El fin del rescate. El inicio de la privatización de Bankia. Las ventas de Catalunya Caixa y Novagalicia. La absorción de CEISS por parte de Unicaja… Pese a que el mapa bancario parece haber encontrado ya un momento de sosiego, las entidades continúan de forma silenciosa con el ajuste en sus plantillas. No en vano, la reducción del ratio de eficiencia (la mayoría de las entidades lo han reducido al entorno del 50%) se está convirtiendo en una de las palancas que articulan las entidades para compensar la caída del negocio bancario.
En el primer semestre de 2014, el sector financiero, sumando bancos, antiguas cajas y dos grupos de cajas rurales (CajaMar y Bantierra), ha reducido sus plantillas en 6.753 trabajadores, según datos de la Federación de Servicios (FeS) de UGT. Santander, fruto del proceso de fusión con Banesto, es la entidad que ha realizado un mayor ajuste: 2.063 trabajadores menos. Le siguen Sabadell (1.537 trabajadores menos), Catalunya Caixa (752), BBVA (526), Caixabank (533) y Bankia (303). Bankinter, fruto de su apuesta por el segmento de banca privada, ha incrementado su plantilla en 71 personas. CajaMar es la otra entidad que presenta un saldo positivo con 4 contrataciones.
El sector ocupaba antes de la crisis a 270.351 trabajadores. Desde 2008 se han perdido más de 63.500 empleos, según datos de UGT Banca, se han cerrado casi 12.000 oficinas y se ha producido una concentración de entidades financieras que refleja la situación de oligopolio en la que vive el sector. Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Popular, las seis grandes entidades, controlan ya el 70% del mercado español.
Además, este voluminoso recorte de plantillas acentúa la situación de exclusión financiera que se están produciendo en muchas zonas rurales. En estas zonas, la desaparición de las antiguas cajas está dejando a la población sin actores financieros que ayuden a financiar la economía real. Según datos de Comfia, el sector de ahorro de CCOO, el número de empleados de banca por cada 10.000 habitantes se ha reducido en un 9% desde 2008, el año del inicio de la crisis. De 60 empleados se ha pasado a 46,4 trabajadores en 2014, lejos de la media europea que se sitúa en 61,8 empleados. Pese a que la reducción de plantillas es una dinámica que se observa en todas las entidades europeas, países como Francia o Alemania, pese a que sufren una reducción de trabajadores en esta estadística del 4%, presentan un menor recorte: apenas un 4%.
El 75% de las plantillas prolonga su jornada laboral
Este ajuste laboral de casi una cuarta parte del personal ha obligado a tres de cada cuatro miembros de las plantillas actuales a prolongar su jornada laboral por encima de lo fijado en el convenio para asumir la carga de trabajo extra. Así lo asegura una reciente encuesta de UGT Banca que ha preguntado a una muestra de 9.476 empleados de banca, representados en 28 entidades, desde bancos, bancos de antiguas cajas y cajas rurales.
El 77,67% afirmó trabajar más horas de las que establecen su convenio sectorial y de empresa, arrojando una media de entre 104 y 109 horas extraordinarias, no remuneradas, al año. Una cifra que supera con mucho el tope de 80 horas extras que marca el Estatuto de los Trabajadores.
Los empleados consultados achacan este sobreesfuerzo en un 40% al exceso de volumen de trabajo que afrontan, mientras que otro 30,45% lo atribuye a la presión de sus superiores. La sección sindical de la que es secretario general José María Villa calcula que cubrir estas horas no declaradas requeriría la creación de 25.249 puestos de trabajo.
Desde Fes-UGT exponen, sin embargo, que teniendo en cuenta solo la sobrecarga de trabajo derivada de los procesos de ajuste abordados por el sector en los últimos años, el déficit de personal que sufre la banca oscila entre los 10.200 y los 14.600 empleados.
Es decir, consideran que los recortes de la reestructuración bancaria, que Villa avanza que no ha concluido, se han excedido en casi 15.000 personas en relación con la carga de trabajo del sector.
El otro sindicato mayoritario del sector, Comfia CCOO, maneja otras cifras. Sus datos aseguran que las prolongaciones de jornadas que se efectúan en el sector superan los 57 millones de horas anuales, que podrían haber ahorrado la supresión de 33.000 de los 50.000 empleos destruidos en el sector durante la crisis.
Además, esas millonarias horas extraordinarias han supuesto una pérdida a las arcas públicas de más de 2.300 millones de euros en conceptos como las cotizaciones a la Seguridad Social o la tributación a la Hacienda Pública, unos cálculos que no ha contabilizado UGT.
Frente a la creencia en períodos anteriores que un trabajo en el sector financiero se prolongaría hasta la jubilación, una reciente encuesta de UGT Banca asegura que el 71,3%, del total de 9.476 empleados de banca preguntados, siente una menor inseguridad en el empleo, fruto del enorme proceso de reestructuración que ha vivido el sector en los cuatro últimos años.