Apenas unas horas después de que la alcaldesa de Madrid en funciones, Manuela Carmena, admitiera que no podrá seguir gobernando en la capital pese a ser de largo la candidata más votada en las elecciones municipales, el fondo Stoneweg presentaba su último proyecto urbanístico, consistente en dos torres de viviendas de lujo en pleno barrio de Tetuán, precisamente en la parte que ha soportado un largo proceso de reurbanización que se remonta a mediados de la pasada década. No es precisamente el modelo de desarrollo que defendía Carmena, que fue duramente criticada por la oposición y los vecinos de la zona por la forma en que negoció con Dragados el fin de la concesión adjudicada en su día a la filial de ACS para la citada reurbanización. Los suelos que ocuparán esos rascacielos formaron parte de la contraprestación a la compañía.
Desde luego, no ha sido éste el final de la historia que se esperaba cuando Ahora Madrid llegó a la corporación municipal tras las elecciones de 2015. Por entonces, Dragados había conseguido que el anterior equipo de gobierno, liderado por Ana Botella, llevara a cabo algunas modificaciones en el contrato debido a que los devastadores efectos de la crisis habían provocado que los cálculos de la filial del grupo que preside Florentino Pérez saltaran por los aires.
Como medida de presión, Dragados había paralizado las obras en numerosas ocasiones, dejando a los vecinos de la zona en una comprometida situación, a merced de okupas, improvisados buscadores de tesoros y accidentes de todo tipo debido al estado de abandono en el que quedaron determinadas instalaciones eléctricas.
En principio, el contrato original contemplaba que Dragados pondría 176 millones de euros para asumir el coste de los trabajos, las expropiaciones y los correspondientes realojos a los vecinos afectados. Como contraprestación recibiría 76.000 metros cuadrados de suelo en la zona para promover vivienda libre.
El Ayuntamiento tensa la cuerda
Tras sucesivos reequilibrios de la concesión, Dragados consiguió que el pago incluyera también suelo protegido que, en los años de la crisis, era más sencillo de vender. Obviamente, las sucesivas paralizaciones de las obras habían generado numerosos incumplimientos de plazos, pese a lo cual los avales depositados por la compañía nunca fueron ejecutados por el Ayuntamiento.
Cuando Carmena tomó el bastón de mando, a mediados de 2015, las obras en torno al Paseo de la Dirección, en uno de los extremos del popular distrito madrileño de Tetuán (la parte conocida como el ‘Tetuán pobre’), deberían haber acabado hacía tiempo. La primera medida por parte del nuevo equipo de gobierno del Consistorio fue poner un plazo de 18 meses a Dragados para finalizar los trabajos.
Como en las anteriores ocasiones, la compañía no cumplió y ambas partes optaron por resolver de forma anticipada el contrato, adjudicado en 2007 por el Ayuntamiento de la capital, bajo el mando del ex ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón.
A la vista de los antecedentes y de la política de Urbanismo de Ahora Madrid, se preveía una dura negociación y ya había quien no descartaba la intervención de los tribunales de Justicia. Para sorpresa desagradable de los vecinos y enfado de la oposición, Dragados logró revertir la concesión sin demasiados problemas, con un mero ajuste de la compensación en forma de terrenos a los trabajos que había desarrollado.
Festival de plusvalías
Los numerosos retrasos e incumplimientos y la situación de cuantiosos vecinos pendientes de realojo quedaron al margen. El único que consideró apropiado el acuerdo alcanzado con Dragados fue el equipo de Gobierno de Carmena, además de la compañía, que recibió suelo para vivienda libre valorado en torno a 2.200 euros por metro cuadrado, en línea con lo pactado en el acuerdo original.
Superada la crisis y en plena recuperación del sector inmobiliario, apenas tardó un año en colocar los suelos para las dos torres de vivienda libre por casi 3.300 euros por metro cuadrado a Stoneweg. En función del precio de los futuros pisos, el fondo obtendrá entre 5.000 y 7.300 euros por metro cuadrado. Una operación redonda.
Manuela Carmena, que logró imponer sus reales en la remodelación del estadio Santiago Bernabéu (también con Florentino Pérez en el otro lado de la mesa) y en Madrid Nuevo Norte (la tradicionalmente conocida como operación Chamartín, para la que recuperó la iniciativa pública, no pudo hacer lo propio en el remate del ‘Tetuán pobre’ (que ya no tendrá tan justificado su popular denominación). Sin duda, una historia con final inesperado en la que aún muchos buscan una explicación.
El comienzo del relato fue con una Carmena de despedida; el final, con el distrito de Tetuán como uno de los tres de la capital en los que menor apoyo tuvo (aunque fue la más votada).