Aunque todavía tímidamente, las estadísticas ya reflejan una cierta caída de las Sicav en España, golpeadas por la incertidumbre política y el miedo a la llegada de una futura legislación contraria a estas sociedades de inversión colectiva y baja tributación célebres por ser vehículos de ahorro para grandes fortunas. Tal y como ya contó Vozpópuli a finales de junio, la posibilidad de que un nuevo Gobierno legislara contra estas instituciones de fiscalidad ventajosa empujó a gran parte de los bancos españoles a iniciar los trámites para transformar las Sicav en fondos de inversión.
Desde que España está con un Gobierno en funciones (y por lo tanto se mantiene la incertidumbre sobre el signo del próximo) el número de Sicav ha descendido. A inicios de diciembre de 2015 estaban registradas 3.427 de estas sociedades, según los datos de Inverco. Pero siete meses después, a finales de junio de 2016 (últimas cifras disponibles) dicha cantidad se ha reducido hasta las 3.382 de estas instituciones que tributan en el Impuesto de Sociedades por el 1% de sus beneficios. Son 45 Sicav menos, y las distintas fuentes consultadas esperan que dicha cantidad se reduzca durante los próximos meses, toda vez que la actividad de traspaso y conversión a fondos se ha acelerado recientemente.
La incertidumbre respecto a una normativa perjudicial para estas sociedades ha provocado que su número haya descendido en 45 desde diciembre
En la práctica, más allá del hecho de que haya menos Sicav, una de las repercusiones de esta caída es su efecto en la inversión. La ausencia de Ejecutivo y la incertidumbre respecto a una normativa perjudicial para estas sociedades han provocado que la cantidad de dinero invertido se haya desplomado en cerca de 3.000 millones de euros. A inicios de diciembre de 2015 las 479.890 personas que participaban como accionistas de Sicav invertían cerca de 35.482 millones de euros; pero en junio de 2016 esta cifra se ha reducido a apenas 32.566 millones de euros.
Un traslado con el beneplácito de Hacienda
La banca lleva meses preparándose ante una hipotética legislación en contra de las Sicav. La práctica totalidad de los grandes partidos (incluido el Partido Popular) se ha declarado durante la última campaña electoral a favor de limitar o incluso prohibir estas sociedades de baja tributación. Así queda definido en el programa electoral de todos ellos. A la vista de las malas perspectivas para estos vehículos de inversión, entidades como BBVA, Santander, Bankinter, UBS, Novo Banco y Credit Suisse, entre otras, han trazado planes para evitar un éxodo de capitales en el caso de que finalmente esta promesa electoral se convierta en realidad.
La fórmula elegida por la mayoría de entidades, y que cuenta con el beneplácito del Ministerio de Hacienda según ha podido saber Vozpópuli, es la de transformar estas Sicav en fondos de inversión creados ad hoc. Estos fondos también tributarían al 1% en el impuesto de sociedades (ya lo hacen actualmente), y tendrían la ventaja para los inversores de que, más allá de los gastos de apertura y gestión, no acarrearía el pago de ninguna plusvalía. Las entidades, por tanto, crearían nuevos fondos de inversión expresamente pensados para acoger a los partícipes de las actuales Sicav.
Otro de los métodos elegidos por las grandes fortunas para librarse de una vez por todas la amenaza de un Gobierno antisicav fue la transformación de las mismas en sociedades anónimas. Es la vía emprendida por ejemplo por Manuel Jove. El empresario gallego, exprincipal accionista de BBVA, acordó dar de baja sus dos Sicav (Doniños y Bourdet, más de 40 millones de euros gestionadas entre ambas) de los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores para convertirse en sociedades anónimas convencionales, sujetas a las mismas obligaciones y la misma fiscalidad que cualquier compañía privada.
Se siguen creando nuevas Sicav
La incertidumbre respecto de las Sicav y la posibilidad de que un gobierno contrario a las mismas llegara al poder (todos los partidos incluyen algún tipo de promesa electoral para atarlas en corto) sin embargo no ha supuesto una congelación absoluta de las mismas. De hecho, tal y como informó Vozpópuli, en los primeros meses del año se siguieron constituyendo nuevas sociedades de inversión colectiva y baja tributación.