La presión crece para Francia. Nadie quiere que el país galo, la quinta economía mundial, se convierta en la diana de los mercados como ocurrió con Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia. Un escenario peligroso por las dudas que desataría de nuevo el futuro del proyecto europeo.
“Pensamos que los inversores tienen que estar vigilantes con Francia. La consolidación fiscal en el país es un reto con mucho espacio para el fracaso y la decepción debido a los lentos avances en las reformas estructurales”, avisan desde Bank of America Merrill Lynch, firma que pronostica un importante incremento de los spreads de crédito (costes de financiación) si el mercado empieza a equiparar las debilidades de Francia a las de otros países azotados por la crisis. “Francia podría ser la sorpresa negativa el próximo año”, avisa Santander en su informe de estrategia para el próximo ejercicio.
Desde el estallido de la crisis soberana la diferenciación del mercado entre los países de la periferia y la llamada Europa central ha estado muy marcada. Francia, al igual que Alemania, se ha beneficiado de la desconfianza que genera el sur de Europa para financiarse a tipos mínimos aunque no siempre ha vivido sin presión. En los momentos en los que se ha cuestionado el futuro del euro, como en el verano de 2011, el bono a 10 años francés escaló hasta el 3,78% (hoy ronda el 2%), mientras que el alemán llegó al 3,5% (hoy ronda el 1,3%), momento que provocó la prohibición de las ventas a corto. Mas llamativo incluso fue otro episodio, a finales del pasado ejercicio, cuando las ventas de bonos se centraron en Francia (el bono escaló al 3,3%) y Alemania quedó más al margen, lo dejó claro que el país también es vulnerable.
¿Existe la amenaza de que vuelvan esas tensiones? Depende de la confía que genere el país. A principios de mes el FMI advirtió a Francia que puede ser la siguiente víctima de la crisis si no acomete un programa de reformas estructurales completo. Un tirón de orejas que vino acompañado, además, de una rebaja de las previsiones de crecimiento para el próximo ejercicio.
Francia, pese a todo, trata de sacar pecho tras la publicación la semana pasada de los últimos datos económicos (mejores de lo esperado) y defiende que sí ha tomado medidas para enderezar las cuentas públicas. La economía francesa creció un 0,2% en el tercer trimestre del año respecto al anterior cuando registró un descenso del 0,1%. Una mejora que se debe a la recuperación del consumo y a la aportación de las exportaciones. Pero las previsiones económicas de Bruselas sitúan a la economía gala en recesión técnica a finales de año, mientras que el FMI pronostica estancamiento tanto este como el próximo ejercicio, una seria amenaza para la región, empezando por las implicaciones negativas que puede tener para Alemania.
Las presiones germanas, de hecho, no se han hecho esperar y la canciller alemana, Angela Merkel, no ha ocultado su preocupación por las perspectivas económicas en Francia y presiona al gobierno de François Hollande a acometer una reforma del mercado laboral para mejorar la competitividad.
Francia, sin embargo, defiende que sí está actuando. Este mes ha aprobado recortes presupuestarios para reducir la elevada carga de deuda,( alcanza el 90% del PIB), incluidos una serie de medidas que supondrán un recorte de costes laborales de 20.000 millones de euros para los empresarios.
“Observamos que la reforma del sector servicios falta, a pesar de que es uno de los componentes más importantes del entorno empresarial, al igual que los costes de producción, identificados en varios informes del FMI. Mientras que las negociaciones han empezado en otras áreas todavía no ha ocurrido en el sector servicios y dado que el gobierno quiere negociar con todas las partes probablemente llevará tiempo”, avisan desde Barclays.
Ataques a Francia serían una mala noticia para el resto de Europa pues desde el inicio de la crisis, los países más débiles siempre se han visto más afectados en los momentos de tensión. Un peligro para España si ello se traduce en un incremento adicional de la prima de riesgo que complique las emisiones de deuda. Algunos expertos, pese a todo, prefieren ver el vaso medio lleno. “El mercado puede forzar a Francia a hacer más reformas y ajustes en el futuro si empieza a percibir que su situación se parece más a la de los países periféricos que a los del centor de Europa. Pero las debilidades de Francia no son iguales a las de España o Italia y aunque sufra más presión no creo que el bono se vaya más allá del 2,5% o el 3%. Lo que sí puede ocurrir es que si sufre el acoso en sus carnes entonces sí tenga constancia de que para salir de la crisis hace falta más integración y esté dispuesto a ceder más soberanía”, explica José Luis Martínez, estratega de Citi en España.
Lo que nadie duda es que las alertas están ahí. Francia sabe que debe actuar para mantener la confianza del mercado y está por ver si en los próximos meses su agenda de reformas logra convencer.