"La inflación de los servicios es elevada y es probable que la general continúe por encima del objetivo hasta bien avanzado el próximo año". Con ese mensaje el Banco Central Europeo (BCE) justificó esta semana su decisión de mantener sin variación los tipos de interés, congelando el precio oficial del dinero en el 4,25% en el que lo dejó el pasado mes.
España fue en junio el segundo país de la eurozona con más inflación (3,6%), sólo por detrás de Bélgica. La media de la eurozona se situó más de un punto por debajo, en el 2,5%, aunque aún por encima del objetivo del BCE de situarla en el 2%. Y el foco de preocupación ya no son los alimentos ni la energía, sino los servicios.
En España los servicios (que incluyen paquetes turísticos, vuelos, hoteles y restaurantes, pero también otro tipo de servicios, como los médicos o de seguros) fueron un 3,7% más caros que un año antes. La tasa de inflación lleva anclada en ese nivel dos meses y se espera que siga aumentando hasta situarse por encima del 4% a finales de año.
Las últimas previsiones de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) fijan la inflación en los servicios un mes más en el 3,7% para aumentar al 4% en agosto. En noviembre y diciembre podría alcanzar el 4,1%. Esto contribuirá a que la inflación general cierre el año en el 3,5%, un punto y medio por encima del 2% que busca el BCE.
Inflación superior al 2% hasta verano de 2025
Funcas explica que la tasa general de inflación va a presentar "fuertes altibajos" también debido a "la presencia de importantes efectos escalón en los productos energéticos", que algunos meses serán al alza y otros a la baja, derivados de la elevada volatilidad que sus precios experimentaron el año pasado.
Sin embargo, el BCE pone más el foco en los servicios que en los productos energéticos al estar muy determinada por la recuperación del poder adquisitivo de las familias y el incremento del consumo. Esto acarrea una subida de precios generalmente más 'pegajosa' o persistente.
Miguel Cardoso, economista jefe para España en BBVA Research, explica que este sector es precisamente el que está liderando la recuperación, con un importante aumento en el gasto de turistas extranjeros y cada vez más población que invierte en experiencias. Esto hace que las empresas se sientan más capacitadas para subir precios y recuperar márgenes.
Además, con la disminución de la tasa de paro, los trabajadores demandarán mayores salarios para recuperar parte del poder adquisitivo perdido, lo que a su vez les permitirá gastar más. Finalmente, las empresas prevén un aumento también en los costes no salariales por las subidas en las cotizaciones sociales para pagar las pensiones o por la reducción de la jornada laboral.
Con todo, el economista de BBVA Research advierte que "en el escenario más probable, los precios de los servicios mostrarán una inflación superior a la del resto de componentes durante los próximos años y harán que la convergencia al objetivo sea lenta".
Como la energía, los alimentos empiezan a dar una tregua y Funcas espera que acaben el año con tasas de inflación inferiores al 3%. El Gobierno gastará 5.000 millones de euros este año, 1.000 millones más de lo previsto, en medidas para paliar los efectos de la crisis inflacionista, entre las que destaca la rebaja del IVA a alimentos básicos y al aceite de oliva.
Este año se espera una inflación media de alrededor del 3,2%, cifra que marcará la subida de las pensiones en enero de 2025 y que llevará la pensión media de jubilación al entorno de los 1.500 euros mensuales. En 2025 ya se prevé una media del 2,2% pero no será hasta mediados de dicho año cuando se sitúe en el objetivo del BCE del 2%, según Funcas.