Los clubes de fútbol italianos estiman que dejarán de ingresar unos 700 millones de euros tras aprobar en el Consejo de Ministros la prohibición de que las casas de apuestas se publiciten en cualquiera de sus formas. Esta norma también puede afectar al mercado español. En nuestro país, la ley que regula el juego fue aprobada en 2011 y no prohíbe la publicidad de operadores de juego, siendo habitual ver sus anuncios en programas deportivos o durante los espacios publicitarios.
Según datos de la Dirección General de Ordenación del Juego, el gasto en promoción de estas compañías fue de más de 221 millones de euros en 2017, un 3% menos que en 2016 cuando el gasto se situó en los 226 millones.
El veto, que entrará en vigor el 1 de enero de 2019 en Italia, mantendrá los contratos firmados hasta el momento pero no será posible crear nuevos patrocinios. Esta medida se enmarca dentro del Decreto de la dignidad, uno de los paquetes de medidas sociales que anunció el Gobierno a principios de 2018 con el que se imponen sanciones a las empresas que deslocalicen su actividad fuera del país transalpino.
Por su parte, la entidad encargada de dirigir la primera división italiana (la Serie A) ha emitido un comunicado en el que expresa su “extrema preocupación” por esta falta de ingresos que pone en desventaja a los equipos de esta competición respecto a otros clubes europeos que recibirán ese dinero. En esta competición, 12 de los 20 equipos que la conforman tienen contratos con casas de apuestas, entre ellos algunos de los que participan en competiciones europeas como es el caso de la Juventus de Turín, el AC Milan o la AS Roma.
El viceprimer ministro, Luigi Di Maio, del Movimiento Cinco Estrellas, promulgó este decreto con el fin de luchar contra la ludopatía: “Creo que esta es una industria que se ha vuelto demasiado grande a costa de la salud y la dignidad de la gente: vamos a reducirla”, aseguró.
El Ejecutivo italiano pretende que esta norma se extienda al resto del viejo continente y anima a los países de la Unión Europea a seguir el camino que ha iniciado Italia para combatir la adicción al juego.
Casi un millón de apostantes al año
En el mercado español, las casas de apuestas centran gran parte de su inversión en patrocinio especialmente en las competiciones a nivel profesional. LaLiga es la única de las cinco grandes competiciones de clubes que cuenta con una casa de apuestas como sponsor -Sportium-, de quien recibe en torno a cinco millones de euros.
Los equipos que forman la Liga de Fútbol Profesional también se unen a recibir ingresos por parte de estas empresas. El último ha sido el Deportivo Alavés que ha estampado la publicidad de la compañía inglesa Betway en sus camisetas -casualmente el mismo día que en Italia se prohibía esta práctica-. Otros clubes como el Real Madrid, el FC Barcelona o el Valencia no tienen como patrocinador principal un operador de juego, aunque sí forman parte de la lista de entidades colaboradoras.
El escaparate que supone aparecer en los partidos de la liga de fútbol profesional, contribuye a que las casas de apuestas aumenten el número de clientes. Asimismo, el sector del juego online contabilizó en el año 2015 -último año del que se tienen datos- un total de 985.333 usuarios activos con una participación media de 8.614 euros, un 19,6% más que el año anterior, siendo las apuestas en eventos deportivos las que más jugadores registraron, aglutinando el 66,3% de los apostantes.
Tratar de reducir la adicción al juego regulado no es atajar el verdadero problema”
Irene Altadill, responsable de prensa de la Asociación Española de Juego Digital, considera ineficaz el veto italiano: “Hay que reconocer que las adicciones conductuales son un fenómeno muy complejo. Tratar de reducirlas a un problema del juego regulado, que es precisamente el único entorno en el que se controlan y se ponen medidas, es obviar el verdadero problema”, asegura.
Respecto a que la medida pueda implantarse en nuestro país, Altadill considera que “es difícil que se pueda replicar en otro país”. Desde la asociación subrayan que España “es uno de los países que muestran un índice de prevalencia de juego más bajo a nivel mundial, incluyendo aquellos mercados en los que el juego o su publicidad están prohibidos”. La Dirección General de Ordenación del Juego apunta que en el año 2015 entre el 0,3 y el 0,9% de la población jugaba de manera patológica.