El sábado 7 de diciembre, una Francia en declive se dispuso a asombrar al mundo con el último destello de su vieja “grandeur”. Todos los ojos pendientes de París. Aquella tarde lluviosa el mundo civilizado asistía a la reapertura de Notre-Dame. Los ojos de los reyes y jefes de Estado que allí se dieron cita estaban, sin embargo, pendientes de un solo hombre, todas las miradas, todos los gestos, concentrados en el protagonista del momento, la personalidad del año, el presidente número 47 de los Estados Unidos de América, el tipo fanfarrón y maleducado por quien meses antes nadie hubiera dado un duro, pero al que un pobre Emmanuel Macron no perdía de vista, siempre a su lado como una garrapata, como si pretendiera absorber parte del aura, del poder magnético que exhala este personaje indescriptible al que hace unas semanas la mayoría de los reunidos consideraba un mero paria. Hace cuatro años, 6 de enero de 2021, las cancillerías de todo el mundo y los grandes “Media” dieron a Donald Trump por amortizado cuando sus partidarios invadieron el Capitolio. Pocos repararon entonces en que el hombre del pelo naranja había logrado 11 millones más de votos que en 2016 y que el trumpismo estaba lejos de haber colapsado. El fenómeno seguía vivo porque los problemas que lo habían catapultado al estrellato -el empobrecimiento de amplias capas de clase media y trabajadora por la globalización; la inmigración masiva y su correlato de inseguridad; la mengua de libertades provocada por los excesos del movimiento woke; el insultante divismo de las elites demócratas (léase socialistas), la crisis de autoridad, etc., etc.-, no solo no se habían resuelto sino que se habían exacerbado.
A punto de inaugurar el año 25 del siglo, el escenario geopolítico mundial está presidido por la vuelta de Trump al puente de mando del país más poderoso del mundo, la consolidación en Argentina de un terremoto llamado Javier Milei, el éxito indiscutible de Giorgia Meloni en Italia, la transformación de Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen en el primer partido de Francia, la eclosión de AfD en Alemania, la reelección de Viktor Orbán en Hungría, la popularidad de Nayib Bukele en El Salvador, la victoria de los demócratas de Suecia, la de Geert Wilders en Holanda, pero también el descrédito absoluto del empleado de Rothschild en Francia, la salida por el desagüe de Olaf Scholz en Alemania, el viaje a los infiernos de Keir Starmer, en apenas seis meses, en Gran Bretaña… La derecha conservadora renace de sus cenizas mientras los restos del socialismo se baten en retirada. En todas partes, menos en España, convertida en la gran anomalía de Europa, un país varado en mitad de ninguna parte, con un Gobierno social comunista a quien sostienen en puro y medieval chantaje los enemigos de la nación de ciudadanos libres e iguales, al frente del cual figura un buscavidas, un “good for nothing” sobrado de morro y vocacionalmente emparentado con los peores autócratas del momento (Putin, Erdogan, Modi y demás enemigos de la libertad).
La derecha conservadora renace de sus cenizas mientras los restos del socialismo se baten en retirada. En todas partes, menos en España, convertida en la gran anomalía de Europa, un país varado en mitad de ninguna parte
Este es el escenario al que apunta nuestro pequeño mundo en los albores de un año cargado de negros presagios para los demócratas españoles, con escasas esperanzas de cambio porque las aves de rapiña que lo sostienen no van a dejar escapar tan apetitosa presa, lejos España del resplandor del cambio que se esta operando a nivel mundial, mutación que, quiéranlo o niéguenlo unos u otros, terminará sin la menor duda por afectarnos. Una revolución conservadora está en marcha, con el 20 de enero como el gran día de su cita con la historia. Es el deseo de los pueblos de recuperar su soberanía, de conservar su identidad frente a las migraciones masivas, de proteger su modelo social frente a la apisonadora de la globalización, de acabar con el diktat de esas elites de izquierdas que se han hecho dueñas de un poder desde el que miran al hombre corriente por encima del hombro. Es el final del wokismo, un movimiento que, en el fondo y so capa de progresismo, no es más que un esquema de control social a gran escala destinado a segmentar la sociedad según el origen, el color o el género, en manos de una tribu dispuesta a establecer una verdadera policía del pensamiento. Pero la vuelta de Trump al trono de Washington apunta a un movimiento de mayor calado y envergadura estratégica, casi una revolución cuyo éxito podría terminar ejerciendo una influencia decisiva en el devenir de la política mundial: la transformación en profundidad de la tecnoestructura administrativa y jurídica norteamericana.
