La plataforma de movilidad Cabify nació en 2011 de la mano del empresario Juan de Antonio y siete años después, en 2018, se situó en el mercado como el primer 'unicornio' español, como se denomina a las 'startup' con más de 1.000 millones de valoración. La empresa lo consiguió gracias a varias rondas de financiación y, desde entonces, una posible salida a Bolsa está en el horizonte, aunque de momento se plantea más como una alternativa que como un objetivo en sí mismo.
En el ejercicio de 2019, Cabify consiguió ser rentable por primera vez en su historia, registrando unos beneficios de 2,7 millones de euros. La compañía anunció este logro la primera semana de febrero, poco antes de que la crisis sanitaria de la covid-19 estallara en España. Ahora, en una entrevista con Vozpópuli, su vicepresidente, Mariano Silveyra, mira hacia el futuro y revela las fórmulas para superar el golpe que ha supuesto el coronavirus en su sector.
Con esta entrevista, Vozpópuli arranca una nueva sección dedicada a la salida de la crisis provocada por la covid-19, en la que destacados ejecutivos de las empresas más importantes de España reflexionarán acerca de Cómo salimos de esta, aportando ideas y experiencias propias.
¿Cómo ha afectado a Cabify la crisis del coronavirus?
Claramente cuando restringes la movilidad, las compañías tecnológicas que nos dedicamos a ello nos vemos igualmente afectadas. Eso nos ha hecho replantearnos muchas cosas y sobre todo adaptarnos rápidamente. Hemos puesto el foco en nuestras audiencias (tanto usuarios como conductores) y qué podemos hacer nosotros para seguir aportando valor durante la crisis, moviendo personal sanitario, haciendo donaciones o reconfigurando nuestros servicios para mover paquetería en vez de personas. Pero también tratamos de pensar cómo debería ser esta nueva normalidad en la etapa post-crisis y nos preparamos para transformar las ciudades.
La mayoría de empresas vinculadas a la movilidad han tenido que recurrir a ayudas o hacer ajustes por el parón en la actividad. ¿Cabify lo ha hecho?
Sí, pero creo que es importante destacar que la crisis nos ha cogido con los deberes bien hechos. Nos habíamos esforzado mucho en los últimos años en lograr sostenibilidad financiera y la posición económica de la compañía cuando llegó la crisis era muy buena. Eso nos permitió estar tranquilos, pero obviamente también hemos tenido que hacer ajustes. Toda la plantilla estamos en un Expediente de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) de reducción de jornada al 50%, haciendo esfuerzo porque implica trabajar mucho y de forma diferente. Así que la crisis nos ha cogido por sorpresa, pero bien posicionados y preparados. Cabify es una compañía tecnológica y el cambio para nosotros es algo natural, lo abrazamos y es algo que incluso nos genera adrenalina.
Cabify se ha reinventado durante la pandemia con el negocio de la paquetería. ¿Lo mantendrán?
Detectamos la necesidad de seguir generando ingresos para las miles de familias que dependen de prestar servicios de movilidad con Cabify, que en muchos casos es un personal muy vulnerable. En España, por ejemplo, cerca de la mitad de los conductores tienen más de 50 años que vienen de paro de larga duración y estas crisis les golpean fuerte. Había que priorizar no sólo su seguridad sino buscarles alternativas para conseguir ingresos.
Una de ellas, que nos permitió detectar que había una demanda real y muy desatendida, fue el envío de paquetes, tanto de particulares como de empresas con una demanda muy elevada y que tenían rota la cadena de logística, como el sector del retail o de la restauración. Así que en principio, mientras siga habiendo una demanda, seguiremos prestando este servicio. En principio está en Madrid y evaluaremos el día de mañana extenderlo a otras ciudades. También lo hemos lanzado en la práctica totalidad de los mercados donde estamos, en 12 países, porque esa demanda es muy fuerte.
¿Ha llegado a compensar los ingresos que perdió Cabify con las restricciones a la movilidad de personas?
