De acuerdo con los datos del Banco de España, el 97,7% de los hogares tiene algún tipo de activo financiero, aunque si se descartan las cuentas bancarias, el porcentaje se reduce a la mitad, concretamente al 48,6% de la población. El importe mediano de estos activos financieros es de algo más de 16.000 euros. La distribución de la riqueza financiera de las familias varía mucho en virtud de la situación económica de cada una de ellas. Cuanto más ingresos mensuales percibe una familia más posibilidades de inversión existen, lógicamente, y mayor es la tendencia a invertir el dinero fuera de los vehículos tradicionales que ofrecen los bancos.
El banco central español destaca en un documento ocasional realizado sobre la base de la Encuesta Financiera de las Familias que el 44,4% del valor de los activos financieros en manos de los hogares corresponde a las cuentas bancarias; a continuación se encuentran los planes de pensiones (14,1%), los fondos de inversión (11,8%); las acciones no cotizadas y participaciones (10,6%); las acciones cotizadas (7,8%) y los valores de renta fija (0,8%).
El resto, poco más del 10%, se distribuye entre créditos pendiente a favor de los hogares, opciones, futuros 'swaps' y derechos de propiedad intelectual o industrial e, incluso, criptomonedas. Todos han incrementado su peso, con la excepción de las acciones, ya sean cotizadas o no cotizadas. Según los últimos datos facilitados por Inverco, la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones, el patrimonio que los españoles tenían en fondos de inversión ascendia, a finales del junio pasado, a 373.991 millones de euros. Solo en la primera mitad del presente año ha aumentado en 26.079 millones de euros, un 7,5%.
Los fondos de inversión suelen ser el primer paso que dan las familias cuando se adentran en el mundo de la renta variable y abandonan el tradicional refugio de los depósitos a plazo en entidades financieras o las Letras del Tesoro. Según los expertos, el siguiente paso adelante es la compra de acciones de compañías cotizadas en Bolsa. A finales de junio pasado, el número de cuentas de partícipes en fondos de inversión y sociedades era de 23,2 millones, más o menos, la mitad de la población española.
Hay algunas cosas muy significativas en la evolución de los fondos de inversión en la primera mitad del año: en el segundo trimestre de 2024, el 58% del incremento patrimonial de los fondos se debió a la entrada de nuevo flujos de dinero realizado por sus partícipes y el 42% restante a la revalorización de las carteras por efectos del mercado.
La otra es que los inversores se han vuelto más conservadores este año. De acuerdo con los datos de Inverco, en el mes de junio, y tras la bajada de tipos del banco Central Europeo, la primera en muchos años, “las vocaciones más conservadoras han vuelto a captar la atención de los partícipes”. Son los casos de los fondos monetarios y los de renta fija a corto plazo, que absorbieron la tercera parte de las nuevas entradas de capital en ese mes de un total de 22 modalidades diferentes de fondos. En el periodo enero-junio, los fondos de renta fija de más corta duración (los anteriormente citados), recibieron 15.600 millones de euros de entradas netas, el 71% del total de nuevas entradas recibidas.
Por el lado de los reembolsos, las modalidades más vendidas han sido en la primera mitad del año los fondos globales y los de renta fija mixta internacional con 5.851 millones, el 62,3% de las salidas totales, además de los fondos de rentabilidad objetivo, muy atacados en el mes de junio.
Patrimonio de los fondos de inversión
En el año 2023, en el mismo mes de junio, el 77% del incremento del patrimonio de los fondos se debió a la revalorización de los mercados y solo el 23% a los nuevos flujo de entrada de capital. Los fondos por los que más se interesaron los inversores entonces fueron los de renta fija a largo plazo y los de rentabilidad objetivo. Los más castigados, los globales y los de renta fija mixta internacional.
Junio no fue un buen mes para la bolsa española.
El Ibex, su indicador de referencia cedió un 3,3%, en línea con el resto de mercados europeos y eso ha podido influir en el estado de ánimo de los inversores. Además, tanto el Banco Central Europeo como la Reserva Federal de los Estados Unidos son incapaces de lanzar mensajes claros de cómo y cuándo se va a flexibilizar la política monetaria en los próximos meses. Los vaivenes de la inflación en ambos continentes no terminan de despejar las dudas de las autoridades monetarias, que no se atreven a fijar un calendario nítido de las próximas bajadas de los tipos de interés.
En Europa, nada hace pensar que en la próxima reunión del día 18 haya un recorte del precio del dinero en un cuarto de punto, salvo sorpresa. Las apuestas son favorables a que la bajada al 4% se produciría el 12 de septiembre. La Reserva Federal desveló antes del verano que habría hasta tres o cuatro bajadas de tipos en 2024, pero puede que se limite a llevar a cabo solo una en las cuatro reuniones que aún tiene que celebrar.