“Hay Gobiernos que nos dan confianza, que se nota que están intentando hacer las cosas bien”, aseguró este miércoles la directora de Gabinete de la Organización para el Crecimiento y Desarrollo Económicos (OCDE), Gabriela Ramos, en el seminario 'Entender cómo funciona economía y cómo hacerla trabajar en beneficio de todos' organizado por la Fundación Ramón Areces y su organización.
El auditorio se tomó las palabras de las directiva como un sugerente apoyo a la gestión económica del Gobierno de Pedro Sánchez. La organización, conocida informalmente como el 'club de los países ricos', está conformada por 36 estados que suponen el 80% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial.
En ese momento, la economista mexicana estaba hablando de las recomendaciones económicas que hace de manera periódica su organización a los gobiernos de sus estados miembros. Según explicaba, entre algunos de los miembros de la OCDE existe cierta “falta de tolerancia” ante las cifras que se les presentan desde la organización. “Hay muchos a los que no les gusta escuchar lo que les decimos, pero esta fotografía hay que mostrarla”, apuntó.
Acto seguido, Ramos comenzó a alabar a aquellos gobiernos con “la valentía de paliar las desigualdades económicas” a través de la intervención estatal y la puesta en marcha de políticas públicas, dos conceptos que forman parte de las principales apuestas del programa del Partido Socialista.
La "fotografía" que comentaba Ramos no es otra que el enorme aumento de la desigualdad entre ricos y pobres que se ha desarrollado en los últimos años tras la crisis financiera. A pesar de que los efectos de la recesión se han minimizado, la brecha entre ricos y pobres continúa presente: sólo el 10% de la población gana el 40% de los ingresos mundiales.
A ojos de la OCDE, la desaceleración económica es una consecuencia directa de la “falta de liderazgo” de ciertos ejecutivos y la reticencia a intervenir en los mercados financieros. “Estamos todavía muy vinculados a esta idea de que hay que dejar al Estado al margen, dejar que los mercados hagan su magia y luego ya veremos”, señaló ayer durante el debate.
El objetivo de la jornada era debatir sobre el panorama económico internacional e intentar desarrollar soluciones sobre cómo fomentar un crecimiento sostenible e “incluyente” para poder cumplir con la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Además de numerosos economistas internacionales, representantes de la banca y expertos en macroeconomía, al acto acudieron las ministras de Economía, Sanidad y Política Territorial y Función Pública.
“No vamos a hacer campaña, pero nos gustaría”
Momentos antes, durante la presentación del evento en el que participaba la ministra de Economía, Nadia Calviño, la directora de Gabinete de la OCDE había intentado, sin demasiado éxito, distanciarse de la coyuntura política española: “Yo sé que España está en un debate político muy importante, por lo que no vamos a hacer campaña, pero nos gustaría”.
“Tenemos que poner el crecimiento incluyente en el centro del debate. Tenemos que poner el bienestar del ciudadano en el centro del debate e incluir a todas esas personas que se han sentido dejadas de lado por el modelo que hemos seguido hasta el momento”, emplazó Ramos.
Dos minutos después, durante su intervención -y después de suscribir todo lo mencionado anteriormente por la directora de la OCDE- Calviño aseguró que los conceptos planteados por Ramos se habían convertido en “el mantra” de su Ministerio. “Tenemos muy en cuenta la aproximación de que el crecimiento no puede ser un fin en sí mismo, sino que tiene que estar supeditado al bienestar de las personas. El crecimiento inclusivo y sostenible siempre ha guiado nuestra acción”, afirmó.