Poner fin al “Estado profundo”, siguiendo el eje argumental del libro convertido en biblia del trumpismo: “Dawn's Early Light: Taking Back Washington to Save America”, del que es autor Kevin Roberts, presidente de la Heritage Foundation, el influyente think-thank conservador, que ha prologado el nuevo vicepresidente de los Estados Unidos, JD Vance, relato llamado a marcar la agenda del segundo mandato de Trump. Roberts propone nada menos que una “segunda revolución estadounidense” a los votantes deseosos de devolver el poder al pueblo. “Elites globales: vuestro tiempo se acabó”, se puede leer en la solapa de una obra que identifica sin ambages una serie de instituciones que la nueva Administración debería recuperar o simplemente destruir por ser “demasiado corruptas para ser salvadas”: las famosas universidades de la Ivy League, el FBI, el New York Times, el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, el Departamento de Educación, el poderoso fondo BlackRock del melífluo Larry Fink (presente en el capital de la mayoría de las empresas españolas del Ibex 35), la Fundación Bill y Melinda Gates, el National Endowment for Democracy, entre otras. “Todas estas instituciones necesitan ser disueltas si se quiere transmitir el estilo de vida americano a las generaciones futuras. La buena noticia es que vamos a ganar. Esas elites están tan ebrias de poder que no se dan cuenta de que el suelo se está moviendo bajo sus pies”. Se trata de arrinconar a la clase burocrática y financiera que ha dominado la vida política estadounidense -y mundial- desde los años ochenta del siglo pasado. Lo enunció hace tiempo uno de los grandes teóricos de la sociología moderna, el italiano Wilfredo Pareto, para quien “la historia es un cementerio de elites; una sucesión de minorías privilegiadas que se forman, luchan, llegan al poder y se benefician de él para luego declinar y ser reemplazadas por otras minorías”.
Una “revolución estadounidense” llamada a tener un enorme impacto en el futuro de las democracias occidentales en caso de éxito. Pero, tanto o más importante para los españoles que el devenir de la segunda legislatura Trump, es la consolidación en Argentina del proyecto libertario que lidera Javier Milei. He ahí un hombre empeñado, a la manera de Trump, en “Hacer grande a Argentina otra vez”. A diferencia de Trump, sin embargo, Milei es partidario del libre comercio y poco o nada interesado en el debate sobre la inmigración. No estamos ante un conservador, sino ante un tipo capaz de llamar “hijos de puta” a los periodistas y de hablar a los argentinos como a adultos, un “outsider” que no vende milongas, que dice verdad: “No podemos pagarles, no tenemos dinero, la caja está vacía, el gasto público aumentó del 24% al 43% del PIB en catorce años, y la Argentina está en quiebra”, capaz incluso de pedir sacrificios a los más pobres –que también son su base electoral– y decirles que les aguardan días de grandes sacrificios en espera de tiempos mejores. Algo inaudito desde los tiempos de Margaret Thatcher, otra de sus ídolos. Su revolución está en marcha: ha despedido a 30.000 funcionarios, abolido una docena de ministerios, eliminado la indexación de las pensiones a la inflación, reducido paguitas en Educación y ayudas a jubilados y a comedores públicos. Cinturón de hierro para todos. El primer año de Milei en la Casa Rosada lleva el aroma del éxito. Una inflación anualizada del 200% ha caído al 2,43% el pasado noviembre, resultado de un ajuste de caballo cuya contraparte es el aumento temporal del número de argentinos por debajo del umbral de pobreza, paso imprescindible para que la economía empiece a crecer. La inflación, la calamidad de los más pobres, parece encarrilada. La recesión ha pasado, ahora queda convencer a los inversores para que vuelvan a confiar en Argentina. La esperanza es enorme para un país devastado por ochenta años de proteccionismo, violencia y corrupción. Y qué duda cabe de que el acierto de Milei supondría la reafirmación de la ortodoxia económica, el renacer de la maltrecha democracia liberal y su triunfo sobre el infecto socialismo.
