Definitivamente la incertidumbre no parece estar afectando al crecimiento económico. El PIB ha vuelto a sorprender al evitar la desaceleración de una décima que se esperaba y crecer un 0,8% en el segundo trimestre. Ya son cuatro los trimestres consecutivos que lleva creciendo a ese ritmo gracias al consumo de los hogares y al repunte de la inversión, que mostraron aumentos trimestrales del 0,7% y del 1,3%, respectivamente, según la estadística de Contabilidad Nacional Trimestral publicada este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Por el contrario, el gasto público retrocedió un 1,6%, en contraste con el avance del 0,7% que había experimentado entre enero y marzo. El gasto de las instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares también pisó el freno y se redujo un 0,3% en el segundo trimestre, frente al crecimiento del 0,7% que registró en el primer trimestre. Las exportaciones crecieron un 4,3%, frente al descenso del 0,4% que experimentaron en el trimestre anterior, mientras que las importaciones subieron un 2,7%, acelerando en 2,3 puntos el crecimiento trimestral del periodo enero-marzo.
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Sin embargo, la tasa intearnual sí está empezando a mostrar la temida desaceleración. Si el primer trimestre crecía a un 3,4% ya lo hace a un 3,2%, aunque encadena nada más y nada menos que 10 trimestres al alza. ¿Por qué esta desaceleración? Porque odos los agregados del PIB moderaron su crecimiento interanual en el segundo trimestre: el consumo de los hogares, que creció una décima menos, el gasto público y la inversión, que se contrajo más de un punto.
De hecho, el instituto estadístico explica que la desaceleración interanual es consecuencia de una menor contribución de la demanda nacional, que aportó 3 puntos al crecimiento en el segundo trimestre, ocho décimas menos que en el trimestre anterior, y de una mayor contribución de la demanda externa, que pasó de restar cuatro décimas al PIB en el primer trimestre del año a aportar dos décimas entre abril y junio.
Las cifras del INE arrojan también datos de empleo, que lleva ya nueve trimestres al alza. Esta variable, según la estadística, aumentó a un ritmo del 2,9% en términos interanuales en el segundo trimestre, tres décimas menos que en el trimestre anterior, lo que se tradujo en la creación de 484.000 empleos equivalentes a tiempo completo en un año. Este comportamiento, junto con la variación experimentada por la jornada media, dan como resultado una desaceleración de tres décimas en la tasa anual de horas efectivamente trabajadas, desde el 3,2% al 2,9%.
Por sectores, en el segundo trimestre la ocupación en los servicios desaceleró una décima su crecimiento interanual, hasta el 3,3%, mientras que la agricultura recortó más de tres puntos su tasa interanual, hasta el 2,1%, y la industria empeoró ocho décimas su tasa interanual, hasta el 1,6%. Por el contrario, la construcción aceleró dos décimas el avance de puestos de trabajo, hasta el 1,1%.
El empleo asalariado, por su parte, creció un 3,2% interanual en el segundo trimestre, tres décimas menos que en el trimestre anterior. Con todo, la productividad aparente por puesto de trabajo equivalente subió tres décimas, hasta el 0,4%, mientras que el crecimiento de la productividad aparente por hora efectivamente trabajada mejoró dos décimas, hasta el 0,3%. La remuneración de los asalariados pasó del 3,4% al 4% por la desaceleración del número de asalariados (del 3,5% al 3,2%) y por el aumento en nueve décimas de la remuneración media por asalariado (del -0,1% al 0,8%).