La desaceleración del crecimiento de la economía de la zona euro ofrece signos de estabilización al mismo tiempo que se registra un moderado aumento de la inflación subyacente, según ha indicado la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, en su primera rueda de prensa como máxima responsable de la política monetaria de la eurozona, donde ha descartado un escenario de "japonización" en la zona euro.
"Los datos más recientes apuntan a la persistencia de débiles presiones de inflación y a una dinámica de crecimiento débil de la zona euro, aunque hay algunos signos iniciales de estabilización en la desaceleración del crecimiento y de un leve aumento en la inflación subyacente", ha señalado la presidenta del BCE.
Lagarde ha informado de las nuevas perspectivas del BCE, que ha revisado ligeramente al alza su previsión de crecimiento para este año, hasta el 1,2% desde el anterior 1,1%, mientras que ha recortado una décima el pronóstico para 2020, cuando anticipa una expansión del 1,1%. De cara a 2021, el BCE mantiene su previsión de crecimiento del 1,4% y ha adelantado una estimación del 1,4% para 2022.
En este sentido, la banquera francesa ha señalado que los riesgos para las perspectivas de crecimiento de la zona euro "continúan inclinadas a la baja" como consecuencia de factores geopolíticos, el aumento del proteccionismo y de las vulnerabilidades en mercados emergentes, aunque Lagarde ha destacado que esta inclinación "es algo menos pronunciada".
Evolución de los precios
En cuanto a la evolución de los precios, la presidenta del BCE ha indicado que la tasa de inflación de la zona euro se situará este año en el 1,2%, una décima más de lo esperado en septiembre, mientras que para 2020 será del 1,1% y desde ahí subirá gradualmente, alcanzando el 1,4% en 2021 y el 1,6% en 2022.
Sobre la base de los precios actuales de los futuros del petróleo, es probable que la inflación general aumente un poco en los próximos meses, ha apuntado Lagarde, reconociendo que los indicadores de expectativas de inflación "se encuentran en niveles bajos", a pesar de que las presiones derivadas de los costos laborales se han fortalecido, añadiendo que se espera que la inflación aumente en el medio plazo, respaldada por las medidas de política monetaria del BCE, la expansión económica en curso y el sólido crecimiento de los salarios.
A este respecto, Lagarde ha reconocido que la tasa de inflación del 1,6% prevista para 2022 refleja una ligera tendencia alcista y un avance en la buena dirección, aunque ha subrayado que no es un nivel que permita dar por cumplido el objetivo del BCE.
De este modo, la ex directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha destacado el sustancial estímulo monetario prestado a la economía por las medidas adoptadas por el BCE y ha asegurado que el Consejo de Gobierno "sigue preparado para ajustar todos sus instrumentos, como sea apropiado, para garantizar que la inflación avanza de forma sostenida hacia el objetivo, en línea con su compromiso de simetría".
No obstante, tal como hiciera en reiteradas ocasiones su antecesor en el cargo, Mario Draghi, Christine Lagarde ha defendido que para obtener todos los beneficios de las medidas de política monetaria implementadas, "otras áreas de política deben contribuir de manera más decisiva a aumentar el potencial de crecimiento a más largo plazo, respaldar la demanda agregada en la coyuntura actual y reducir las vulnerabilidades".
Asimismo, la presidenta del BCE ha asegurado que la eurozona, a pesar de las débiles perspectivas de crecimiento e inflación en el horizonte de las últimas previsiones, "no se encuentra en absoluto en una escenario de japonización".