Las cuentas del Estado siguen sin cuadrar. Hacienda ha ingresado 4.382 millones menos de lo que tenía previsto recaudar este año y el déficit del Estado Central lejos de menguar ha crecido un 52% y está ya en el 2,39%. Pese a que los recortes de gasto sí se han cumplido, el balance de las cuentas públicas falla por el otro lado: el de unos ingresos que la falta de actividad hace imposible recaudar. Si la tendencia de desaceleración económica continúa, Hacienda podría cerrar el ejercicio con una recaudación 10.000 millones menor de la esperada.
El desplome de la recaudación ha sido generalizado y eso se ha notado tanto entre los ciudadanos como entre las empresas. La previsión remitida a Bruselas y recogida en los Presupuestos Generales del Estado era que esa recaudación por impuestos directos aumentara un 10,1%. Sin embargo, lejos de subir, la rebaja en los sueldos de los empleados y el cierre de empresas han provocado una caída en ambos capítulos del 0,1%.
La subida en dos puntos del Impuesto de la Renta (IRPF) no ha servido para recaudar más. Las nóminas han seguido cayendo más de lo que aumenta la presión fiscal (las familias perdieron un 3,1% de su renta en lo que llevamos de año) y el paro ha aumentado hasta el punto de que el Estado recauda casi 100 millones de euros menos a día de hoy que cuando el impuesto era más bajo.
De igual modo, el cierre de empresas explica que la base que declaran las compañías españolas haya caído un 5,1%. Sin embargo, el adelanto de pagos que deben hacer ahora las empresas explica que el Estado ingrese más por Sociedades que el año pasado cuando ese adelanto tributario no existía.
La única subida de impuestos que sí parece haber funcionado es la del recibo de la luz. El Estado presupuestó un aumento de ingresos en ese capítulo del 2,2% y ha aumentado sus ingresos un 2,86% lo que significa que ha conseguido recaudar 14 millones más de lo que esperaba.
Los estanqueros almacenan tabaco a la espera de nuevas subidas de precio
La subida de los impuestos especiales también queda por debajo de lo previsto, salvo en el caso del tabaco. Los ingresos del Estado por ese concepto crecen porque los estanqueros están acumulando cajetillas ante posibles subidas de precios en el futuro. De hecho, la recaudación de impuestos al Tabaco se ha disparado un 7,8% pese a que las ventas al público sólo han crecido un 0,6%.
La caída de la actividad económica explica también la caída de la recaudación en el capítulo de las gasolinas. Los impuestos por hidrocarburos caen un 6,2% en lo que llevamos de año una caída que triplica la que esperaba Hacienda (del 2,2%).
La tendencia pone en cuestión los compromisos con Bruselas
Si la tendencia de desaceleración económica continúa, Hacienda cerrará el año con ingresos de hasta 10.000 millones menos de lo esperado. Eso significaría que el déficit público no sería del 8,9% como esperaba el Gobierno sino del 9,9% porque los recortes de gasto no habrían conseguido provocar el crecimiento necesario para aumentar la recaudación de ingresos.
El déficit del Estado central está ya en el 2,39%, un 52% más que el año pasado y la falta de recaudación podría aumentar el agujero otro 1%
El desfase se nota ya en el dato de déficit provisional que queda en el 2,39% para el gobierno central, lo que significa que el agujero de las cuentas públicas ha crecido un 52% no porque el Gobierno no esté recortando gastos sino porque no está consiguiendo recaudar ingresos.
Con esta tendencia, para España sería imposible cumplir con el compromiso contraído con Bruselas de reducir su déficit público hasta el 5,3% este año a menos que la Unión Europea conceda más tiempo a España para cumplir sus objetivos.