La mayor "preocupación" de la construcción nacional pasa por el encaje que le dará el Gobierno en la nueva normalidad a través del reparto de los fondos de recuperación de la Unión Europea. El sector empieza a lamentar una gestión "poco diligente" por parte de la Administración en la canalización de los 35.000 millones de euros previstos para el conjunto de la construcción, según trasladan a este medio altos empresarios del mercado.
Es uno de los argumentos que evocan para justificar por qué la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha rebajado a la mitad la previsión de crecimiento del sector de cara al segundo semestre de 2021, a contracorriente del resto de sectores. La ministra de Economía ha 'postergado' la recuperación de la construcción a 2022, año en el que debería de crecer el doble de lo previsto para la media europea.
"Más que sobre la cantidad, estamos opinando sobre la necesidad de aligerar los trámites", resumen a Vozpópuli fuentes cercanas a la Confederación Nacional de la Construcción (CNC). Añaden que actualmente no existe mano de obra suficiente para cumplir los objetivos europeos sobre el sector antes de 2023 y piden acelerar las ayudas públicas en formas que 'sofistiquen' su imagen de cara a los jóvenes en un momento en el que la tasa de paro juvenil ronda el 40%.
En la misma línea, reclaman también que se flexibilicen las exigencias en horas para cada título de la Formación Profesional, y las condiciones de los contratos con la Administración Pública, de forma tal que estos fluctúen, al alza o la baja, según el mercado.
Todo ello, mientras los efectos de la covid empiezan a hacerse sentir de lleno en la construcción, como lo deja entrever el creciente freno en la promoción de obra nueva residencial.
Falta una estructura productiva de viviendas asequibles
La construcción en España es mucho más que la promoción de viviendas, pero esta es una de sus puntas más visibles en lo social. De cara a los fondos europeos -unos 7.000 millones irían a vivienda-, el dúo tiene una gran sinergia potencial en materia de sostenibilidad energética, un argumento clave para Bruselas, remarcan distintas fuentes del mercado. El propio Gobierno español estima en suma que hacen falta entre uno y dos millones de unidades de vivienda a precio protegido para 'abaratarlo' a la media UE.
Los conceptos que mejor resumen esa sinergia entre todos los actores son los de la rehabilitación energética de edificios -a la que irían el 60% de los fondos UE- y, a largo plazo, de la construcción industrializada de viviendas, cuyas derivadas son vistas hoy por el gran público como casas prefabricadas.
Son viviendas que ya en algunos casos reducen los tiempos de la construcción a la mitad, con una mejora sideral de la calidad del trabajo para la mano de obra. También reducen en hasta un 75% el consumo energético, lo que les hace muy atractivas a la hora de esparcir la sostenibilidad energética y reducir los costes a largo plazo, sin contar la asequibilidad estructural de formatos pensados exclusivamente para el alquiler.
De cara a los inversores, hoy costarían de partida más que una vivienda tradicional pero garantizan unos determinados plazos de entrega de las viviendas, un déficit de la construcción tradicional de cara a la captación de fondos por la Bolsa. Algunos inversores de riesgo ya avistan en el proceso productivo de viviendas industriales o partes de ella una rentabilidad por negocio ordinario del 30% en un plazo de diez años, según explican a este diario distintas fuentes del incipiente mercado de la construcción y promoción de estas casas.
España carece hoy de una estructura productiva capaz de hacer más que unas 1.000 viviendas completamente industrializadas al año
El problema macro está en que España carece hoy de una estructura productiva capaz de hacer más que unas 1.000 viviendas completamente industrializadas al año, según el consenso de distintas fuentes del mercado. En nuestro país, representan menos del 1% del parque nacional de casas, frente a cifras cercanas o superiores al doble dígito en países como Alemania, Reino Unido, los Países Bajos o los escandinavos, la mayoría de ellos también con una mayor cuota de vivienda pública.
Agentes del dúo de la promoción-construcción en España ya empiezan a barajar la cifra de unas 40.000 viviendas industrializadas anuales al cabo de 2030 -casi la mitad del total anual actual-, aunque las condiciones de partida lo hacen todavía una quimera: los costes de construcción crecieron otro 10% en el último año ante la subida de las materias primas y la creciente escasez de mano de obra, desinteresada por trabajar en la construcción.
"Las empresas que ya por sí solas están apuntando a esos objetivos están siendo impulsadas por fondos internacionales, sobre todo estadounidenses"
Ante eso, tanto promotores como constructores quieren sacarse de encima la etiqueta del 'ladrillo' y avanzar, lo más rápidamente posiblemente, hacia un negocio más sofisticado y con mayor capacidad de atraer profesionales e inversión.
"Las empresas que ya por sí solas están apuntando a esos objetivos están siendo impulsadas por fondos internacionales, sobre todo estadounidenses", esgrimen desde una de las principales entidades del sector de la construcción.
700.000 empleos
En el sector residencial destaca el caso de Aedas Homes, del fondo estadounidense Castlelake, que durante la pandemia ha escalado a la primera posición del ranking bursátil de las promotoras.
La empresa que dirige David Martínez trabaja ya para que una de cada cuatro de sus nuevas viviendas sea total o parcialmente industrializada en 2023, en vistas a reducir los tiempos de construcción y favorecer la captación de fondos hacia la sostenibilidad energética. Unas 3.000 de las que tiene ya en marcha cuentan con algún grado de industrialización en el proceso.
Las proyecciones de Aedas entroncan con las de la constructora Avintia, que ya montó el primer edificio residencial prefabricado en altura de la historia de España -uno de alquiler asequible-, y las de la constructora-promotora navarra ACR, otra de las pioneras del mercado de la vivienda industrializada. ACR estima que hasta un 20% de todas las nuevas viviendas será de construcción industrializada en el próximo lustro. Al igual que Avintia, proyecta de cara a 2025 que una de cada tres nuevas viviendas para el alquiler en España sea de construcción industrializada.
Por lo pronto, tanto la patronal de los constructores nacionales (CNC) como la de los promotores (Asociación Promotores Constructores de España) coinciden en una promesa de cara a la captación de los fondos europeos: 700.000 nuevos empleos a lo largo de la próxima década, que equivaldrían a duplicar los actuales en el sector, con la rehabilitación y la industrialización como principales vectores.