Aileen Lee es una famosa inversora de capital riesgo que en 2013 usó la expresión “start-up unicornio”. Se refería a aquellas empresas tecnológicas que alcanzan un valor de 1.000 millones de dólares sin tener presencia en la bolsa. Desde entonces se ha popularizado el término. Hoy, algunas empresas son grandes cotizadas que en su día fueron unicornios, como Uber o Airbnb. En 2020 había varias empresas españolas con una valoración teórica superior a los 1.000 millones de dólares, pero, al no cotizar en bolsa, no era posible cuantificar si realmente lo valían. Sin embargo, cuando el fondo sueco EQT pagó en septiembre de aquel año 1.300 millones de euros para comprar Idealista, sí que no hubo ninguna duda en que el portal inmobiliario era un unicornio.
La idea de la empresa nace de la mente de Jesús Encinar, que nació en Ávila en 1970 y se educó en un ambiente empresarial, ya que sus padres tenían un pequeño negocio (Hotel Cafetería Encinar). Su ruina, motivada por la competencia desleal del Parador Nacional cercano, pagado con dinero público y al que no le importaba tener pérdidas, no le desanimaron para convertirse años después en emprendedor; y también le volvieron muy receloso hacia el intervencionismo estatal.
Con 17 años se trasladó a la universidad en Madrid y, a pesar de que en su infancia sacaba malas notas en la escuela, acabó la carrera en Icade con el número 1 de su promoción. Ese resultado le animó a hacer un MBA en Harvard (allí en 1995 tuvo su primera cuenta de correo electrónico), tras pasar un tiempo en Londres. Su hermano Fernando, un año mayor que Jesús y que también se había curtido desde niño ayudando en el negocio familiar, estudió derecho; y trabajaba como consultor cuando su hermano le habló del proyecto de montar un agregador de anuncios inmobiliarios.
Jesús volvió de Estados Unidos convencido de que internet era el futuro y, a finales de 1999, tenía claro lo que quería montar. Su inspiración parece que fue una web californiana llamada Rentech. Ofrecía pisos de alquiler y tenía una oficina física donde los clientes podían pagar por el servicio, ya que aún no existía el pago online. Cuando lo contó en la casa familiar, su madre reaccionó con escepticismo: “Cómo vas a montar una empresa. Vaya panda de idealistas. Sí, idealistas punto com.”. Y así, sin querer, dio la idea del nombre. A los dos hermanos se sumó César Oteiza, compañero de universidad de Jesús e íntimo amigo. Los tres constituyeron Idealista el 21 de enero del 2000.
Años después, cuando con 40 años al fin se compró una vivienda y dejó de vivir de alquiler, le preguntaron a Jesús Encinar por qué había tardado tanto. Parecía una contradicción que alguien que hizo su fortuna con el negocio inmobiliario no hubiera invertido antes en un piso, a lo que respondió: "Si hubiese comprado una casa, entonces no podría haber montado Idealista. Habría necesitado ingresos fijos recurrentes y un trabajo fijo en una empresa para que me diesen una hipoteca."
Es decir, que gracias a no tener deudas pudo arriesgarse a emprender en lugar de buscar un buen empleo; algo que, con su currículum, no le hubiera sido muy difícil de encontrar entonces. ¿Tendrá relación el bajo emprendimiento de nuestro país con el alto porcentaje de propietarios de vivienda, que se hipotecan desde jóvenes y de esta forma “atan” sus impulsos emprendedores?
Los inicios de Idealista
Volviendo al tema que nos ocupa, Idealista empezó con 4.300 anuncios en una España en la que apenas cuatro millones de personas pagaban por navegar unos minutos al día por internet. Para los lectores más jóvenes que no lo sepan, por aquella época cada vez que alguien se conectaba era como si hiciera una llamada de teléfono, que entonces además tenía un coste, no existían las tarifas planas. Para colmo, en pocos meses, estalló la burbuja 'punto.com' y una gran sombra se cernía sobre todo el sector. EBay, Amazon, Yahoo… que eran los gigantes de entonces (Google era sólo un proyecto y ni Facebook ni Twitter existían) parecía que no iban a poder sobrevivir. ¿Cómo esperar que lo hiciera Idealista?
Pues lo hizo, y la rudimentaria web de anuncios de venta y alquiler aumentaba en número (en 2001 ya tenían 54.000 con 80.000 usuarios mensuales), en parte por la búsqueda personal de los fundadores llamando a propietarios que se estaban anunciando en carteles para ofrecerles el servicio. Bernardo Hernández, otro castellano que también había sido compañero de universidad de Jesús y que luego fue directivo de Google, también les ayudó en sus comienzos. Con todo, el imprescindible apoyo de capital vino gracias a dos cajas de ahorros, una vasca y otra catalana, que creyeron en el proyecto hasta el punto de ser accionistas.
Idealista empezó a ser rentable (y presumen que nunca han dejado de serlo desde entonces) en enero de 2003, gracias a los pagos de las agencias inmobiliarias por sus anuncios y su publicidad en la web, que siempre ha mantenido su condición de gratuita para los usuarios. Desde ese año empezaron a tener como inversores a fondos de inversión; y en 2015, cuando ya estaba considerado el principal portal inmobiliario español con sucursales en Italia (fundada en 2007) y Portugal (inaugurada en 2014), el fondo de capital riesgo Apax Partners compró el 82,6% de las acciones de la empresa.
Oficialmente, no se dan cifras, aunque se calcula que la operación debió rondar los 200 millones de euros. Los hermanos Encinar y César Oteiza (que en estos años también han impulsado otros negocios, juntos y por separado) se mantienen como accionistas y siguen dirigiendo la compañía. Tras cinco años de socio mayoritario, Apax Partners vendió su participación a EQT, grupo inversor sueco, con un gran beneficio, aprovechando el boom de internet de la pandemia. Pero la estructura directiva sigue siendo la misma y aún se mantiene desde sus inicios: Jesús Encinar como CEO, su hermano Fernando como director de comunicación y marketing, y César Oteiza como director de operaciones. Los últimos tiempos se han caracterizado por la búsqueda de nuevas formas de monetizar una web con tantos usuarios.