Los trabajadores de Zalacaín dicen sí a Urrechu. La plantilla ya ha manifestado su apoyo por unanimidad a la oferta presentada por los empresarios Manuel Marrón, Antonio Menéndez y el chef Iñigo Urrechu, para hacerse con el mítico restaurante, según fuentes consultadas por Vozpópuli.
El apoyo de los trabajadores, inmersos en un ERE de extinción, es uno de los aspectos clave a la hora de acordar quién será el nuevo dueño del restaurante. El administrador concursal, FTI & Partners, ya ha elaborado un informe en el que valora la oferta de Urrechu y la presentada por Iñaki Arrola, los inversores Eduardo Navarro y los hermanos Arbeloa, que ha sido presentado este miércoles. La última palabra la tiene ahora la jueza Bárbara Córdoba, titular del Juzgado de lo Mercantil número 13 de Madrid, quien será la que decida quién es el nuevo dueño de Zalacaín.
Las fuentes consultadas precisan que la experiencia en el sector hostelero de Marrón y sus socios ha sido determinante para que los trabajadores inclinen la balanza a su favor. La propuesta de Arrola y sus socios también cuenta con el apoyo de un grupo hostelero, pero todavía se desconoce cuál es.
Por otro lado, la oferta presentada por Urrechu propone mantener a Zalacaín en un tique medio superior a los 100 euros, en línea con el que tenía el comedor antes de que se declarase en concurso de acreedores el pasado mes de noviembre, como desveló este diario.
Zalacaín, entre las deudas y el virus
El mítico restaurante, fundado en 1973, se declaró en concurso de acreedores el pasado mes de noviembre tras años en pérdidas y un año 2020 que resultó letal por el coronavirus, que apenas permitió que el restaurante se mantuviese abierto unos pocos meses.
En concreto, la información que obra en el poder del juzgado desvela que la empresa registró en 2018 unas unas pérdidas de 996.713 euros y unos ingresos de 4,9 millones de euros. Un año después, en 2019, las pérdidas se agrandaron hasta 1,1 millones pese al aumento de la facturación hasta los 5,5 millones.
En 2020, el restaurante registró unos números rojos de 2,2 millones hasta el 25 de noviembre, cuando se declaró insolvente, y unos ingresos de apenas 858.878 euros. La deuda total ascendía a 9,5 millones de euros y a estas cifras hay que sumar los casi dos millones de euros que costó la reforma que los García-Cereceda, todavía dueños del restaurante, hicieron en 2017 para tratar de relanzarlo.
La familia dueña de La Finca tiene previsto centrarse en sus negocios inmobiliarios una vez se formalice la venta del restaurante. No obstante, su desvinculación de Zalacaín no será total, ya que el local de la calle Álvarez de Baena 4 (Madrid) donde se ubica es de su propiedad. Los García-Cereceda seguirán vinculados como caseros salvo que Urrechu decida trasladar el restaurante, algo que por ahora no está previsto.
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Acabáramos, lo que estaba en venta era la gestión no la nuda, pasaría como en los hoteles de nuevo cuño. el constructor espabilado lo construye de acuerdo a unos requerimientos pactaos y lo gestiona la cadena.