No ha sido un trimestre fácil para el Ibex, con el fantasma del 'Grexit' asustando a cada rato, el gobierno chino intentando sostener artificialmente las bolsas como si solo pudiera existir el crecimiento sin límite y el precio de las materias primas afectando a las divisas de varios países emergentes. La subida de tipos de interés en Estados Unidos sigue siendo una incógnita. Y en este contexto, la presentación de resultados semestrales de las compañías españolas se habían convertido en una especie de prueba del algodón para terminar de convencer a los inversores sobre el potencial de recuperación del Ibex.
Los datos de crecimiento de la economía española siguen mostrando su paulatina fortaleza, aunque apoyados en la inyección de liquidez del Banco Central Europeo y la bajada del precio del petróleo. El PIB ha experimentado una subida del 1% intertrimestral entre abril y junio, y del 3,1% interanual. Y las cifras de creación de empleo muestran la creación de 411.000 nuevos contratos en el mismo período.
Pero han bastado unos días de resultados corporativos de las principales empresas del índice para que los inversores hayan preferido recoger beneficios y cerrar posiciones en cartera de cara al verano. Los datos no han sido malos del todo, pero no han sido convincentes. Santander ha mostrado un crecimiento del 24% gracias a la depreciación del euro frente al dólar y la expansión del crédito... excepto en España.
En el mercado doméstico la entidad presidida por Ana Botín la cartera total de préstamos solo ha crecido un 0,2% en junio respecto al trimestre anterior hasta alcanzar los 161.357 millones de euros. Y a pesar de que el beneficio atribuido ha crecido un 50% hasta los 771 millones, los ingresos han descendido un 1,6%, hasta situarse en 3.516 millones de euros. Con estos datos en la mano, los inversores han castigado la cotización del banco con una caída del 3,4%, hasta los 6,277 euros por título.
Otro valor que tampoco ha contado con el beneplácito de los inversores ha sido Repsol, que ha sufrido un correctivo del 4% en el valor de su acción por culpa de la caída del 20,6% de su beneficio neto, de 1.053 millones, durante el primer semestre por la venta de las acciones de YPF y del negocio de gas natural licuado.
La reacción de los inversores ante los datos de estos dos pesos pesados del Ibex ha arrastrado a otros valores, que también han sufrido el impacto en su cotización de unos datos peores de lo esperado por los analistas. Es el caso de Mediaset o Gamesa, que han sufrido una caída superior al 9%, o de Abengoa, cuya acción ha cedido casi un 7%, a pesar de que hoy dará a conocer sus datos, antes de lo previsto.
Así que ya ni los buenos resultados salvan a las compañías de sufrir el varapalo de los inversores si las cifras no se alinean con las previsiones. La volatilidad está asegurada para los próximos trimestres, con Grecia, China y Estados Unidos dando todavía noticias de que hablar.