Cuando llega el mes de noviembre, resulta imposible evitar la publicidad del Black Friday, que anuncia descuentos especiales durante unos cuantos días. Una agresiva campaña de comunicación que en la mayoría de casos, se queda en eso: el pasado año, de los 16.270 productos que analizó la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), tan solo redujeron su precio un 11,8%, mientras que el 32,5% de los artículos aumentaron su precio precisamente en la semana de las rebajas.
Esto provocó que el pasado año, paradójicamente, los precios de los productos estudiados subieran. De media, lo hicieron un 3,30%. Una situación que no es anómala: desde que la OCU estudia la evolución de los precios en las semanas previas al Black Friday, ha detectado más subidas que bajadas: de siete ediciones, las tarifas han crecido en cuatro de ellas.
Esto demuestra que el Black Friday no es una gran oportunidad de ahorro: 2018 fue el último año en el que la OCU detectó más productos rebajados que con una subida de precio. Entonces, la rebaja media no fue nada abultada: tan solo de un 1%, gracias a que el 32% de los productos monitorizados bajaron sus precios, mientras que el 20% estaban más caros que un mes antes.
De hecho, 2017 fue el año en el que hubo más productos rebajados: un 35% de los 13.000 que examinó la OCU. Pese a ello, el precio medio de los productos aumentó un 3,4% gracias a las fuertes subidas que se reflejaron en un 25% de los productos. A falta del estudio de 2022, que en estos momentos están en elaboración, según señalan fuentes de OCU a Vozpópuli, la premisa es siempre la misma: el Black Friday no siempre es sinónimo de ahorro.
Es por este motivo que se recomienda usar comparadores para ver los distintos descuentos ofrecidos durante el Black Friday para comprobar si la rebaja realmente existe o se ha producido un aumento paulatino de los precios para después, aplicarle un descuento que no es real. Al fin y al cabo, que exista un buen descuento es fundamental: según diversos estudios, el 90% de las compras en el 'viernes negro' son espontáneas.
"Hay categorías de productos que pueden estar más baratas en otros períodos fuera de Black Friday” afirma Kike Aganzo, responsable de comunicación de Idealo, por lo que realmente, el Viernes Negro es un periodo fantástico para cazar oportunidades concretas, pero no para hacer compras generales.
El consumidor cada vez cree menos en el Black Friday
Esta sensación se encuentra en la calle: el 70% de los consumidores encuestados por Idealo consideran que las tiendas suben sus precios en las semanas previas al Black Friday. Además, tan solo un 25% de los consumidores consideran que el 'Viernes Negro' de 2022 ofrecerá descuentos que merezcan la pena. La sensación de descrédito, que queda fundamentada gracias al estudio de la OCU, es real.
La poca fe de los españoles en las ofertas del Black Friday se suma a la inflación actual para crear la tormenta perfecta. El clima en torno a esta campaña es muy frío: tanto las tiendas como los analistas ofrecen sensaciones negativas. Así lo revelan los distintos estudios que han previsto el consumo que se realizará en esta edición de 2022, como el que ha realizado Black-Friday Global, que ha pronosticado un gasto de 210 euros por persona, cifra que se aleja de los 260 euros que gastó cada español en 2019.
Esta tesitura es compartida también por otros estudios, como el de Aplázame, que desvela que el 60% de los consumidores gastarán lo mismo o menos que el año pasado. Anged, por su parte, sitúa las previsiones cuatro puntos por debajo de 2019, de modo que tampoco pronostica igualar los niveles de venta prepandemia.
Idealo también se posiciona entre los analistas que ven un Black Friday, como dice el propio término, negro: el 49% de sus encuestados gastarán menos de 200 euros, quedándose por debajo de los 271 euros de media del año 2021. Casi la mitad de los españoles, un 43%, utilizará las ofertas para hacer las compras de Navidad.