El Banco Central Europeo (BCE) subirá los tipos de interés este jueves por primera vez en once años. La duda que existe ahora es si el supervisor único optará por la vía conservadora -25 puntos básicos- o por endurecer el tono y aumentar de golpe 50 puntos básicos. La decisión se conocerá esta misma tarde y la sensación del mercado es que Christine Lagarde no puede fallar, ni en la decisión ni en el tono que utilizará para comunicar este hito histórico.
Los inversores se alejan cada vez más la idea de que sólo se suban 25 puntos básicos en esta reunión. "Es difícil imaginar que se pase el verano en territorio de tipos negativos cuando la inflación sigue subiendo en la zona euro", señala Franck Dixmier, director de inversiones global de Renta Fija de Allianz Global Investors.
"El BCE no debería interpretar la fuerte caída de las expectativas de inflación de las últimas semanas como un alivio de la presión para subir los tipos de forma rápida y contundente", añade. Además, este no es el único argumento para exigir mano dura a Lagarde, la caída del euro frente al dólar -que encarece el precio de las materias primas- es "un argumento adicional para que el BCE muestre su determinación".
El supervisor también tendrá que dar detalles sobre la herramienta antifragmentación que se anunció en la reunión de urgencias del pasado 15 de junio. Este anuncio consiguió relajar los diferenciales de la deuda, sobre todo el de la italiana que sufrió durante varias sesiones, después de que el BCE anunciara el fin de los estímulos y la primera subida de tipos.
Los inversores están esperando a que se haga oficial el anuncio para conocer los detalles y el alcance del plan. Pero no se puede descartar el riesgo de que la presidenta Lagarde se limite a hacer declaraciones, mientras que el Bundesbank ya expresa sus reservas sobre la legitimidad de un mecanismo de este tipo.
El BCE no puede dudar
El mercado estará muy atento a las palabras de la banquera francesa y si se percibe la más mínima duda sobre la voluntad de poner en marcha un mecanismo de importes ilimitado, las primas de riesgo se pueden disparar. "Si esta reunión no aporta una confirmación oficial, el riesgo de decepción de los mercados será elevado, con lo que los diferenciales se verán presionados", agrega Dixmier.
Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers, espera que la herramienta que presente el BCE cuente con una "condicionalidad ligera", pero teme que "lo que salga a la luz este jueves todavía puede ser demasiado vago, o de alcance demasiado limitado".
Bethany Payne, gestora de carteras de renta fija mundial en Janus Henderson, se muestra más cauta y subraya que "a pesar del frenesí de endurecimiento de los bancos centrales que se ha apoderado de los mercados, el BCE no tiene forma de competir".
Y es que el crecimiento europeo y la política fiscal pandémica relativamente apagada no justifican la misma respuesta y, aunque no es el caso base del BCE, la recesión se cierne sobre él. "Mientras las perspectivas de crecimiento divergen para Europa y Estados Unidos durante el próximo año, el BCE se enfrenta a un obstáculo inmediato e importante: la fragmentación", sentencia Payne.