Economía

Del empleo a la delincuencia: verdades y mentiras sobre los inmigrantes en España

Un amplio informe de Freemarket desgrana el papel económico de la inmigración y aporta propuestas para el debate

  • Un albañil de origen extanjero, en una obra de Madrid. -

La llegada de cientos de personas en cayucos a Canarias esta Navidad intensifica las alarmas sobre el drama migratorio. 2024 se cierra con la llegada a las islas de más de 45.000 migrantes irregulares, según el balance presentado este jueves por el Gobierno canario. Las cifras contribuyen a calentar aún más el debate sobre la inmigración en España. En este contexto, resultan más que esclarecedores informes como el elaborado por Freemarket Corporate Intelligence.

El 'think tank' que preside Lorenzo Bernaldo de Quirós acaba de difundir un amplio estudio que repasa la contribución socio económica de los inmigrantes en nuestro país. Bajo el título 'Repensar la inmigración', Freemarket clarifica con cifras lo que suma y lo que resta un fenómeno que empezó a cobrar fuerza con el último 'boom' económico del ladrillo. 

El balance es claramente positivo, razón por la cual el 'think tank' plantea una serie de medidas para abordar el desafío. "Es preciso realizar un análisis frío y racional de la situación de la inmigración en España", señala el informe, "con la finalidad de obtener los máximos beneficios potenciales y minimizar sus costes". Estas son algunas de las cuestiones abordadas y de las propuestas planteadas.

¿Hay muchos inmigrantes en España?

España es el segundo país de la UE que más inmigrantes recibe, si se miden los flujos de entrada en relación con la población del país. El primero es Irlanda. Por detrás se sitúan cerca Alemania Países Bajos; y a más distancia, Suecia, Portugal e Italia. Según el Instituto Nacional de Estadística, el número de personas nacidas en nuestro país está estancado, e incluso comienza a remitir ligeramente. Por el contrario, la cifra de extranjeros residentes está creciendo en torno al 1,5%.

Por país de nacimiento, Marruecos es el que aporta más población extranjera, seguida de Colombia, Rumanía y Venezuela. Por edad, el 50% de los inmigrantes tienen entre 15 y 29 años. El 13,5% tienen más de 45; y el 16%, menos de 15.  Y por destino geográfico, Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía son las regiones que concentran más ciudadanos procedentes de otros países. 

¿Cómo se reparte el empleo?

La tasa de actividad de los extranjeros y de los nativos españoles permite sacar conclusiones claras. Ese indicador cuantifica las personas en edad de trabajar que ya lo hacen o quieren hacerlo. Ronda el 70% en el caso de los primeros y cae hasta el 56,6% con los segundos. "Esto es ilustrativo porque, a diferencia de lo sostenido o creído por la sabiduría convencional, muestra que la inmensa mayoría de los inmigrantes vienen a España con ánimo de trabajar", explica el equipo de Freemarket. "Esto es, para lograr una vida mejor para ellos y para sus familias. Se trata pues de una inmigración cuyo principal 'leitmotiv' es de naturaleza económica".

Dentro de la población hay un 51,09% de los españoles en edad de trabajar que, efectivamente, trabajan. En el caso de la población extranjera, ese porcentaje es significativamente mayor (57,06%), casi seis puntos por encima. Según el informe, esa brecha obedece a tres principales motivos. Uno: muchos españoles de más de 16 estudian y no trabajan. Dos: un sector amplio de los mayores de 55 años está prejubilado. Y tres: otros están desempleados o en una situación de incapacidad. "En todas esas categorías de individuos no activos tanto en términos absolutos como relativos, la posición de los nativos es ampliamente mayoritaria. Es decir, los inmigrantes tienen una mayor tasa de actividad y de empleo que los españoles".

¿Los inmigrantes se quedan con empleos?

La respuesta es afirmativa y la explicación es simple: la mano de obra extranjera trabaja en puestos que los nativos rechazan. Hay datos significativos. "Los trabajos desempeñados por los inmigrantes hace 10 años son prácticamente los mismos salvo que el porcentaje de su presencia en ellos se ha incrementado", señalan los economistas de Freemarket. 

Los casos más evidentes son los de las limpiadoras o los albañiles. Las primeras representaban el 20,7% de la mano de obra en esa profesión en 2013. Una década después, el porcentaje se ha duplicado (41,1%). Los inmigrantes representaban el 25,8% de la mano de obra en la construcción hace diez años y hoy rozan el 43%. El comportamiento es similar en el caso de los peones de construcción o los cuidadores personales.

Además de quedarse con los trabajos que desdeñan los nativos, los trabajadores que llegan de fuera están dispuestos a sacrificar sueldo con tal de tener una ocupación. En promedio, un empleado español percibe una remuneración salarial media un 27% más elevada que uno foráneo.

¿Los extranjeros fagocitan las ayudas públicas?

"Existe una especie de verdad popular que alimenta una creciente hostilidad a la inmigración en extensos sectores de la sociedad española; a saber, los extranjeros o, un volumen significativo de ellos, vienen a España atraídos por las generosas prestaciones que les ofrece el Estado del Bienestar", recuerda el 'paper' de Freemarket. "Este efecto llamada es un poderoso incentivo para los buscadores de rentas y, por tanto, para quienes no contribuyen a crear riqueza sino a consumir bienes y servicios públicos financiados por los nativos". 