El primer año de Milei en la Casa Rosada lleva el aroma del éxito. Una inflación anualizada del 200% ha caído al 2,43% el pasado noviembre, resultado de un ajuste de caballo
Un 20 de enero, pues, convertido no solo en el arranque de la segunda legislatura Trump, sino, quizás, en el principio de una nueva era para el mundo occidental, con la Unión Europea, y naturalmente España, en fuera de juego. Más allá de sus obvias implicaciones económicas, la vuelta de Trump supone un reto de dimensión histórica para una Unión forzada a reinventarse y a entronizar de nuevo los valores que hicieron grande al viejo continente. Una UE mayoritariamente de derechas obligada a plantear con toda crudeza, si es que queda alguna derecha decente en Europa, la batalla cultural a una izquierda que se ha hecho fuerte en las instituciones comunitarias, obligada a defender un modelo de sociedad donde la igualdad no se mida por el color de la piel, sino por el mérito, el esfuerzo; una sociedad que, parodiando a Tocqueville, prefiera la desigualdad en libertad a la igualdad en la servidumbre.
Un año que se presenta tan prometedor, esplendoroso incluso, desde el punto de vista de lo que ocurre fuera como deprimente desde la perspectiva española. España como excepción. España como anomalía. No venían a acabar con la corrupción, sino a hacerse con el poder y a permanecer en él el tiempo necesario para enriquecerse. Alguien ha escrito en X estos días que Sánchez “es un nómada de las estepas que se encontró las puertas de la ciudad abiertas y se instaló en el trono, mientras los restos de la sociedad civil y las escasas elites que restan en España optaron por no complicarse la vida en tanto en cuanto pudieran seguir yendo a Baqueira”. El grado de vergüenza colectiva ha llegado al punto de imaginar al felón el pasado viernes 20 de diciembre en el Sofitel de Bruselas, mano sobre mano, sin nada que hacer, sin agenda, simplemente esperando una llamada de Puigdemont. El presidente del Gobierno de España mendigando una foto con un prófugo cuyos votos necesita para sobrevivir. El huido volvió a despreciarle. Un tipo que se rinde ante un vivo y se crece ante un muerto (de hace 50 años). Una indignidad que nos contamina al tiempo que nos interpela. Ni un español sin culpa. Porque los males no proceden del comportamiento de un “grupo exiguo” (Rafael Jiménez Asensio en su “Juan Valera. El liberalismo político en la España de los turrones”), no es responsabilidad exclusiva de Sánchez y su banda, sino resultado de una sociedad “anémica, débil e inconsistente”, capaz de aceptar el sofisma, en palabras de Valera, de que “todos son buenos menos un puñado de hombres que tienen embaucados y supeditados a los demás”. Vale también la cita de ese curioso cronista, mentado también por RJA, que fue Serafín Estébanez y sus “Crónicas andaluzas”: “El gobierno que promete, seduce; el que da, corrompe; si amenaza, es tirano; si atropella, esclaviza, quien tal hace no merece el poder; el pueblo que lo sufre no merece ser libre”. ¿Merecemos ser libres los españoles? Obligados, por eso, a plantearnos una nueva “revolución española” a la manera de Trump, una revolución democrática que mande al cubo de la basura las leyes, reglamentos e imposiciones de este maldito Gobierno; obligados a refundar una nueva legalidad democrática capaz de unir a los españoles en empeño colectivo similar al que alumbró la Constitución del 78. Barrer con la mafia sanchista y mandar al guano su pequeño mundo de rapiña. Un gran envite para una oposición dormida y una obligación moral para lo que quede de salvable, a derecha e izquierda, en este país llamado España.
Todo lo mejor en 2025 para los lectores de Vozpópuli.
emiliogomez1980
29/12/2024 08:27
Best wishes
marqueslinchado
Fallera, no dices más que tonterías.
DDT
Son consecuencias de las políticas de la izquierda, de casualidad tienen poco. La gente está harta en toda Europa. Iros acostumbrando a que la gente reaccione a "casos aislados" y a que destruyan su país y cultura. No somos pueblos de Africa, hemos sido potencias y seguiremos siendo
Derry
29/12/2024 09:09
Amén, Sr. Cacho! Feliz año 2025 para la gente de bien, para los buenos. Para los otros, los malos, sangre, sudor y lágrimas.
