Hace menos de un mes, el equipo económico del Gobierno todavía contenía la respiración ante la posibilidad de que la Comisión Europea expedientara a España por sus desequilibrios económicos. Los ministros José Manuel García Margallo y Luis de Guindos, sobre todo, se batieron el cobre para impedirlo y su esfuerzo fructificó la semana pasada cuando Bruselas se limitó a acotar los plazos de las reformas previstas en el guion de Moncloa, a cambio de retrasar hasta 2016 la rebaja del déficit hasta el 3% del PIB. La troika (CE, BCE y FMI) tampoco hizo sangre este lunes en su examen al rescate financiero, al reclamar solamente una supervisión estricta ante la continuidad de los riesgos para los bancos.
El mandato de la actual Comisión se ve condicionado por las elecciones europeas de mayo del año que viene y por su mala gestión de la crisis, se opina en el Gobierno
Con este clima desembarcan este miércoles en Bruselas Mariano Rajoy y su equipo económico en pleno, donde mantendrán reuniones por separado con los comisarios de cada área y, en el caso del presidente, con el máximo responsable de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. En el Gobierno se concibe esta visita como “un paseo militar”, por varias razones. La primera es que España acaba de superar con relativo éxito dos exámenes claves sin que se le abra expediente alguno ni se le exija más dinero para sus bancos. Además, es altamente improbable que los actuales comisarios tengan tiempo el año que viene para supervisar nuevas pruebas de la misma naturaleza ya que las elecciones europeas están previstas para mayo, mes a partir del cual se iniciará el proceso para su renovación, que concluirá formalmente en noviembre. “Esta es una Comisión que ya está en fase terminal, desprestigiada por no haber sabido frenar la crisis en la Unión y con serios problemas para adoptar medidas consistentes contra los países miembros”, aseguran fuentes gubernamentales.
A todo ello se suman las dificultades que encontrará la próxima Comisión para atar los machos a España, ya que los plazos que acaban de darle para cumplir sus compromisos en la reforma de las pensiones, el mercado laboral o los impuestos, carecen de la consistencia legal que sí hubieran tenido bajo el paraguas de un expediente.
Los deberes que la CE acaba de imponer a España serán examinados por el nuevo Colegio de Comisarios que surja a finales del año que viene
Estos son los amplios márgenes que Rajoy y sus ministros económicos aprovecharán este miércoles en la capital comunitaria para entonar un discurso reivindicativo que conecte con el que preparan también para el Consejo Europeo de los próximos días 27 y 28. Antes de la rueda de prensa que el presidente ofrecerá por la tarde, trasladará a Durao Barroso y a Van Rompuy que España está cumpliendo con la reducción del déficit y con las reformas estructurales recién remitidas a Bruselas sin que desde el Colegio de Comisarios se haya conseguido una mayor integración económica en campos importantes como los de la energía, los servicios, el transporte o la banca minorista. En el Gobierno se tiene la impresión de que la actual Comisión no ha evitado las asimetrías propias de una Europa a dos velocidades, ni tampoco ha eliminado la segmentación financiera ni los problemas de liquidez que encaran las medianas y pequeñas empresas europeas, por no hablar de las resistencias de Alemania a la unión bancaria o a la unión fiscal.
El Gobierno, con la ayuda de Francia y del resto de los países de la eurozona más azotados por el desempleo, quiere que en el próximo Consejo Europeo se libren partidas específicas para combatir este problema, más allá del fondo de 6.000 millones que parece contar ya con el visto bueno de Alemania, cantidad a todas luces insuficiente para un caso tan grave como el español, a pesar del espejismo que hoy reflejarán los datos de paro registrado. Y tanto Durao Barroso como Van Rompuy pueden jugar un papel protagonista en esta tarea.
Rajoy reprochará hoy a Durao Barroso y a Van Rompuy que Bruselas no haya sabido frenar las asimetrías propias de una Europa a dos velocidades
Rajoy viajará acompañado de los ministros Luis de Guindos (Economía), Cristóbal Montoro (Hacienda), José Manuel García Margallo (Exteriores), Fátima Báñez (Empleo), José Manuel Soria (Industria) y Miguel Arias Cañete (Agricultura), junto a su amigo Íñigo Méndez de Vigo, secretario de Estado para la UE. El balance global que todos trasladarán a sus homólogos será el mismo que Rajoy ha lanzado ya a Bruselas en las últimas semanas: “en las reformas de la UE, hay que pasar de las musas al teatro” si se quiere impedir que la creciente desafección hacia Europa termine dinamitando la propia Unión.