En el fin de semana en el que se han inaugurado los Juegos Olímpicos de Londres, los deportistas que compiten en ellos no son los únicos que tienen puestas sus miras en el oro. En estos tiempos de turbulencias financieras cada vez son más aquellos que buscan el abrigo de este preciado metal. No en vano, su valor no ha parado de aumentar en los últimos diez años. Al cierre de la Bolsa de Londres el viernes, una onza valía 1.618,25 dólares, un 0,02% más de lo que cotizó al cierre de la sesión anterior.
Muy lejos quedan los 670 dólares de media por los que España vendió parte de las onzas del Banco de España en 2007. Por entonces, el ministro de Economía, el socialista Pedro Solbes, defendía en el Congreso que el oro "jugó en el pasado un papel fundamental como elemento de reserva que está desapareciendo, ya que no es un activo rentable".
Solo hicieron falta unos pocos meses y un par de vaivenes financieros para que en enero de 2008 el precio de la onza se elevara a 900 dólares. Y desde entonces, a medida que la incertidumbre se adueñaba de los mercados, el oro seguía su ascenso. José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de City, señala “la incertidumbre, la demanda de los países emergentes y la liquidez de los mercados centrales” como los tres factores principales de la subida. Martínez Campuzano ve, además, bastante probable que a finales de este año se paguen 2.000 dólares por una onza.
Al abrigo de este ‘revival’ por el oro, un metal al fin y al cabo por el que los humanos siempre han sentido fascinación, han nacido empresas como lingoro.com, que desde marzo opera en España. La compañía, que ya cuenta con 500 clientes, ofrece la posibilidad de adquirir monedas de oro, algunas de oro puro y otras con aleación de cobre, como modo de inversión. Además, en su página web permite que los clientes que necesiten liquidez vendan las monedas. Eso sí solo las que les han adquirido a ellos para asegurarse de su autenticidad.
China e India son los mayores compradores de oro, un metal precioso que dentro de 20 años empezará a escasear
La compañía, que ya opera desde hace varios años en Francia y Suiza, decidió apostar por el mercado español porque “aunque en España aún se prefiere vender, poco a poco la gente va a ver el oro como una inversión a largo plazo, como ya pasó en Francia en 2008 y 2009, cuando el país vivía una crisis”, explica Lizette Paternina, directora en España de la firma. Paternina explica que, además de españoles, tienen clientes procedentes de América Latina, “especialmente argentinos”, que ya vivieron un corralito en 2011.
Las monedas de lingoro.com están depositadas en cajas de seguridad en Francia y Suiza, “protegidas de factores externos que puedan deteriorarlas”, que nada tienen que ver con eso míticos cofres que han colocado en el imaginario colectivo las películas de piratas y tesoros secretos. Lo que no tiene ningún misterio es la fecha en la que se acabará el oro que hay aún en las entrañas de la Tierra. En dos décadas empezará a escasear. Es el momento en el que Paternina augura un aumento de su valor “porque habrá más demanda que oferta”. Hoy en día los principales compradores son China, “como protección ante la inflación” e India “muy apegada al oro”, explica Paternina.
Ese apego por el oro parece estar detrás del premio que una empresa de la India, Sahara Group, piensa otorgar a los deportistas indios que ganen una medalla en los Juegos Olímpicos. La compañía anunció el pasado jueves que regalará a los olímpicos cinco kilos de oro por una medalla del mismo metal, tres kilos por una de plata y dos por la de bronce. Si los deportistas no saben en que emplear el dinero pueden plantearse comprar una vaca. Pagarán por ella 2 monedas de oro, la misma cantidad que pagaban por ella los egipcios hace 6.000 años.