El sector turístico es un elemento clave en la contribución al crecimiento de la economía española. De hecho, en 2017 aportó un 14,9% del Producto Interior Bruto (PIB) del país, según los últimos datos desglosados por el Consejo Mundial de Viajes y Turismo.
Su evolución en los últimos años ha sido extraordinaria, tanto es así que desde 2013 a 2017 el ritmo de crecimiento del PIB turístico de forma aislada ha batido al del conjunto de la economía, pero en 2018 su evolución se ha ralentizado, registrando un crecimiento de la actividad del 1,1% a cierre del tercer trimestre frente al crecimiento del 2,6% del conjunto del país, según datos del Banco de España.
Motivos del enfriamiento
Las razones de esta desaceleración son varias. La Asociación para la Excelencia Turística (Exceltur), que engloba a las 23 empresas turísticas más importantes del país, describía el pasado jueves en rueda de prensa un escenario base en el que los vientos de cola que han impulsado el turismo en los últimos años han dejado de soplar, por lo que las condiciones son inevitablemente algo más adversas.
La fuerte recuperación del turismo en mercados que son tradicionalmente competidores de España a la hora de captar viajeros de Alemania, Reino Unido e Italia (principales países de donde proceden nuestros turistas extranjeros) ha provocado un descenso del 0,8% en la afluencia a nuestro país.
Ejemplos podrían ser Egipto y Turquía, que han conseguido recuperarse de la inestabilidad geopolítica y, en el caso del segundo, ha multiplicado su atractivo para los turistas por la depreciación de su divisa, la lira turca, lo que ha abaratado mucho los costes de viajar a ese país.
Existen razones estructurales y coyunturales que justifican la ralentización
Otro factor que ha influido en la menor afluencia de turistas a España, donde el atractivo principal es el turismo de sol y playa, ha sido el buen tiempo que se ha registrado en los países del norte de Europa durante el último verano, lo que ha provocado que muchos viajeros hayan optado por disfrutar de las buenas condiciones climatológicas en sus países de origen sin necesidad de viajar a España en busca del calor.
El encarecimiento del petróleo –y su repercusión en el transporte-, la fortaleza del euro frente al dólar, las huelgas y cancelaciones de vuelos de algunas aerolíneas como Ryanair o la menor fortaleza del consumo de los españoles son, según Exceltur, otros factores que han reducido la producción del sector.
La crisis política en Cataluña es un elemento que también ha lastrado el buen ritmo de crecimiento, no sólo en las grandes ciudades como Barcelona, sino que el impacto de las cruces en las playas catalanas ha provocado también una disminución del número de turistas en destinos tradicionales como la Costa Brava, con Salou a la cabeza.
¿Qué se puede esperar?
Esta desaceleración experimentada en 2018 parece que se perpetuará en 2019, un año en el que España deberá implementar políticas de apoyo al turismo si quiere fomentar su crecimiento. Exceltur alertaba esta semana de que, frente a esta idea, no han detectado en los Presupuestos Generales del Estado ninguna medida que promueva al sector, sino que, por el contrario, hay ciertas políticas fiscales que podrían frenarle.
En concreto apuntaban a la subida del Impuesto de Sociedades, la tasa a las transacciones financieras, la subida del Salario Mínimo Interprofesional o las ecotadas, medidas que ven como trabas para la productividad y crecimiento del sector.
La situación del turismo y su evolución futura preocupa ya a los expertos
El servicio de estudios de BBVA ha incluido ya la preocupación sobre el turismo entre los riesgos macroeconómicos que afectan a España, según explicaron en rueda de prensa el jueves al presentar sus perspectivas para el país.
“Aumentan las dudas sobre la sostenibilidad de la contribución del turismo a la creación de empleo”, señalaban. A pesar de su ralentización en número de turistas y de PIB, los turistas en España han gastado más este verano y el número de contrataciones vinculadas al sector ha subido un 3,2% en tasa interanual, pero hay dudas sobre que este ritmo pueda mantenerse.
BBVA reconoce que algunos de los factores que han perjudicado al turismo en el tercer trimestre eran temporales (como el buen tiempo en el norte de Europa que no tiene porqué repetirse), pero señala que hay otros, como la pérdida de competitividad de algunos destinos, que “apuntan a que el sector podría reducir su contribución a la recuperación en un futuro cercano”.
“Se espera que la tendencia de redireccionamiento de los turistas hacia otros destinos continúe y que tenga un impacto negativo en los márgenes del sector, en la inversión y en la capacidad de creación de empleo”, concluyen.