalada de la deuda
El problema es que no parece haber tocado techo tampoco. Lleva cinco mes consecutivos subiendo y, si se exceptúa el parón del mes de abril de este año, veintiún meses, tras tocar suelo a finales de 2016, en el 1,636%. La diferencia de centésimas o décimas no es insustancial desde el punto de vista numérico. La variación al alza de sólo una décima en el tipo de interés medio de la deuda emitida, por ejemplo, del 2,1% al 2,2%, supone un coste adicional de casi 1.500 millones de euros en un año.
En las últimas subastas celebradas, el Tesoro Público tuvo que pagar entre el 2,59% y el 3,027% para colocar las Letras a doce y nueve meses; entre el 2,28% y el 2,38% por los bonos a tres y cinco años de amortización, y el 3,042% por las obligaciones a diez años, las utilizadas habitualmente para medir la prima de riesgo entre los países. En todos los casos, por encima del tipo medio.
Entre los meses de enero y agosto, según las últimas cifras del Ministerio de Hacienda, España ha pagado en concepto de intereses de la deuda contraída un total de 20.958 millones de euros, un 18% más que los abonados en el mismo periodo de 2023 (17.760 millones).
De mantenerse en lo poco que resta del año el mismo porcentaje de crecimiento, algo que parece normal, el llamado servicio de la deuda tendrá un coste este año para las arcas públicas superior a los 35.000 millones de euros. Eso, sin haber reducido nada el principal de la deuda.
Los intereses de la deuda es el segundo coste en importancia que tienen que asumir los Presupuestos Generales del Estado cada año, por detrás del pago de las pensiones y por delante de las prestaciones por desempleo, sin tener en consideración las transferencias a otras administraciones públicas. En 2023, los intereses de la deuda costaron a las arcas públicas 31.275 millones de euros, un 3,6% más que en el ejercicio previo.