Está funcionando muy bien. Los vehículos que pusimos a disposición de prestar estos servicios tuvieron un ingreso interesante sí, te diría que prácticamente en línea con la capacidad de ingresos que tenían antes moviendo personas. Es algo que te permite optimizar más un recurso. Un vehículo que ahora utilizas un 70% del tiempo para mover personas, quizás en determinados momentos del día de baja demanda también se puede utilizar para mover paquetería y puede ser una fuente adicional de ingresos.
Y la demanda de pasajeros, ¿cómo está evolucionando en la 'desescalada'?
La verdad que nos sorprende bastante. Es una grata sorpresa. No esperábamos estas tasas de crecimiento. Hay ciudades que están multiplicando por dos o por tres el crecimiento respecto a semanas anteriores, pero seguimos siendo cautos. El principal desafío es que la conexión entre las personas con los prestadores de servicios (ya sean conductores de coches, patinetes o motos) sea lo más simple, rápida, segura y barata posible.
¿Cuál es la estrategia de Cabify de cara al futuro?
Se trata de entender cómo son los nuevos comportamientos y motivaciones vinculadas a la movilidad, que si antes era todo un desafío, ahora más. Y vemos que la seguridad entendida desde el distanciamiento social es clave, cuando antes no lo era o lo era de otra manera. Nosotros operamos en mercados donde la inseguridad es una constante y ahora se agrega esta necesidad en el usuario de información, tranquilidad, certezas, que el vehículo en el que se va a sentar ha sido desinfectado, que el conductor cumple con los protocolos de seguridad, que hay una mampara que divida los habitáculos, etc.
Así que, ahora una de las principales motivaciones que hace que el usuario elija Cabify es la seguridad. Las propias administraciones han remarcado que el uso del transporte público en determinados momentos no es lo más seguro y aunque esperamos que vuelva a serlo pronto, ¿qué hacemos con esos millones de personas que carecen de alternativas? El transporte privado e individual pasa a ser una prioridad y ahí estará Cabify.
Tenemos que seguir priorizando no llenar de vehículos privados las ciudades y eso representa la oportunidad de generar decenas de miles de puestos de trabajo relacionados con la nueva normalidad
¿Las dificultades del transporte público son una oportunidad?
El transporte público, más allá de este bache ha sido, es y seguirá siendo el transporte principal en las ciudades. Es el más eficiente, el que más cantidad de personas lleva utilizando la menor cantidad de energía (siempre y cuando ese transporte sea sostenible, claro). Madrid tiene uno de los mejores transportes públicos del mundo, pero el problema es que son alternativas rígidas y poco flexibles a la hora de adaptarse a los nuevos comportamientos de movilidad. No hay alternativa más flexible que empresas como Cabify, que adaptamos la oferta a la demanda en tiempo real gracias a la tecnología. Eso es lo que más le cuesta al transporte público, más allá de además momentos determinados en los que se ve claramente colapsado.
Entonces, de alguna forma, creemos que si ya era relevante antes de la crisis una coordinación cuasiperfecta entre transporte público y privado sostenible, ahora lo será mucho más. Necesitamos seguir construyendo la movilidad de las ciudades alrededor de un transporte público sólido, coherente, sostenible, pero que además se nutra de alternativas multimodales para poder complementar los 'gaps' donde el transporte público no está siendo eficiente.
¿Cómo cree que cambiará nuestra vida con esta crisis sanitaria?
Creo que nos hemos pegado un susto y nos ha hecho reflexionar sobre muchas cosas. Esperemos que algunas no cambien. Le hemos dado un respiro a la ciudad, la hemos visto prácticamente paralizada, sin vida, sin movilidad; y eso ha permitido ver el impacto negativo que se estaba generando por consumir recursos de una manera totalmente insostenible. Tenemos que aprender, sacar conclusiones de que debemos volver a una 'nueva normalidad' de una forma diferente, cuidando el medio ambiente.
