Cerca de 300 trabajadores de Nissan viajarán este martes de Barcelona a Cantabria. Su intención es el miércoles protestar ante la fábrica de la compañía en Los Corrales de Buelna e impedir el tránsito de camiones con material desde este centro de producción. El jueves, las protestas se trasladarán al centro de Santander ante la sede del Gobierno de Cantabria.
Un movimiento que coincidirá con el inicio de la conocida como operación salida por el arranque de la primera quincena de julio, y Cantabria volverá a ser, pese al coronavirus, uno de los puntos más ajetreados. "Nuestra intención es dar un toque de atención a Renault, que también es parte implicada en la alianza que forma con Nissan", explican fuentes cercanas a CCOO a Vozpópuli.
Su protesta se quiere centrar en esta región y busca sólo intentar interferir en el funcionamiento de la fábrica de Los Corrales de Buelna. Pero la afección al resto de viajeros que se moverán en estos días de gran tránsito no se descarta. "Queremos dejar claro que lo que se nos ha hecho en Barcelona también puede ocurrir en este centro de producción", añaden.
El objetivo es bloquear la cadena de suministros de la factoría de Nissan con las plantas de Renault, su socio en la alianza. Los representantes sindicales consideran que las opciones de futuro de los 3.000 trabajadores que se quedarían en la calle tras el cierre de Barcelona pasan por la incorporación de las fábricas catalanas en el sistema productivo de Renault.
Mantener los piquetes en Barcelona
Sus estimaciones es que sean cerca de 300 personas las que se desplacen hasta Cantabria para estas protestas. Primero, porque el coronavirus les obliga a realizar una organización de esta movilización "más responsable". Y, en segundo lugar, porque no pueden abandonar los dos piquetes que mantienen activos en Barcelona, tanto en Moncada como en San Andrés.
Además, Nissan y los sindicatos arrancarán este martes las negociaciones sobre el expediente de regulación de empleo (ERE) que afecta a los 3.000 trabajadores de sus tres fábricas de Cataluña. Su idea, tal y como hizo público junto al anuncio de cierre, es tener que cerrar las fábrica entre finales de año y principios del 2021.
Aunque los trabajadores todavía no conocen de manera oficial los planes de la empresa. Y, desde que presenten este ERE, arrancaría la cuenta atrás de un mes, como marca la ley, para que Nissan pueda cerrar unilateralmente las condiciones de salida de los trabajadores.
Los sindicatos quieren implicar a todas las partes para frenar esta decisión, principalmente al Gobierno central y a los autonómicos. Uno de sus argumentos es que Nissan ha recibido, según datos del Ministerio de Industria, 125 millones de euros de fondos públicos en su última década de actividad en España. Y su próximo lugar para recordarlo será Cantabria.