La pandemia ha tirado por los suelo todas las estadísticas laborales. Hay aún 259.865 afiliados menos en la Seguridad Social que en la etapa pre-covid (358.000 menos desde el estado de alarma del 12 de marzo) después de seis meses de crecimiento ininterrumpido del empleo gracias al efecto de rebote y al aumento de la precariedad. También hay 579.996 parados más. A ello habría que añadir los 599.350 trabajadores (633.192 empleados medios) que permanecen en el limbo estadístico de los ERES (no se consideran parados pero sí afiliados). Y, lo que es peor, las contrataciones, el indiciador de que la tendencia podría cambiar, siguen empeorando.
Según los datos del Ministerio de Trabajo, entre marzo (inicio oficial de la pandemia y de la primera fase de confinamiento) y octubre (ya en la segunda oleada) se han registrado 9.778.504 contrataciones frente a las 15.579.626 que se habían producido en el mismo periodo del año anterior. Es decir, hay 5.800.122 contratos acumulados menos que hace un año (-37%) en estos ocho meses de coronavirus. De ellos, más de 5,3 millones son temporales y 550.000 indefinidos. Nunca se había producido un descenso tan acusado, ni siquiera en los peores años de la crisis económica iniciada en 2007. Es el precio que está pagando la economía por el modelo de crecimiento basado en la inestabilidad laboral de los servicios y en particular en la hostelería o el comercio.
En cuanto a octubre, se hicieron 1,5 millones de contratos frente a los más de 2,2 millones en el mismo de hace un año (673.400 menos), así como 81.000 menos que en el mes anterior y casi 5,9 millones menos si comparamos las cifras acumuladas en lo que va de año (de enero a octubre) respecto al mismo periodo de 2019 (13,1 millones frente a 19 millones).
Las contrataciones indefinidas alcanzaron las 152.319, pero son 10.890 menos que el mes anterior, 85.547 menos que en octubre del año pasado, y 543.146 menos en el acumulado del año. La calidad del empleo se sigue deteriorando ya que el 44% del empleo fijo (67.076 contratos) creado en octubre es sólo por unas horas (a tiempo parcial). Se trata de otro nuevo récord. Mientras, los empleos indefinidos a jornada completa (los que pretenden los ciudadanos) sólo representan poco más del 5% del total de los contratos.
En este mes se hicieron además 1,4 millones de contratos temporales con un descenso de 70.237 respecto al mes anterior, casi 600.000 menos que en el mismo mes de 2019 y 5,3 millones menos en el acumulado del año. Esto confirma la delicada situación del mercado laboral agravada de nuevo en el sector privado por el nuevo rebrote del virus.
De este aumento de la precariedad sale que haya crecido en casi 114.000 el número de afiliados medios a la Seguridad Social en octubre, un buen mes tradicionalmente para el empleo, frente a los 106.542 de hace un año, hasta alcanzar los casi 19 millones de cotizantes totales. La cifra se sitúa a medio millón aún del récord conseguido en julio del año pasado (19,5 millones). Hay dos fases en este mes. Durante la primera quincena, aumentó el número de cotizantes netos (diferencia entre altas y bajas) por encima de los 140.000 cuando todavía no se había puesto en marcha el confinamiento territorial o de zonas limitadas. Pero, en la segunda parte del mes, con el confinamiento parcial en activo y la nueva prórroga de alarma de seis meses, se produjo una destrucción de empleo neto de unos 25.000.
Un nuevo confinamiento
De todas formas, aunque se atenúan las cifras, la afiliación anual cae aún en 439.628, sólo tres mil menos que hace un mes. Es decir, se percibe que se está reduciendo el efecto rebote (en términos desestacionalizados sube la afiliación en 45.365 cuando hace un mes crecía a un ritmo de 109.271 y de 232.664 en agosto) y que el nuevo confinamiento empieza a hacer acto de presencia en la estadística.
Por ejemplo, en octubre aumentó la afiliación en la educación en 135.032 personas (16,3%) como consecuencia de la apertura masiva de los centros privados, también universitarios, de trabajadores que habían resultado despedidos durante el verano (sucede todos los años). Sin embargo, en octubre de 2019 esa cifra superó los 151.000 (19% más).
Es decir, pese a que al sector no se le aplica los efectos de la nueva fase de confinamiento, es evidente que se contrata a menos personal. Por su parte, la industria manufacturera ha aumentado la afiliación en 6.826, el doble que hace un año, anticipándose a la producción de la campaña navideña con la confianza de que no acabe con ella la pandemia.
Sector público
Es en el sector público donde ahora aparecen más contrataciones (27.084) frente a las 16.939 de hace un año. Aquí no se incluye al personal sanitario, ya que la actividad relacionada con la salud y los servicios sociales (pública y privada) baja en casi 16.000. Y, curiosamente aparecen ahora casi 5.200 nuevos cotizantes en el comercio cuando en el mismo mes de 2019 desaparecieron casi 6.800. También se reduce en 15.341 el número de cotizantes de la hostelería, pero hace un año el descenso era superior en cuatro veces más (6.638). Es decir, el empleo en esta actividad ha bajado menos en esta ocasión por la resistencia a los cierres, también en el comercio, y el buen tiempo que ha facilitado el retraso de la recogida de las terrazas.
En todo caso, el aumento de las afiliaciones, de poca calidad contributiva en su mayor parte, no es capaz de reducir las cifras del paro aunque muchos puestos de trabajo están ocupados por más de una persona. Vuelve a repuntar en casi 50.000 (la mitad que hace un año) hasta más de 3,8 millones. Se trata de la cifra acumulada más alta desde 2016, lo que significa que la pandemia, y la desaceleración económica que desde hace un año se atisba, se han llevado ya más de cuatro años de lucha contra el desempleo. En cifras anuales, hay ahora 648.384 parados más mientras que en octubre de 2019 descendía en 77.077 y, por ejemplo, la caída era de 212.323 en 2018 y de casi 300.000 en 2017. Desde 2009 (hace 11 años) no se registraba una estadística de paro anual tan elevada.
Por sectores, destaca que el desempleo haya aumentado en 30.624 personas en los servicios ahora cuando hace un año llegaba a casi 72.000 más. En sentido contrario, se duplica el número de desempleados entre el colectivo de sin empleo anterior (hasta 8.279) como consecuencia de la dificultad y desconfianza existente entre los jóvenes para encontrar un empleo. También se observa que la agricultura, concluida la fase de recogida, haya aumentado su número desempleados (10.234), pero es sensiblemente inferior al del año pasado (16.072). Se debe a que este sector, ligado al alimentario, es uno de los pocos en que se genera algo de actividad.