Ni siquiera en Fráncfort se esperaba que BBVA iniciara justo ahora una segunda intentonta de 'asalto' sobre el Sabadell. El banco que preside Carlos Torres ha movido los hilos con sigilo, hasta el punto de que el Banco Central Europeo (BCE) fue informado hace poco de la maniobra 'hostil' sobre su rival.

El movimiento de BBVA pone de nuevo al sector financiero en estado de ebullición y abre una ventana de oportunidad para que Moncloa gane influencia en otra multinacional privada. Fuentes próximas a la operación aseguran que una hipotética fusión motivaría una remodelación de los órganos de gobernanza, dejando al Gobierno vía libre para colar algún 'topo' en el consejo de administración.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez se encuentra en pleno proceso de desembarco en el Ibex. La entrada en Telefónica es un hecho -la SEPI ha alcanzado ya el 6% del capital- y Moncloa tampoco ha desmentido su interés en entrar en Naturgy. Como informó Vozpópuli, BBVA es -junto a Repsol- otra de las compañías que está en el punto de mira gubernamental.

Fuentes financieras aseguran que Moncloa conocía las nuevas intenciones de BBVA sobre Sabadell, cuya cúpula -al contrario- no fue informada de los deseos de fusión. De entrada, y a la espera de cómo se desarrollen las negociaciones, la operación beneficia mucho más al comprador que al comprado. La clave está en la fórmula de pago: BBVA no ofrece cash, sino papel. Como avanzó este diario, la entidad ofrece un canje de acciones con una rentabilidad por encima al 20%.

A favor de BBVA está la mejora clara de su valor en bolsa, en comparación con el intento de fusión que protagonizó en 2020. Sin embargo, la revalorización del Sabadell ha sido superior. A ello hay que sumar que el banco que preside Josep Oliu tiene hoy menos problemas que antes. Su filial en Reino Unido (TSB) aporta dinero, en lugar de perderlo. Además, la incorporación de César González Bueno como consejero delegado ha propiciado una reestructuración del banco, agradecida por los inversores en bolsa.

Puntos débiles de BBVA

Mientras tanto, BBVA mantiene intactos algunos de sus puntos débiles. El principal es su elevada exposición en mercados más intestables, como Latinoamérica y Turquía. La venta de sus activos en Estados Unidos redujo la diversificación de riesgos para el banco. BBVA tiene hoy una elevada dependencia de México y su presencia en el convulso mercado turco le ha generado más sinsabores que alegrías.

Para los accionistas de control de BBVA, el 'caso Villarejo' sigue siendo otro quebradero de cabeza. El pasado mes de octubre, Carlos Torres tuvo que contestar en la Audiencia Nacional a un largo interrogatorio de la Fiscalía Anticorrupción.

La conjunción de trabas da unos pasos de ventaja al Sabadell sobre su pretendiente. La cúpula del banco catalán ha recibido con sorpresa y frialdad la oferta de su rival. Sobre todo, por los paralelismos que encierra con el anterior intento. Al igual que ocurrió hace tres años y medio, BBVA sale de caza con papel y no con 'cash', una decisión que genera rechazo inicial por parte del consejo del Sabadell.

A la cúpula directiva, liderada por Oliu, no le tienta por ahora el equilibrio de poder que ofrece su competidor. BBVA confirmó este miércoles a la CNMV que está dispuesto a dar entrada en la entidad resultante de la fusión a tres miembros del consejo del actual consejo del Sabadell, con carácter de no ejecutivos. Estas incorporaciones se llevarían a cabo con el consenso de ambas partes y una de ellas tendría el cargo de vicepresidente.

El banco que preside Torres también ofrece al Sabadell liderar una de las sedes del nuevo gigante desde Cataluña, con centro operativo en Sant Cugat. BBVA mantendría intacta su denominación social y su marca, si bien Sabadell podría seguir usando su emblema en las zonas con mayor pegada comercial.

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