En los siete primeros meses de este año se han jubilado en España 188.449 personas. De esta cifra, 117.101 tenían 65 o más años y el resto, 71.348, menos de esa edad. Los primeros, los más mayores, representan el 62,14% del total y los segundos, el 37,86%. Hace algo menos de cinco años, la proporción era algo diferente.
En el conjunto del año 2017, las altas iniciales por jubilación en personas con 65 o más años cumplidos representaron el 56,86% y los que no alcanzaban los 65 años, el 43,14%. En poco más de cuatro años, el porcentaje de los que retrasan la edad para jubilarse se ha incrementado en algo más de cinco puntos porcentuales y el de personas que se inclinan por jubilarse anticipadamente se ha reducido en la misma proporción.
¿Qué ha sucedido? Por un lado, que en el año 2013, la Seguridad Social estableció un periodo transitorio hasta 2027 para elevar la edad de jubilación de 65 a 67 años sin que tuviera graves consecuencias para los trabajadores que en ese periodo dejarían su actividad laboral. Por otro, que los trabajadores de las comunidades autónomas con pensiones más bajas no han tenido más remedio que prolongar su vida laboral para intentar acercarse lo más posible a la pensión media al no tener, muchos de ellos, los años cotizados para aspirar a la pensión máxima por la que han cotizado.
Las nuevas condiciones exigidas para jubilarse con el máximo importe posible de la pensión han hecho que la edad media de jubilación en España haya aumentado en seis meses desde el año 2017
Durante esos catorce años, para jubilarse con 65 años exactos se exigió en 2013 haber cotizado durante 35 años y tres meses. En el presente ejercicio, se exigen 37 años y tres meses, y en 2027, fin de la transición, al menos 38 años y seis meses de cotización. Además, desde 2022, para hacer el cómputo de cuánta pensión le corresponde a un jubilado nuevo habrá que tener en cuenta las bases reguladoras de los últimos 25 años de la vida laboral.
Las nuevas condiciones exigidas para jubilarse con el máximo importe posible de la pensión han hecho que la edad media de jubilación en España haya aumentado en seis meses desde el año 2017. En el mes de julio se sitúa en 64,7 años, cuando hace cuatro años estaba en 64,2. Todo hace indicar que en los próximos años irá acercándose más la edad real de jubilación a la edad legal, que en 2021, repito, está en 66 años si no se han atesorado 37 años y tres meses de cotización.
Pero hay otra razón, probablemente, de mucho más peso. Las secuelas de la crisis financiera internacional desatada en 2008 con la quiebra de Lehman Brothers; las consecuencias del rescate bancario español a mediados de 2012, y la propagación de la pandemia han influido en la actividad laboral de millones de personas. Las consecuencias se ven en aquellas regiones y provincias en las que la pensión media de jubilación está entre las más bajas de España.
A 1 de agosto de este año, según el Ministerio de Trabajo, la pensión media en España era de 1.036 euros mensuales por catorce pagas. Cada mes se pagan en nuestro país 9,86 millones de pensiones. La pensión de jubilación (hay 6,17 millones) es algo más elevada: 1.192 euros. Pero hay mucha diferencia entre unas comunidades y otras.
La pensión media del País Vasco, la más alta de España, es 473 euros mensuales más elevada que la de Extremadura, la más baja
Por ejemplo, la pensión media de jubilación en Extremadura es de 989 euros mensuales y es la más baja de España, por delante de Galicia (1.007 euros) y Murcia (1.062 euros). En el otro extremo de la balanza se encuentra el País Vasco, donde la pensión habitual es de 1.462 euros, por delante de Asturias (1.433 euros) y Madrid (1.390 euros). La pensión media del País Vasco es 473 euros mensuales más elevada que la de Extremadura, o lo que es igual, un 47,9% superior.
No es casualidad que en Orense, provincia en la que la pensión media de entrada a la jubilación es de 1.129 euros mensuales, el 79,1% de las altas iniciales de jubilación se registre en personas con 65 o más años, frente al 20,9% de los que no tienen 65 años. En los siete primeros meses de 2021, de las 1.291 altas reconocidas por el Ministerio de Trabajo, 1.022 han correspondido a personas con al menos 65 años ya cumplidos y 427 (el 33%) a personas con 66 años o más. La pensión media que cobra una persona que se jubila con menos de 65 años es de 1.528 euros mensuales, frente a los 1.024 euros que cobran con más edad. En 2017, el porcentaje de las personas con 65 años o más que se jubilaban era de 69,2%.
Otro tanto sucede en Lugo, donde el 77,49% de los nuevos pensionistas lo son con 65 años de edad o más, ocho puntos porcentuales más que hace cuatro año. En esta provincia la diferencia entre una pensión media de un jubilado con menos de 65 años es de 1.560 euros frente a los 1.139 del siguiente peldaño de edad.
La escena se repite en Almería, donde el 77,87% de los nuevos jubilados cuatro puntos más que en 2017) tiene ya 65 años. La diferencia de pensiones es de 1.495 euros frente a los 969 de los que prolongan su vida laboral. Y también en Granada (72,24% de jubilados mayores de 65 años), Jaén (71,91%), Murcia (71,87%), Córdoba (71,77%) o Badajoz (70,11%), por circunscribirnos a los porcentajes más llamativos.
Todo lo contrario sucede en las regiones y provincias más favorecidas desde el punto de vista económico. En Álava, por ejemplo, únicamente el 42,19% de las nuevas altas de jubilación tienen 65 o más años. Son casi treinta y siete puntos porcentuales menos que en el caso de Orense. En Álava, las jubilaciones con menos de 65 cobran una media de 1.904 euros mensuales por 1.380 de los que tienen más años. La situación es muy parecida a la de Guipúzcoa (47,72%) o Navarra (48,9%).
