La facturación de Hispasat ha descendido coincidiendo con su venta a Redeia en octubre de 2019 por 933 millones de euros (se hizo con el 89,68% de las acciones). Hasta entonces, la corporación estaba en manos de Abertis -hoy Cellnex-.
Redeia tiene como accionista mayoritario a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), con un 20% del accionariado, según información pública de la compañía. El restante 80% es de capital libre. En el caso de Indra, la SEPI posee un 28%, siendo la empresa militar Escribano el otro accionista de referencia, con un 8% del accionariado, pero con la intención de alcanzar el 10%.
En resumen, ambas empresas, consideradas como estratégicas para el país, están participadas por el Estado a través de la SEPI. El objetivo de Indra es hacerse con Hispasat, un activo de un gran interés porque potenciaría mucho su posicionamiento tanto en el área de Defensa, que crece a muy buen ritmo (concretamente el 56% en 2023), como en el de servicios satelitales de corte civil.
Una operación que satisface también a Redia, una empresa menos dinámica que Indra, y en la que Hispasat tiene un extraño encaje. No hay que olvidar que Redeia tiene como principal misión asegurar el suministro de energía eléctrica en nuestro país. Objetivo lejos de lo que, sobre el papel, puede aportar una constelación satelital como la de Hispasat a una compañía de este tipo.
Con el Gobierno también abriendo la puerta a la operación -es de su agrado- solo resta afinar el precio, y es ahí donde está el principal problema.
Uno de los motivos de este mal comportamiento viene derivado de la perdida del contrato, allá por 2018, para la prestación de servicio a Digital+, filial de televisión de Telefónica, y por el que en 2017 Hispasat ingresó más de 20 millones de euros
Fuentes del sector aseguran a este diario que los 933 millones de euros que abonó Redeia por casi el 90% de Hispasat en 2019 estaban por encima del valor real de la corporación satelital.
A esto hay que sumar los resultados cosechados en los últimos años por Hispasat. A pesar de que en 2023 alcanzó los 229,8 millones de euros de ingresos, quedando muy cerca de los 235 millones cosechados en 2017, lo cierto es que en 2018 facturó 204 millones, para descender a los 174,9 millones en el año de la compra de Redeia, alcanzar en 2019 los apenas 174,9 millones, bajar en 2020 de nuevo hasta los 160 millones y en 2021 subir hasta los 181 millones de euros.
Uno de los motivos de este mal comportamiento viene derivado de la perdida del contrato firmado con Digital+, filial de televisión de Telefónica, allá por 2018. En 2017 Hispasat ingresó más de 20 millones de euros por este contrato.
El hecho de que Redeia comprara a Hispasat por encima del precio del mercado, siempre según las fuentes consultadas por este diario, y que la dirección de la compañía no quiera ahora perder dinero en la operación con Indra, están siendo dos escollos que tienen estancada en este momento la operación. A preguntas de este diario, tanto desde Indra como desde Hispasat han declinado hacer comentarios.
Las negociaciones, que tienen lugar desde hace tiempo, acabarán casi con toda seguridad llegando a buen puerto porque, al margen del coste, interesa a todas las partes
"Es ahí donde se encuentran las mayores diferencias ambas compañías. Para desatascar la situación, o Hispasat ajusta la valoración de la empresa o Indra tira de chequera y paga lo que sea menester por una compañía que no se ha comportado bien los últimos años", concluyen las fuentes consultadas por Vozpópuli.
Las negociaciones acabarán casi con toda seguridad llegando a buen puerto, aseguran las mismas fuentes, porque, al margen del coste, interesa a todas las partes. No obstante, Indra valorará otras opciones para reforzar su parte satelital si la compra se complica más de la cuenta.
