El fin de la temporada turística se ha llevado por delante nada más y nada menos que más de 100.000 empleos en la hostelería en el mes de noviembre, una cifra que no se ha visto ni en los peores años de la crisis económica. Así se desprende de la última estadística sobre la afiliación a la Seguridad Social que este lunes publicó el Ministerio de Empleo y que pone de manifiesto la fragilidad del mercado laboral español, a pesar de que el PIB sigue creciendo por encima del 3%.
Es cierto que este sector destruye más empleo porque también lo crea en los meses buenos para el mercado laboral. E igual de cierto es que esto pone una vez más sobre la mesa el interminable debate sobre la calidad del empleo que se está creando en la salida de la crisis. Empleo temporal, a tiempo parcial y muy vinculado a sectores estacionales de la economía, como la hostelería, que convierten a España en el eterno país de camareros.
Empleo que se crea y que luego se destruye. Esto es lo que vemos una vez más caída en la afiliación del mes de noviembre. Y quizá con más virulencia, puesto que esta vez son 100.00 puestos de trabajo los que se han perdido en el sector en solo un mes. Un año antes se destruyeron 91.025 empleos. Y si nos fijamos en 2014 y 2015, años en los que la afiliación en noviembre subió en lugar de caer, vemos también destrucciones de puestos de trabajo en este sector.
En 2008, el primero de la crisis, se destruyeron 70.198 empleos en noviembre en este sector. La cifra es inferior a la de 2017 y eso que en total se destruyeron casi 200.000 empleos en ese mismo mes, 15 veces más que los puestos que se han destruido este año si tenemos en cuenta todos los sectores económicos.
¿Cambio productivo?
Esto nos demuestra que el famoso cambio productivo de la economía no se ha producido. Son incontables las ocasiones en las que el Gobierno ha proclamado a los cuatro vientos la necesidad de convertir la crisis en una oportunidad para mejorar la economía española. Las cifras demuestran que, al menos en términos de empleo, no lo ha conseguido.
¿Y qué ha pasado en términos generales? ¿Son buenos o malos los dat? En noviembre, en total, se destruyeron 12.773 puestos de trabajo. Aunque la cifra no es buena, es mejor que la de 2016 (cuando se destruyeron 32.832 empleos). Y, según el Ministerio de Empleo, hay que mirar el dato desestacionalizado, que arroja un aumeto de la afilación de 43.437 ocupados.
Además, en cifras interanuales, la afiliación suma 637.232 ocupados, el segundo mejor dato de la serie histórica. De hecho, el mismo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, salió ayer a la palestra a presumir de cifra y dijo que la buena evolución del mercado va a permitir acabar el año creando 600.000 empleos.
La afiliación solía crecer en noviembre antes de que estallara la crisis económica
Pero si nos fijamos en lo que ha ocurrido en los noviembres de los años anteriores, vemos que la afiliación crecía en este mes antes de la crisis. La serie que incluye el Gobierno en la estadística arranca en 2011 y arroja incrementos de la afiliación en el undécimo mes del año hasta 2008.
De 2008 a 2013 se destruyó empleo en el mes de noviembre. Y en 2014 y 2015 la tendencia se invirtió: la economía volvió a ser capaz de cerrar noviembre con más afiliados. El año pasado se volvió a destruir empleo y este año se mantiene el dato negativo. Es menos malo que en 2016, eso es cierto, pero sigue siendo malo.
Asi que parece que quedan muchas cosas por hacer para que la recuperación llegue al conjunto de los ciudadanos. Hace solo unos días el Servicio de Estudios de BBVA (BBVA Research) pedía una nueva reforma laboral que mejorara la calidad del empleo, una demanda que cada vez se oye más en el mundo económico. Se le acumulan las tareas a un Gobierno que tendrá que negociar y mucho cualquier cambio, dado lo fragmentado que está el Paralmento