John Wayne
29/12/2024 09:09
Gracias por su artículo proVOX, pero no debería hablar de izquierdas y derechas, sino de globalistas y patriotas.
Talleyrand
29/12/2024 09:11
Así todos fuimos socialdemócratas (como mínimo) alguna vez. Era el liberalismo con el algodón de azúcar para endulzar ese mal aspecto de la revolución industrial que podíamos leer en Dickens, Hugo, Zola… Nos engañaron con el tiempo y aquello se convirtió en correa de transmisión de ideologías interesadas en el poder y solo el poder siguiendo a Laclau el argentino responsable del peronismo Kirschnerista. Separaron a los ciudadanos en pro y anti. Feministas vs machistas, ecologistas vs negacionistas del cambio, wokes contra dictadores del sexo…. Y destruyeron nuestra sociedad mientras nos robaban y se gastaban el presupuesto público en fiestas, pisos y fulanas. En eso ha acabado en España el socialismo : aclamación de delincuentes juzgados y robo sin decoro. Efectivamente a España ya no la reconoce. I la madre que la pario: Gerona mas de la mitad de nacimientos son de insmigrantes musulmanes. Los españoles son culpables, por supuesto. De alienación, de cobardía, del yo voy bien, de no querer saber más (el viejo come y calla) y de dejarse seducir por banderas falsarías mientras sus hijos tienen que emigrar fuera de aquí. El nacionalismo trincones de ciu y el pnv adornado con los apoyos de la ultraizquierda de pce, psicosocial, podemos y sumar se ha visto premiado con el psoe de sanchez y todos los demás. La oposición muy bien gracias . Haciendo sus cálculos electorales y colocando a sus fieles en una administración impagable. Algún problema? Cuando caiga la Comision Europe a de Von der Layen, asalariada de Soros y las élites globalistas Sanchez querrá dar un giro de 180:grados. Habrá vuelto a cambiar de opinión porque solo le interesa el poder, el poder absoluto y la corrupción absoluta. La Constitución es ya papel mojado como la mayoría de las instituciones. Lo vemos en el estado pero también en las autonomías como la valenciana. Todo es un tinglado incompetente con apesebrados de los partidos. Cuando llega un desastre sale todo a la luz y tienen que ser los ciudadanos los que salven a los ciudadanos. Los impuestos son para ellos, los plutócratas que nos dirigen y controlan. No es país para gente libre. País para callar y comer, mientras se pueda , que es incapaz de resolver sus grandes problemas. Ahora que el dictador celebrará la muerte de Franco, no seamos tímidos y comparemos las dos dictaduras. Cual preferís? Evidentemente hemos ido para atrás, incluso en libertades.
Pelosi
29/12/2024 09:50
Tres precauciones si queremos que España salga adelante: Primera: Ojo al recuento en las elecciones; Indra, Correos e Interior tienen comisarios políticos que se encargarán de que los resultados sean los que convienen al Felón y su Banda. Hay que neutralizarles. Segunda: estamos inmersos en un proceso de conversión revolucionaria de nuestro sistema democrático hacia un chavismo a la europea apoyado desde Bruselas por burócratas globalistas a los que hay que reconocer y neutralizar Tercera: no confiemos en nuestras patéticas élites: la económica ya está perfectamente integrada, salvo excepciones, en el Sanchismo y la cultural, patética, se integra con quien les financia. No se puede contar con las “élites” para volver a una democracia homologable. Cuarta: los aliados del Felón son fanáticos delincuentes dispuestos a todo para mantenerse en el poder por lo que episodios violentos no son descartables en el proceso. El Felón también hará lo imposible (ilegal) por no perder el poder porque probablemente le significaría una larga temporada en la cárcel.
