Se buscan miembros del Gobierno con idiomas, buenas dotes de persuasión y ganas de viajar. La prioridad máxima del Ejecutivo de Mariano Rajoy consiste ahora mismo en tratar con los representantes oficiales germanos y galos. A marchas forzadas y conscientes de que se juegan la intervención, los españoles se dedican con ahínco a contar en Europa las reformas adoptadas y exigir a cambio que se emplee el BCE para rebajar el insostenible interés que soporta nuestra deuda. “Es comprensible que haya cierta presión del mercado, pero ¿en qué cabeza cabe que a corto plazo la financiación sea tan cara? Imposibilita el éxito de cualquier ajuste”, comenta una fuente del PP.
“España ha empezado a arreglar los problemas de su banca, ha aprobado una reforma laboral, está recortando el gasto, tiene precios interesantes en los activos que atraerán la inversión en cuanto se despeje la incertidumbre sobre el euro y nuestro sector exportador está creciendo y es el único junto al alemán que ha resistido el embate de las exportaciones chinas. Es cierto que padecemos un problema de deuda que tardará algunos años en digerirse, pero el coste al que tenemos que financiarnos es irracional y sólo se justifica por el miedo a una ruptura de la moneda única. Fíjense en Reino Unido, que con unas cifras casi tan malas con las españolas no sufre el castigo de los mercados”, argumenta una fuente gubernamental.
Armado con todas estas razones, el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, se reunió con once ministros de Exteriores europeos el pasado viernes y sábado en el marco de un grupo informal que elabora una estrategia para profundizar en la unión. Cenó con ellos en la casa que tiene en Mallorca el titular de Exteriores alemán, Guido Westerwelle. Y entre sesión y sesión mantuvo reuniones a solas con el tudesco y el galo, Laurent Fabius.
Miembro del partido liberal, Westerwelle es uno de lo más proeuropeístas del Gabinete de Merkel y se muestra muy receptivo con las tesis españolas. Margallo le detalló las medidas anunciadas en nuestro país y le pidió que interceda ante la canciller con el fin de que el BCE compre deuda.
Guindos tendrá que convencer el martes a Schäuble de que el euro está en peligro
Pero la reunión decisiva tendrá lugar el martes. Esa noche el ministro de Economía, Luis de Guindos, cenará con el titular de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, como ha hecho cada vez que han ocurrido eventos importantes en Europa. Desde el comienzo de la crisis soberana, el alemán es partidario de defender el euro, pero a la vez quiere que esta integración económica no acabe perpetuándose en una unión de transferencias. Opina que Irlanda y Portugal son ejemplos de que pese a su dureza el método funciona, tal y como se empieza a comprobar en sus primas de riesgo. Hecho sobre el que discrepan muchos analistas y el propio Ejecutivo español.
Guindos tendrá que convencer a Schäuble de que el euro está en peligro si continúa el rumbo actual. Una vez se abre la puerta del rescate total de una economía tan grande como la española, el camino por delante se antoja un territorio desconocido y puede desembocar en quitas a las deudas e incluso mayores pánicos.
Sin embargo, en estos momentos la principal preocupación del ministro de Finanzas germano estriba en el Tribunal Constitucional alemán. Éste ha de pronunciarse sobre los rescates en Europa y podría dictaminar que los procesos formales deben respetarse, lo que restaría mucha agilidad y no permitiría a Schäuble desplegar las ayudas tan pronto se necesitasen.
Guindos también se está comunicando con el resto de homólogos europeos, en especial el francés Pierre Moscovici. Hollande ganó las elecciones proclamando un cambio en la política de la UE y para los españoles resulta esencial apoyarse en los galos a la hora de presionar en Berlín. España intenta reforzar la pinza que ya formó con galos y transalpinos durante el último Consejo Europeo.
La Oficina Económica de Moncloa está intercambiando papeles con otros Gobiernos e intenta trasladarles el gran esfuerzo fiscal que España está llevando a cabo. El equipo de Rajoy prepara la propuesta que presentará el 2 de agosto a Monti para hacer causa común ante Merkel.
Además, el Ejecutivo está moviendo los hilos para que personajes relevantes en Alemania hagan lobby a favor de España. La semana pasada Rajoy recibió a Peter Löscher, presidente de Siemens y coautor hace escasas semanas de un artículo en defensa de la UE.