J.P. Morgan Chase, el mayor banco de EE.UU., pagará 920 millones de dólares a las autoridades reguladoras de Estados Unidos y el Reino Unido tras admitir que violó las leyes de transacciones financieras y errores en sus controles internos, anunciaron hoy fuentes oficiales. Los fallos en los controles sobre las operaciones de un operador, conocido como 'la ballena de Londres', ocasionaron a unas pérdidas de 6.000 millones de dólares en 2012.
La Comisión del Mercado de Valores (SEC) había acusado al banco de declaración incorrecta de los resultados financieros y de ausencia de controles internos eficaces para detectar e impedir que sus agentes sobrevaloraran de manera fraudulenta las inversiones para ocultar cientos de millones de dólares en pérdidas. "Mientras procuraba reparar los fallos de sus controles internos la gerencia superior de J.P. Morgan quebró una regla cardinal de la administración empresarial", añadió en un comunicado George Canellos, codirector de la SEC.
La gerencia de J.P. Morgan, según Canellos, "privó a su junta directiva de la información oportuna que necesitaba para evaluar plenamente los problemas de la compañía". El pago de sanciones más grande, de 300 millones de dólares, irá a la Oficina de Control de la Moneda de EE.UU.; 200 millones de dólares serán pagados a la SEC, y otros 200 millones, a la Reserva Federal. La Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido recibirá un pago de 220 millones de dólares. Como parte de la resolución, J.P. Morgan admitió que violó las leyes de transacciones financieras.