blancoyvalle
29/12/2024 09:51
Buenos días ,lo tenemos muy complicado en Expaña ,hay muchísima gente que vive muy muy bien ,sectores que tienen unos privilegios impresionantes ,muchísima gente viviendo del tetu de las administraciones ,chiringuitos ,asociaciones ,gente que entra en empresas públicas puestos a "dedo",luego venden la moto de que se va a trabajar menos ganando lo mismo .....cuando esas subidas de coste empresariales las vamos a pagar todos en subidas más de precios ..,...jubilados encantados con las subidas de la pensión ...etc etc etc ....yo vengo diciendo hace años ,que Expaña traga todo ,solo una gran crisis económica lo puede echar del gobierno ,si no tenemos Sánchez para 10 o 15 años más ..... Feliz año a todos
nikol_s
29/12/2024 10:14
pura bilis la que ud destila, Don jesús, en su homilía dominical tenga cuidado de no morderse la lengua, podría envenenarse
jopetas
29/12/2024 10:44
Pues yo voy a ser pesimista. Para que venga un Milei, España tendrá que argentinizarse más aún. Si allí han tardado muchas décadas, aquí tardaremos mucho más. Quizás el nido de burócratas que manda en Europa no lo consienta; o sí, y nos argentinicemos todos. Por otro lado maneja datos obsoletos de la pobreza en Argentina. De hecho ya ha bajado apreciablemente la pobreza y la miseria. No somos conscientes de la importacia de que Milei triunfe para la democracia en Hispanoamérica. Aunque hay dictadores por allí (amiguitos de nuestros dirigientes) a los que les da igual perder sus propias elecciones, ni se inmutan. Por otro lado, prueben a preguntar a un ciudadano cualquiera ¿quién gobierna en Europa? Se sorprenderán.
esnalar
29/12/2024 10:55
Jajajaja,,,,, es todo un espectáculo contemplar la cara de desprecio que le dedica Trump a un decrépito personaje que no lo quieren ni fuera ni en casa. Y estará pensando cuantas hostias le tendrá que dar en el primer año que lo va a tener que aguantar.
lareforma2024
29/12/2024 11:14
Me temo que en España solo el colapso económico producirá cambios, si no estructurales, al menos notables. Y aunque los cambios son deseables, no lo es el colapso económico. La URSS se desmoronó por colapso económico, al igual que el peronismo. Saludos.
ElBolar
29/12/2024 11:59
Como de costumbre, agudo reflejo del panorama internacional y español. Qué pena de dirigentes y del rebaño que los ampara.
fede_merino
29/12/2024 13:00
Un artículo de más de dos mil palabras, haciendo referencia a Trump, Milei, Meloni, Le Pen, Orbán, Wilders y Bukele, pero que omite mencionar el nombre del homólogo español más próximo ideológicamente a esos políticos de la derecha conservadora internacional que ya han logrado vencer a la progredumbre globalista. Todo un artista del ocultismo/funambulismo, este Cacho.
XaviLopez
Quizás Vozpopuli no se ha desplazado hacia la derecha. Quizás es que tu te has desplazado a la izquierda y ves a Vozpopuli más lejos a tu derecha que antes… Creo que hay cosas que antes considerabamos normales que ahora nos parecen de extrema extremisima derecha. Por eso digo que yo creo que es que muchos se han desplazado a la izquierda y han normalizado cosas como la okupación, la inmigración ilegal, que se te considere de un sexo simplemente porque dices que perteneces a él, la diferencia de castigo según el sexo de quien cometa el delito, la falta de respeto a las instituciones…
JaimeRuiz
29/12/2024 13:07
Para echar a Sánchez hay que echar a Feijóo y a Abascal, y como nadie se atreve a echarlos dentro de sus partidos habrá que pensar en crear otro, porque el nicho de mercado existe y cada vez hay más gente que entiende que no se puede seguir gastando a espuertas ni complaciendo a la UGT ni prometiendo reducciones de jornada, pero esos partidos no están, hay que ver el discurso de Feijóo en el que tácitamente desiste de hacer caer a Sánchez y más bien calla con la última campaña del hampa contra los jueces (apenas vi el titular de Xavier Vidal-Foch en el diario narcocomunista, hasta Diosdado Cabello tendría vergüenza). De esa oposición mezquina y frívola no hay que esperar nada, pero sí de Estados Unidos e Israel, que podrán contar muchas cosas del régimen y quién sabe si no llamar a rendir cuentas a Baltasar Garzón o José Luis Rodríguez (no el de Berlanga sino uno peor). Es la única esperanza, porque con esos partidos no sólo es que Sánchez pueda quedarse hasta 2027, sino incluso ganar de nuevo (el PP no ganó las elecciones porque no se elige al primer partido sino a unos parlamentarios, la mayoría de los cuales apoyaron a Sánchez, sin que se pueda decir que traicionaran a sus votantes). "Corrupción" es una palabra complicada, la gente piensa que son sólo las mordidas, sisas y demás maquinaciones de los políticos, pero "corrupción" es lo que hacen los tiranos con sus gentes, hoy convencidas de que se puede hacer huelga de inquilinos y así ahorrarse un gasto o bien okupar las viviendas ajenas sin que se considere un crimen. Los rateros que "gobiernan" hacen lo que quisiera hacer la masa indolente y tatuada, a la que halaga vociferar en los cinco minutos de odio contra el dictador al que amaron sus abuelos.
