José María Álvarez-Pallete, presidente del Grupo Telefónica, ha vendido más de 5.400 millones de euros en activos del operador de telecomunicaciones desde que se conviertiera en primer ejecutivo de la compañía en abril de 2016.
Parte de los ingresos generados por esas ventas se ha invertido en la reducción de la deuda, uno de los parámetros económicos que más preocupa al presidente del primer operador español por volumen de clientes y facturación.
Pallete tomó el testigo de la compañía con unos compromisos financieros de 55.200 millones de euros. La deuda poco más de cuatro años después de su llegada es de 37.291 millones de euros (con una reducción interanual del 7,5%). De los 17.909 millones que ha logrado recortar este indicador, unos 5.400 millones podrían provenir de la venta de activos -aunque no todas las ventas, ni mucho menos, se han dedicado a reducir deuda-. En resumen, casi un tercio del tijeretazo de este indicador financiero podría haberse conseguido mediante operaciones de venta de filiales y negocios.
Muchas de las operaciones coinciden con la estrategia que el operador sigue desde finales del año pasado. Quiere centrarse en sus mercados más rentables (Reino Unido, España, Alemania y Brasil) y deshacerse total o parcialmente del resto de (la mayoría en Latinoamérica).
La última entre las más importantes -recogemos las de mayor peso en este artículo- ha sido la de su filial en Costa Rica, división que ahora engrosará el negocio de Liberty Latin America, en una transacción por la que Telefónica recibirá 425 millones de euros. Se da la circunstancia que hace sólo unas semanas la teleco llegaba a un acuerdo precisamente con Virgin Media (marca de Liberty), para fusionar sus negocios en Reino Unido. La unión de O2 (marca de Telefónica en la región) con Virgin Media permitirá ofrecer a la sociedad resultante productos convergentes (fibra, móvil y contenidos audiovisuales), un área de negocio aún por explotar en Reino Unido.
Por otra parte, a primeros de junio Telefónica vendía 10.100 torres de telecomunicaciones a Telxius por 1.500 millones de euros (en 2017 el operador vendió a KKR el 40% de Telxius a KKR por 1.275 millones). Prácticamente todos los grandes operadores están derivando sus infraestructuras a grupos como Telxius o Cellnex para lograr liquidez. Estas empresas -gestoras de infraestructuras-, a su vez, se encargan del mantenimiento de las redes y realquilan a esos mismos operadores las antenas. Pero aún hay más: a finales de 2019 Teléfonica Brasil vendía 1.909 torres de comunicaciones a Telxius por 140 millones de euros.
De igual forma, el pasado mes de abril se deshacía de su negocio de radioenlaces por 90 millones de euros. El acuerdo incluyó 10.800 antenas y la licencia de uso de espectro radioeléctrico, que desde entonces es propiedad del grupo de inversión en infraestructuras Asterion.
Centros de Procesamientos de Datos
Precisamente fue también Asterion quien adquirió casi la mitad de los CPD (Centros de Procesamiento de Datos) de Telefónica. En concreto compró 11 de los 23 Data Centers del gigante azul por 550 millones de euros. Los centros de datos vendidos están en siete países; dos en Argentina, Brasil, España y Perú; y uno en Chile, Estados Unidos y México.
"La operación se enmarca dentro de la política de gestión de cartera de activos del Grupo Telefónica, basada en una estrategia de creación de valor, optimización del retorno sobre el capital y posicionamiento estratégico. Asimismo, complementa el objetivo de reducción de deuda y fortalecimiento de balance por la vía orgánica, en un escenario de generación de caja creciente, que permite a la compañía a la vez mantener una remuneración al accionista sostenible y atractiva", explicó Telefónica en su día.
Las filiales del operador español en Nicaragua y Panamá también se vendieron, en este caso en febrero de 2019, por unos 952 millones de euros al grupo Millicom. Sólo un mes antes Telefónica llegaba a un acuerdo con América Móvil para la venta de sus negocios en Guatemala y el Salvador por 570 millones de euros.
Se trata de una estrategia alineada con la que desde finales de 2019 promueve el operador, que quiere centrarse en sus mercados más rentables (Reino Unido, España, Alemania y Brasil) y deshacerse total o parcialmente del resto (la mayoría en Latinoamérica).