La Autoridad Bancaria Europea (EBA en inglés) ha decidido ampliar su examen a la banca europea previo al test de estrés que realizará el Banco Central Europeo (BCE), paso último antes de que la institución que preside Mario Draghi se haga cargo de la supervisión de gran parte del sistema financiero del viejo continente. En un principio, la EBA tenía previsto realizar únicamente una revisión de carteras de las entidades analizadas. Sin embargo, el ejercicio será mucho más global con un examen profundo de todo el balance y no sólo de determinadas carteras de créditos, según explican fuentes del sector.
La decisión se debe, por una parte, a la contratación de la firma auditoria Oliver Wyman, como asesor del Banco Central Europeo (BCE), en el test de estrés previo a la entrada en vigor de la autoridad bancaria única que afectará a las entidades europeas con un tamaño superior a los 30.000 millones. "Además", según corroboran fuentes bancarias, "existe una gran hetereogeneidad en Europa sobre los activos que conforman una cartera concreta. Lo que aparece en una cartera de promotor en los bancos españolas es diferente a lo que engloba en otros países europeos. De ahí, la decisión que ha tomado la EBA".
En el nuevo ejercicio, que sufrirá algo de retraso sobre el calendario inicial (enero-febrero de 2014), también se revisarán otros aspectos como los fondos de comercio o el impacto de los famosos activos fiscales diferidos (DTA's por sus siglas en inglés) en el capital de las entidades. La EBA realizará este ejercicio con los datos de las entidades a 31 de diciembre próximos, después de un intenso debate en el que determinados países pujaban por tomar como corte la situación del balance a final del segundo semestre de este año.
Pese a que la estructura de la revisión sí parece más cerrada, las entidades, por ende los supervisores nacionales, aún tienen bastante desconocimiento sobre aspectos más concretos de esta revisión del balance. El ejercicio calcará, eso sí, la metodología utilizada tras el primer examen genérico a la banca española realizado por Oliver Wyman y Roland Berger. Después de ese ejercicio, conocido como 'top-down', cada banco español fue revisado a conciencia por una firma de auditoría diferente al auditor con el que se trabaja de forma habitual. Los datos que salieron de aquel examen fueron entregados a Oliver Wyman que, finalmente, determinó las necesidades de capital en función de tres escenarios (base, adverso y estresado).
La EBA ha ampliado este examen ante la dificultad de hacer un examen común a las carteras de activos de todos los bancos europeos
Pues bien, esta revisión del balance servirá de base para el posterior test de estrés que realizará el Banco Central Europeo. Hasta el momento, no está cerrado que este ejercicio cuente con el apoyo de la Autoridad Bancaria Europea, dado que ambas instituciones aún no han terminado de concretar el papel definitivo que tendrá cada una de ellas con la supervisión única.
Hasta el momento, la EBA está siendo transmisor de algunos de los 'guidelines' para estas pruebas. Así, en busca de la homogeneización en toda Europa, el Banco Central Europeo cambiará la definición de 'moroso', colocando en esta situación de forma automática todas aquellas operaciones en las que haya impago después de 90 días. En Italia, por ejemplo, la calificación de dudoso se produce a los 120 días.
Esta nueva directriz no supondrá nigún cambio para las entidades españolas en cuanto al plazo ni en el volumen de provisiones, pero sí tendrá un efecto negativo en cuanto a la tasa de mora del sector. Debido a cambios en el criterio de arrastre, en cuanto a la calificación de la situación de un impago, éstos elevarán el reconocimiento de activos como dudosos, que pese a estar ya provisionados como tales, se encuentran calificados como normales.
Además, la banca europea también ha recibido la orden de que se armonizarán los criterios en cuanto a las refinanciaciones de los préstamos, con un criterio bastante cercano a la última revisión efectuada por el Banco de España, ejercicio finalizado el pasado 30 de septiembre. Su objetivo es que aflorará antes de esa fecha la morosidad aún oculta en los créditos refinanciados. Esta exigencia, única en Europa, ha obligado a la banca a provisionar en las últimas semanas otros 5.000 a 10.000 millones extra, según cálculos del sector.
La banca española, tras los exigentes ejercicios efectuados por Roland Berger y Oliver Wyman, como consecuencia del rescate bancario, además de la continua monitorización que viene sufriendo por parte de la Troika, confía en tener ningún tipo de susto con estas próximas pruebas de la EBA y el BCE.
Para evitar cualquier sorpresa, el Banco de España realizará un examen de las carteras de activos de los bancos españoles antes de final de año, como adelantó este medio en septiembre pasado, por encargo del Banco Central Europeo (BCE).