giledu
29/12/2024 13:10
Es desesperanzador el futuro que, sin duda, nos espera gracias a la sociedad civil acomodaticia y/o cómplice y a una ciudadanía que tras los pactos de la Moncloa ha ido deteriorándose en su capacidad crítica, su cultura, su educación y civismo. Ya no hay vuelta atrás porque hemos pasado el punto de inflexión y todas las instituciones están carcomidas por la moral y la podredumbre ideológica. Demasiado personal viviendo de una economía dopada que permite la cervecita de la una mientras nos roban el futuro. El futuro y el dinero, que se lo llevan a manos llenas ya sin tapujos, con lo que antes se llamaba corrupción y ahora es un robo descarado. Y en estas estamos. Con miles de puestos de representación de una España que se hunde. El símbolo patrio ahora es un Iceta en la UNESCO. ¡En la UNESCO! Y con esto ya todo sobra. Feliz 2025, el que pueda.
Dr. Who
De guardia en el gabinete de hoolilgans subvencionado de Moncloa, gañán?
velociraptor
Si hay alguien q genera extrema derecha o lo algunos así lo hace llamar, es lo absurdo d la política española, como la okupación. Lo comprenderá cuando llegue a su casa y encuentre gente dentro para quedase, mientras usted se tiene q ir y seguir pagándo la hipoteca, la luz, todo y otro piso al q ir
natalialambny
29/12/2024 14:18
Y,por si fueran pocos los males y excepcionalidades, en lugar de Meloni,Orban,Milei ó Trump, hemos puesto a un "Abascal", y sus muñecos, a okupar la puerta de salida. Así que, en lugar de al 25 habrá que esperar a que la internacionalidad nos llueva, ,con suerte, en el 36. Entre tanto, mejor emigrar,por si se nos contagia algo,además de para evitar financiar el estado de cosas con lo que nos roban.
frcambron
29/12/2024 15:47
Cuando no tienen nada que ofrecer a los ciudadanos, se inventan enemigos ficticios y conspiraciones, la fachosfera, los jueces fachas, Díaz Ayuso, todo para mantener a este yonki del poder, narcisista. Por extraño que parezca en este país, todavía hay quien compra esos argumentos averiados, igual que la dictadura de Franco y la división entre izquierda buena y derecha mala y mientras el gobierno Zombie, bailando en el alambre al son que le tocan sus socios, con un calendario judicial bastante apretado, la conjura judicial de la ultraderecha (con Franco era la judeomsónica). Pero lo verdaderamente importante es la economía, son las cuentas, es la balanza de pagos. Una economía demasiado dependiente del gasto público, con una administración desmesurada, elefantiásica, en la que todos quieren pastar. Si no acaban con esta pesadilla, los socios o los tribunales, lo hará la economía y entonces los roedores abandonarán el barco, como el capitán Zapatero.
reefcozumel
29/12/2024 16:27
Feliz Navidad y Feliz 2025 a todos los hombres de buena voluntad. Mi ultimo y único post de este año próximo:; PP y PSOE son lo mismo, hasta que la sociedad no lo asuma, que solo hay o globalistas o patriotas españoles (los periféricos están apoyados financiera y económicamente por los globalistas) este país no tendrá remedio. El PP es tan responsable como la psoe y no es solución de nada, al contrario, son la peor oposición del mundo (miren Extremadura, CyLeon, Baleares y el separatismo del PP de Prohens... mas el fraude de Ayuso en Madrid); solo hay una derecha real, esa que está silenciada por todos los medios que ha citado Jesús Cacho, donde controlan el 35% del IBEX y todos los medios salvo 3 canales de RRSS y YouTube. Me despido de todos, por salud mental, llevamos 6 años con la misma historia y cada vez peor