Economía

Inquietud en Economía: la prima de riesgo no baja pese a las buenas noticias de Rehn

Pese a que Guindos ganase más tiempo para cumplir con el déficit amenazando con pedir la ayuda al FMI, los tipos de interés son insostenibles para la economía española. El mercado ya sólo considera viable un rescate que asegure la financiación a precios razonables.

Pese a que Guindos ganase más tiempo para cumplir con el déficit, los tipos de interés son insostenibles para la economía española. El mercado ya sólo considera viable un rescate que asegure la financiación a precios razonables..

El comisario europeo Olli Rehn concedió este miércoles al Gobierno español que no tuviese que aplicar más recortes hasta 2014. Todo un año de margen que el Ejecutivo de Rajoy celebró como una victoria. Sin embargo, la prima de riesgo no se relajó: los inversores ya no se creen nada que venga de Europa.

Rehn se había mostrado tradicionalmente duro con España. Pero el miércoles apoyó las reformas llevadas a cabo y alabó el esfuerzo de ajuste, sin importarle si se conseguía o no el objetivo de déficit.

No obstante, el comisario europeo se presentó ante los medios de la peor manera posible: de improviso y sin un acuerdo formal y una hoja de ruta.

Tan sólo explicó de forma confusa que se avecinan meses de mucha incertidumbre para España y la zona euro, y que en febrero las autoridades europeas lo revisarán todo.

Entonces, ya con los datos del déficit de 2012, se confirmará que nos brindan un año más para cumplir con la disciplina presupuestaria.

Pese a que el mensaje representaba una señal de apoyo a España, a los ojos de los inversores se convirtió en una decepción más. La sensación que transmitía Rehn era que Bruselas daba otra vez por imposible el cumplimiento del déficit en España.

De modo que los agentes del mercado se preguntaban: ¿y qué pasa si después de esta nueva relajación de los objetivos el Gobierno español no logra por enésima vez reconducir las cuentas?, ¿cuánto tiempo aguantará así Europa?

Rehn tuvo que salir a la palestra fruto del arreglo al que llegaron Alemania y España este miércoles. En su particular juego del gato y el ratón, los germanos pretenden que los españoles posterguen el rescate. Pero las elecciones de Merkel no tendrán lugar hasta el otoño, demasiado tiempo para una economía agonizante como la española.

Así que Guindos tiró de su particular as en la manga. Con maneras suaves y civilizadas, adujo que España no podía seguir sin financiación y que en algún momento tendría que pedir el salvamento. Y si no se lo proporcionaba Europa, acudiría al FMI para tomar una línea de liquidez preventiva siempre que las condiciones fuesen mejores.  

Los estadounidenses suscriben que el FMI asista a España con tal de avanzar en la solución de la crisis del euro. La misma directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, explicitó hace unos meses que podría intervenir de diversas maneras si España lo desea, algo que además sentaría un precedente por si la francesa tiene en algún momento que socorrer a su propio país.

Sin embargo, la petición española de ayuda al FMI desacreditaría a Europa. Evidenciaría la incapacidad de la UE para solventar sus propios problemas y generaría aún más dudas.

Por lo que los alemanes cedieron, y aceptaron unos plazos más largos para atajar el déficit. Sin embargo, estas balas ya no sirven. El principal problema diagnosticado por los mercados consiste en que no hay perspectivas de crecimiento para el sur de Europa.

Por mucho que se nos brinde más tiempo con los ajustes, los tipos de interés son insostenibles para la economía española. El mercado, el único juez, ya sólo considera viable un rescate que asegure la financiación a precios razonables, por debajo de los actuales 450 puntos de diferencial con Alemania.

Es más, muchos inversores creen que cualquier contrapartida que nos exijan a cambio del rescate será una cosa buena a medio y largo plazo para España.

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