Repsol ha dado un paso más en su particular apuesta por los combustibles renovables al iniciar la producción a gran escala en sus instalaciones de Cartagena, que se convierte así en la primera planta de la Península Ibérica dedicada exclusivamente a la producción de combustibles "100% 'verdes' y en la que ha invertido 250 millones de euros, informó la compañía. En concreto, esta tiene capacidad para fabricar 250.000 toneladas anuales de combustibles renovables a partir de residuos, como puede ser el aceite de cocina usado.
Así, puede producir diésel renovable y combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés), que se pueden utilizar en cualquier medio de transporte, aprovechando las infraestructuras existentes de repostaje. La energética dirigida por Josu Jon Imaz avanza así en su apuesta estratégica por los combustibles renovables como una alternativa ya disponible para la descarbonización del transporte que pueden utilizarse en vehículos actuales y con las infraestructuras existentes.
Repsol apuesta por un futuro renovable
La compañía estimó así que los combustibles renovables que se fabrican en Cartagena permitirán evitar 900.000 toneladas de CO2 al año, al suponer una reducción del 90% de las emisiones netas de CO2 en comparación con el combustible de origen mineral que sustituye, por la menor intensidad de carbono del combustible renovable. El director general de Transformación Industrial y Economía Circular de Repsol, Juan Abascal, destacó que con esta primera planta en la Península Ibérica el grupo da "un paso más en su transformación hacia la descarbonización".
Repsol prosigue así su camino en su apuesta por los combustibles renovables, a pesar de llevar en el ojo del huracán desde hace unas semanas en medio de una demanda por 'greenwashing' presentada por Iberdrola y las críticas de la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. De hecho, este mismo miércoles, Ribera reconoció su molestia con la "dureza" con la que Repsol "trata a la política verde europea o las decisiones de política industrial y de política económica del Gobierno".
Dentro de esta estrategia de la empresa presidida por Antonio Brufau, firmó también recientemente un acuerdo con Bunge por el que adquiere el 40% de tres instalaciones industriales operadas por Bunge Ibérica dedicadas a la producción de aceites y biocombustibles en Bilbao, Barcelona y Cartagena, cercanas a complejos industriales de Repsol.
Además, a esta nueva planta de Cartagena, cuya producción de combustibles renovables representa un 5% de su producción total de diésel o un 17% de su producción de queroseno, sumará en 2025 una segunda en Puertollano, con una inversión de 120 millones de euros y que producirá 240.000 toneladas de combustibles renovables. Igualmente, prevé replicar este modelo en un tercer centro industrial en España antes del año 2030.
El plan así pasa por transformar sus seis complejos industriales en la Península Ibérica en centros multienergéticos descarbonizados, que sean capaces de tratar todo tipo de materias primas para producir materiales de baja huella de carbono.
La nueva hoja de ruta de Repsol
Repsol tiene como objetivo alcanzar una capacidad total de producción de combustibles renovables, incluyendo hidrógeno renovable y biometano, de entre 1,5 y 1,7 millones de toneladas en 2027 y hasta 2,7 millones en 2030, y liderar el mercado de este tipo de combustibles en la Península Ibérica. Con este proyecto, y las iniciativas que ya tiene en marcha, el grupo destacó que "se sitúa a la cabeza de la industria en lo que respecta a la capacidad de producción de combustibles renovables".
Además, la compañía reivindicó su compromiso con el empleo industrial en la Península Ibérica, "que está mejor remunerado que el de otros sectores y fomenta la inversión en tecnología e innovación. Las refinerías de la compañía emplean a 28.000 personas, entre empleos directos, indirectos e inducidos".
La 'hoja de ruta' de Repsol para el periodo 2024-2027 prevé unas inversiones de hasta 6.800 millones de euros en sus negocios industriales, de los cuales un 44% se dedicará exclusivamente a proyectos bajos en carbono, condicionados a la evolución del marco regulatorio y fiscal en España, que incluyen iniciativas de combustibles renovables, biometano, hidrógeno renovable y gasificación de residuos, entre otros.