Pero soy muy optimista porque España es el mejor país en cuanto a calidad de vida, porque nos gusta relacionarnos, pasarlo bien, la familia, los abrazos. Y eso va a volver, no vamos a cambiar nuestra forma de ser, seguiremos siendo los mismos. Tendremos que tomar precauciones y comportarnos de forma diferente, pero creo que la vuelta a la normalidad va a ser rápida y más segura. No creo que sea antes del verano, habrá que ver si hay algún rebrote y tendremos que cuidarnos mucho para que no lo haya, pero sí creo que antes de final de año. Estaremos a la altura como sociedad y hemos demostrado claramente que podemos hacerlo.
Y la economía, ¿cómo la ve?
Va a ser complicada, creo que será duro para todos. Seguramente se van a quedar muchas empresas y personas en el camino, lamentablemente no sólo por la drástica pérdida de vidas sino por toda esta recuperación que va a ser dolorosa. Pero creo que ahí también tenemos que ser optimistas en el sentido de que nos tenemos que preparar, repensar soluciones, y hay que hacerlo ya y unidos. La sociedad, la clase política, todos. Tratar de ayudar para que nadie se quede atrás y que eso sea una realidad, no un discurso.
La nueva movilidad en sí misma representa oportunidades. Tenemos una necesidad de seguir priorizando no llenar de vehículos privados las ciudades, y eso representa la oportunidad de generar decenas de miles de puestos de trabajo relacionados con la nueva normalidad, que las administraciones pueden aprovechar. Hay que estar más abiertos, más receptivos, escuchar las prioridades y adaptarse rápidamente, sea sector público o privado.
En los últimos años han surgido muchas alternativas de movilidad compartida, ¿desaparecerán algunas?
Sí, estamos viendo una transformación. Hay algunas alternativas que no eran sostenibles desde el punto de vista económico porque sus modelos de negocio y están quedándose en el camino. Hablamos de empresas de 'carsharing' o de patinetes. Hay una transformación que se ha acelerado porque, en definitiva, la movilidad tiene que ser sostenible desde el punto de vista medioambiental, pero sobre todo desde el punto de vista económico-financiero.
Por eso, para ser una compañía sostenible es muy importante poder diseñar conjuntamente con la administración nuevas soluciones de movilidad, que haya estabilidad jurídica, que haya reglas claras que te permitan invertir e innovar a medio y largo plazo.
¿Qué le pide al Gobierno en estos momentos?
Escuchar, aprender, reflexionar y, sobre todo, unir. La clave en este momento es trabajar todos juntos, no hay nadie que tenga la solución. En nuestro caso, la movilidad de las ciudades es algo que se tiene que debatir, discutir y poner en común en una mesa en la que estemos todos: el sector del taxi, las nuevas alternativas de movilidad, el sector público y el sector privado. La innovación y tecnología son claves para poder resolver los desafíos que se nos vienen, pero los mercados y sectores necesitan de la mano de la administración para poder trabajar mucho más juntos que antes y flexibilizar posturas que hasta ahora han sido bastante rígidas.
¿Le han trasladado propuestas concretas?
Sí, siempre hemos tenido buena relación con la Administración y hemos trasladado propuestas a todos los niveles (ayuntamientos, administraciones regionales y Gobierno central), más allá de que ha habido cosas con las que no hemos estado de acuerdo, pero seguimos insistiendo en dialogar.
¿Cómo afecta la crisis a una posible salida a Bolsa de la compañía?
En realidad la salida a Bolsa nunca ha sido un objetivo, siempre ha sido una herramienta más como toda compañía o startup el crecer genera mucho estrés y necesita a lo largo del camino ayuda. Las startup, por lo general, acuden a rondas de financiación. Cabify ha tenido mucha suerte, nos han ayudado y acompañado en el camino, pero ahora cada vez necesitamos menos ayuda porque somos sostenibles desde el punto de vista económico-financiero. Con lo cual, salir a Bolsa no un fin en si mismo, es una alternativa que está encima de la mesa y veremos si el día de mañana se termina convirtiendo en algo real o no. No es algo que esté en el horizonte cercano.