Desde que Banco Popular fuera resuelto el pasado 7 de junio, ha habido pocas cosas en las que se pongan de acuerdo las distintas autoridades -BCE, Banco de España, Frob y Junta Única de Resolución (JUR)- y demás partes involucradas. Una de ellas ha sido que hacen falta mecanismos para que se pueda paralizar la salida de depósitos en caso de una crisis de liquidez, para que la JUR tenga más días para resolver una entidad y no apenas unas horas como sucedió con Popular.
Sin embargo, la JUR no ve tan claro que esta alternativa hubiera servido para solucionar la crisis del Popular, según expone el fondo de resolución en una respuesta escrita a un inversor.
"La moratoria se convierte en un instrumento pertinente que, si bien no es la panacea, brindará al banco más tiempo para buscar soluciones alternativas, y a la autoridad de resolución más tiempo para adoptar una resolución, si una entidad presenta problemas de liquidez que se intensifican a un ritmo acelerado", expone la JUR en el escrito.
Es decir, que paralizar la salida de depósitos hubiera dado más tiempo, pero la solución no tendría por qué haber sido distinta.
Más tiempo
Lo que sí deja claro el escrito de la JUR es que la caída de Popular fue debido a la ausencia de más tiempo. De haber contado con más días se podría haber llegado a la ampliación de capital que el entonces presidente, Emilio Saracho, planeaba para el 12 de junio, con el compromiso verbal de varios inversores y bancos de inversión.
"En el momento en que se emprendió la medida de resolución no había indicios concretos que apuntaran a la existencia razonable de medidas privadas que pudieran impedir la inviabilidad del Banco Popular en el poco tiempo disponible. Además, no había, ni hay, indicios concretos que indicaran hasta qué punto, en caso de que dichas ofertas hubieran existido en esos momentos, habrían podido prevenir la inviabilidad del Banco Popular en el tiempo disponible", expone la JUR.
La aceleración de la fuga de depósitos del 5 de junio hizo que se precipitara la resolución
La secuencia cronológica fue la siguiente: el viernes 2 de junio se quedó desierto el proceso de venta formal -que dirigían JPMorgan y Lazard-. El sábado arrancó la venta en resolución, a la que se apuntaron Santander y BBVA. El plan era realizar la venta entre el 9 y el 11 de junio, pero se aceleró la fuga de depósitos y Popular se quedó sin margen en apenas dos días, incluida liquidez de emergencia.
Junto a la ampliación de capital y la venta, Saracho barajó una tercera alternativa: una venta a precio de derribo en la que los accionistas se reservaran derechos económicos futuros sobre la mejora del banco, como adelantó ayer este medio.