Desde el comienzo de la temporada turística, un siempre difuso espacio de tiempo que se inicia con la Semana Santa y se prolonga hasta el mes de septiembre en la mayor parte del territorio peninsular, los ciudadanos nos acostumbramos a pasear por las grandes ciudades y los pueblos costeros entre anuncios, a veces hasta manuscritos, reclamando camareros, cocineros o dependientes de tiendas. Es una tradición que llega avanzada ya la primavera y termina superada la primera mitad del verano.
2022 no podía ser una excepción. La diferencia en relación con otros ejercicios es que la falta de estos profesionales se ha agudizado, lo que ha dado pie a resucitar, un año más, la precariedad laboral de esos sectores, la avaricia de los empresarios, la generosidad de las prestaciones por desempleo y hasta la inoperancia del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
Deteniéndose en las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Trabajo sobre el mercado de trabajo español del pasado mes de junio, se observa que en nuestro país, un total de 742.059 personas estaban apuntadas en las listas del SEPE como demandantes de empleo dentro de la categoría de “trabajadores de servicios de restauración y comercio”. De esta cifra, 228.568 correspondía a camareros (trabajadores asalariados en los servicios de restauración) y otros 448.496 a “dependientes en tiendas y almacenes”. En ambos casos, hay mayoría de mujeres en la lista de demandantes: 133.275 frente a 95.293 en el caso de los camareros/as, y 383.699 frente a 64.797, en el caso de los dependientes comerciales.
Estos dos epígrafes suponen el 91,24% del total de los trabajadores de servicios de restauración y comercio que buscan un empleo. El resto, casi 65.000 personas, están catalogadas en los apartados de “cajeros y taquilleros, excepto los bancarios”, (48.611) y “vendedores que no se contabilizan en tiendas y almacenes” (14.634). Además hay 1.066 "camareros y cocineros propietarios" y otros 684 "comerciantes propietarios de tiendas".
Parados en España
A 30 de junio pasado, más de 4,25 millones de personas figuraban en el SEPE como demandantes de empleo, de los que 2,543 millones eran mujeres y 1,7 millones, hombres. De la cifra total, 2,88 millones, las dos terceras partes, estaban parados y 1,37 millones, no. Por cada persona que estaba en paro en junio de este año, 1,47 personas buscaban empleo. Para hacer una proporción más clara, por cada dos parados hay tres personas buscando empleo en todos los sectores de la economía española.
Si no se tienen en consideración los datos de 2020 y 2021, muy alterados por la excepcional situación sanitaria que se vivió en esos años, esta proporción es la más alta de los cinco últimos ejercicios. En 2020 llegó a acercarse a dos demandantes por cada desempleado, proporción que cayó a 1,56 en 2021. En 2017 pedían empleo 137 personas por cada 100 parados y en 2019, 142 por cada cien.
Pero no todos los demandantes de empleo están dispuestos a trabajar en cualquier condición. En el caso de los camareros, alrededor de 11.000 manifiestan tener una disponibilidad limitada y 1.319 solicitan empleos específicos. En el caso de los dependientes, con esas mismas exigencias hay 20.565 y 1.448, respectivamente.
Se buscan camareros
La mayoría de los anuncios que aparecen en las ofertas de empleo evitan las referencias al salario y en, en mucho casos, hasta el número de horas que hay que trabajar. Textos como "buscamos para trabajar fines de semana camarero/a; personas con algo de experiencia, manejo de bandeja y buena actitud ante el clientes; contrato a tiempo parcial" se suceden en las webs de ofertas de trabajo. Rara vez se habla de salario y libranza, aunque hay algunos ejemplos. Se destaca "dos días de libranza consecutivos", como algo un aliciente que parece excepcional. Las pocas referencias salariales que hemos encontrado hablan de 1.370 euros brutos al mes, en un caso, y 18.000 euros anuales, en otro.
Según la última Encuesta de Población Activa del primer trimestre del año, el coste laboral medio por trabajador y mes fue de 2.729 euros, de los 2.007 euros correspondían a coste salarial y 722, fundamentalmente, a cotizaciones. Por sectores, el suministro de energía y las actividades financieras son las mejor remuneradas. Si embargo, la hostelería figura en el escalón más bajo, con 1.547 euros/mes de coste laboral, que dejaría el salario en torno a los 1.200 euros.
Los aspirantes a un puesto de trabajo en el sector de la hostelería se quejan de los sueldos por debajo de 1.000 euros mensuales, a cambio de una jornada laboral extenuante, por encima de las diez horas
Los aspirantes a un puesto de trabajo en el sector de la hostelería se quejan de los sueldos que se ofrecen (por debajo de 1.000 euros mensuales) a cambio de una jornada laboral extenuante, por encima de las diez horas. Hay quienes piensan que una de las razones para que los trabajadores rechacen las condiciones ofrecidas por los empresarios es el troceamiento de la jornada laboral, la contratación a tiempo parcial, que obliga a simultanear otro empleo… Los salarios que se ofrecen no son precisamente tampoco un incentivo para dejar de percibir la prestación contributiva de desempleo (890 euros mensuales de media, según Trabajo) y embarcarse en una nueva aventura laboral.
Con la situación descrita, a nadie puede sorprender el nivel de rotación que existe en este sector. En junio pasado se produjeron 793.505 altas de demanda de empleo de las que 734.102, el 92,5% eran de reactivación y solo 56.456, nuevas. A los sectores “restauración y comercio” correspondieron 144.840, el 18,25% del total: 52.193 fueron de camareros y 80.830, de dependientes. Hubo un total de 790.774 bajas, de las que 58.869 se dieron en la hostelería y 85.630, del comercio. En junio, según el SEPE, se llevaron a cabo 1,784 millones de colocaciones, de las que 247.445 (el 13,9%) correspondieron a camareros/as, y 95.859 (el 5,37%) a dependientes.
Piti
Lo que no puede ser es cibar 1500€ por jornadas de 12 horas.
JIM Liberal
Pues es bien fácil: a la segunda oferta de empleo rechazada o al apuntarse de nuevo al paro tras quince días que pierdan el subsidio. Es la única manera de hacerles trabajar. En los últimos cuarenta años hemos creado dos millone de vagos que es nuestro paro estructural.
ma
Es tan fácil como dirigirse a la oficina de empleo para sacar gente. El trabajador que cobre una prestación no se puede negar porque la perdería. ¿Qué es lo que sucede?, que los empresarios evitan dirigirse a la oficina de empleo, lo que quieren son esclavos para un par de meses, pagándoles el mínimo con un número de horas ilimitado, y si acaso que vengan de otras provincias costeándose el trabajador el alojamiento y los viajes, es decir, esclavitud con otro nombre para volver al paro al acabar la temporada turística sin un euro en el bolsillo. El clásico timo del empresario hostelero español