Los autónomos dedicados a la agricultura y el comercio están en mínimos históricos. Desaparecen alrededor de 13.000 al año y a día de hoy, con los últimos datos de febrero, hay menos de un millón de trabajadores por cuenta propia afiliados en la suma de los dos sectores (992.933 en total, 257.583 agricultores y 735.350 comerciantes).
La pérdida de autónomos en ambos sectores se ha acentuado desde 2021, especialmente en el campo. Antes de la pandemia el número de autónomos en el sector se mantenía relativamente estable, sin grandes variaciones anuales. Desde 2021, cada mes hay alrededor de 2.000 autónomos menos que un año antes. En total, se han perdido casi 7.400 desde febrero de 2021.
En el caso del comercio, también encadena 24 meses consecutivos de variaciones anuales negativas. En el último mes, febrero, había 10.683 autónomos menos dedicados al comercio que en el mismo mes de 2023. Y si se compra con febrero de 2021, la pérdida es de 30.424 afiliados.
En todo caso, el goteo de trabajadores se inició hace ya más de una década y se ha acentuado en los últimos años. El campo ha pasado de tener 300.937 autónomos en febrero de 2009, primer año disponible en la serie, a los 257.583 actuales, es decir, 43.354 menos.
En el mismo periodo, entre febrero de 2009 y febrero de este año, el sector del comercio ha pasado de los 794.380 afiliados por cuenta propia a los 735.350, con una pérdida de 59.030 autónomos en 15 años.
En definitiva, en febrero de 2009 ambos sectores sumaban más de un millón de trabajadores por cuenta propia, concretamente 1.095.317. Hoy hay 102.384 personas menos que entonces afiliadas a la Seguridad Social en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA).
Los 'males' de los autónomos en la agricultura y el comercio
El principal problema al que se enfrentan los trabajadores por cuenta propia es la falta de relevo generacional. Según los datos de Seguridad Social, la mayor parte de los autónomos (un 63% del total) tiene más de 45 años, lo que evidencia la falta de mano de obra joven. Y esto se agrava cuando se mira únicamente a aquellos dedicados al campo y al comercio.
Además, en los casos de los autónomos empleadores, las caídas coinciden con la entrada en vigor de la nueva reforma laboral impulsada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Esta reforma censura el contrato por obra y servicio y obliga a la conversión de temporales en indefinidos, lo que ha hecho que coja fuerza el contrato fijo discontinuo.
Además, la agricultura y el comercio son sectores muy ligados al Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que ha subido ya más de un 50% desde 2019, con Pedro Sánchez de presidente, en 5.600 euros anuales. Sólo la última subida de este año tendrá un sobrecoste de 1.260 euros anuales por trabajador, incluyendo las cotizaciones sociales.
Se estima que la medida podría afectar a dos millones de asalariados, por lo que el coste añadido para todos los empresarios sumaría un total de 2.500 millones de euros. Si se acumula el sobrecoste de todas las subidas del SMI de los últimos seis años, fuentes empresariales calculan que habría acarreado un gasto extra de 15.000 millones de euros sólo para el empresario.
Otros factores que han afectado a la agricultura de manera directa son las restrictivas políticas de la Unión Europa y la sequía. En total, se han destruido 8.000 empresas y 70.000 empleos en dos años. Por su parte, el pequeño comercio se está viendo afectado por la fuerte competencia de las grandes cadenas, con la liberalización de las rebajas, y el incremento de costes.