De nuevo, los datos inclinan la balanza hacia los no nacidos en España. En términos relativos, los nativos perciben más ayudas que los foráneos. La ratio de hogares que disponen de ayudas frente a las que no reciben es del 1,49% en el caso de los hogares exclusivamente españoles, frente al 1,04% de las familias constituidas por extranjeros. La ratio es similar si se miden las ayudas por persona, en vez de por hogar (1,14% frente al 1,02%). 

Freemarket aporta una posible explicación: "Seguramente la diferencia entre uno y otro indicador se justifica porque los hogares de inmigrantes están compuestos habitualmente por más personas y más jóvenes que los españoles".

¿Hay más delincuencia entre la población extranjera?

En términos absolutos, los españoles cometen más delitos. Este hecho, sin embargo, es lógico, habida cuenta de que la población nativa es muy superior (unos 42 millones frente a 5,5 millones). En términos relativos, sin embargo, el nivel de delincuencia es superior entre los foráneos.

"El porcentaje de delitos por habitante español es de 0,75%, mientras el de los extranjeros del 1,97%. En el primer caso la estadística está alineada con la media europea, en el segundo caso la supera muy ampliamente", señala el informe. 

¿Qué aporta la inmigración al PIB?

Según Freemarket, el cambio demográfico propiciado por la inmigración fue fundamental en el despegue económico de principios de siglo. El crecimiento medio anual del PIB español ronda el 3,5% y la causa principal es la potente generación de empleo. Entre 2001 y 2008, se crearon 4,7 millones de puestos de trabajo, equivalentes al 31% de todo el empleo generado en la UE. 

"La creación de empleo se apoyó de manera sustancial en la incorporación al mercado de trabajo español de 2,5 millones de ocupados extranjeros", precisa el informe. Prácticamente, 5 de cada 10 nuevos empleos fueron ocupados por trabajadores foráneos. Aquel fue el inicio de una tendencia que ha permitido corregir algunos desequilibrios de la economía española. 

"La contribución de la inmigración a la economía española genera un nuevo efecto de producción directo en los sectores que la proveen y, una vez más también de modo indirecto, en toda la economía", concluye el equipo de Freemarket. Y añade: "el impacto de la inmigración en el crecimiento del PIB de España ha sido significativo en los últimos años. Los inmigrantes han contribuido de manera directa e indirecta al crecimiento económico al reforzar la población activa, cubrir déficits en sectores clave como la hostelería y la agricultura, y aumentar la demanda interna".

¿Cómo se puede regular la inmigración?

El informe promovido por Lorenzo Bernaldo de Quirós aporta una serie de propuestas para mejorar la política de inmigración. De entrada, advierte que "tanto una estrategia de inmigración cero como de puertas abiertas no son realistas y, además, producirían efectos indeseados e indeseables". A continuación, invita al debate con soluciones como estas.

1. Implantar programas de “trabajadores invitados”. Se trata de permitir el trabajo temporal de extranjeros en el país de acogida, fundamentalmente, en ocupaciones para las que la oferta local de mano de obra es inexistente o insuficiente. Estos regresan a sus países de origen una vez finalizado su contrato. "Contribuyen a reducir la inmigración ilegal de dos maneras: primero, quienes obtienen visas tienen menos incentivos a entrar de forma irregular; segundo, quienes no las consiguen de manera inmediata tienen perspectivas razonables de lograrlas en el futuro si deciden no ingresar ilegalmente".

2. Desincentivar a los "buscadores de rentas". "Es básico no convertir el Estado de acogida en un lugar atractivo para personas que no desean trabajar y no tienen intención o capacidad de valerse por sí mismas", plantean desde Freemarket. Por eso, proponen establecer requisitos estrictos y sanciones efectivas a los inmigrantes que en un tiempo determinado no hayan conseguido mantenerse por sí mismos".

3. Atraer talento del exterior. Una estrategia de inmigración inteligente ha de estar también orientada a atraer personas con un alto nivel de formación. Esta estrategia conlleva beneficios. Por ejemplo, los profesionales mejor formados tienen mayores salarios y, por tanto, pagan más impuestos, porque. "Además, la experiencia muestra que contribuyen a mejorar las habilidades y capacidades de los nativos con los que trabajan aumentando parece más probable que mejoren las habilidades de los nativos".

4. Más capacidad para CCAA y ayuntamientos en el ámbito de la inmigración. "Un sistema descentralizado en este campo permitiría a las autoridades autonómicas o locales abordar los desafíos a los que se enfrentan sus territorios sin que esos problemas se conviertan en crisis nacionales". Freemarket recuerda el ejemplo de Canadá, que tenido éxito durante muchos años con políticas de descentralización.

5. El informe concluye con los autores denominan "una alternativa no convencional, más efectiva y políticamente incorrecta". Está basada en la propuesta del Premio Nobel de Economía Gary S. Becker y consiste en la concesión de un permiso de residencia, a cambio del pago de una tarifa. La comisión de cualquier delito conllevaría la expulsión y la imposibilidad de recuperar la tarifa satisfecha para trabajar en el país anfitrión. 

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