La titular de Empleo, Fátima Báñez, defiende que los contratos se simplifiquen a cuatro, un portal único que incluya ofertas privadas, flexibilizar el tiempo parcial y una reforma que vincule mejor las prestaciones de desempleo a la formación. En cambio, el ministro de Economía, Luis de Guindos, cree que hay que reforzar la recuperación y plantea una reforma mayor, que podría abarcar el sistema de subsidios de desempleo. De juez en esta polémica servirá el informe de la OCDE, que muy probablemente se publicará el 18 de diciembre. En una suerte de guerra fría entre bastidores, la carrera por imponerse en esta materia ha comenzado.
Fuentes del Gobierno niegan que haya discrepancias y hablan de un menú de opciones que se están discutiendo, a la espera del informe de la OCDE que valorará el impacto de la reforma laboral. Por el momento, dicen, tan sólo se plantea lo comprometido en el plan de reformas presentado en Bruselas.
Sin embargo, diversas fuentes no gubernamentales apuntan a que en Bruselas se pide más. Que el documento de la OCDE servirá de pretexto para nuevos ajustes a la reforma. Y en concreto señalan a Guindos como el ministro que está a favor de una segunda vuelta más profunda a la reforma laboral, que contribuya a apuntalar la recuperación en ciernes.
Es más, ponen de ejemplo varios estudios, algunos promovidos por la CEOE, que avalan las tesis de que los beneficiarios de la ayuda de desempleo esperan a los últimos meses de la prestación para buscar trabajo; que la duración de la prestación es la mayor de Europa; que exige poco tiempo cotizado para cobrarla y que es de las más generosas al brindar una mayor proporción del sueldo. “El trabajador se toma el subsidio como un derecho y lo apura todo lo que puede. Si bien hay muchos casos que padecen verdaderas dificultades para encontrar empleo, también hay que cambiar el modelo para incentivar la búsqueda y fomentar que se acepten antes las ofertas de trabajo. En Moncloa se mira habitualmente cómo modificar la prestación en este sentido”, explican. De hecho, la crítica más habitual a la ministra de Empleo en ámbitos empresariales consiste en que todavía no ha eliminado todas las incertidumbres existentes en torno a la contratación.
Las cuentas no cuadran
En junio del año pasado, el Ejecutivo ya endureció el acceso a los subsidios para mayores de 55 años y recortó la prestación por desempleo a partir del séptimo mes del 60 al 50 por ciento de la base regulatoria. Sin embargo, pese a estos ajustes, el desembolso en prestaciones no se ha frenado y superará de nuevo los 30.000 millones de euros, una cifra que pone en duda cualquier esfuerzo para reconducir el déficit.
Y de ahí que una serie de informes, filtraciones y globos sonda se hayan atribuido a Guindos y su intención de meter un tajo a la ayuda. Entre ellos, un estudio de PricewaterhouseCoopers, consultora donde trabajó el ministro, publicado justo el día que por primera vez bajaba el paro en noviembre. O las informaciones sobre el hecho de que se ha agotado todo el crédito extraordinario de 5.800 millones para cubrir prestaciones. Y por último, la noticia procedente de Bruselas de que se conseguirían unos 2.500 millones en ahorros gracias a la segunda vuelta de la reforma laboral.
No obstante, siempre amparada por la vicepresidenta Soraya Sánez de Santamaría y por el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, Báñez busca que no haya más modificaciones que las ya planeadas. Su intención es que los contratos se reduzcan a cuatro y mediante un sistema informático se pueda ir accediendo con facilidad a todas las bonificaciones a las que se tenga derecho. La ministra quierepotenciar todavía más los mecanismos privados de recolocación, aunque tiene muy retrasado el proyecto y bastante descontentas a las empresas involucradas. Ha de eliminar las rigideces existentes en la contratación a tiempo parcial para que los empresarios puedan usarla más fácilmente a la hora de rellenar huecos. Y otro reto importante es la reescritura de su contrato estrella, el de apoyo a los emprendedores, pues una sentencia de Barcelona cuestiona que esta modalidad tenga un periodo de prueba de todo un año.
A pesar de que la exsecretaria general de Empleo, Maravillas Rojo, diseñase una intranet para aglutinar toda la oferta y demanda de empleo a escala nacional, todavía no existe un portal único en funcionamiento. Los funcionarios tienden a ofrecer los puestos de su oficina para cumplir con los objetivos. De modo que después de cinco años de crisis, Empleo piensa corregir esto creando un portal único que incluso recoja las alertas de trabajos promovidos por empresas de empleo privadas.
Y por último, la iniciativa más ambiciosa que prepara el Ministerio de Empleo es la reforma de la formación y las políticas activas, de forma que éstas se vinculen a las políticas pasivas, es decir, a las prestaciones. La ministra Báñez ha de responder al principal reproche que le ha hecho Bruselas en su último informe: tras cinco años de crisis, aún no se han modernizado como debieran los Servicios Públicos de Empleo.