“No recomendamos esta opción”. Esa es la conclusión a la que llega la Dirección General de Energía de la Comisión Europea sobre la opción de aplicar el mecanismo ibérico y su tope al gas al resto de Europa. En un documento oficial al que ha tenido acceso Vozpópuli, los expertos de Bruselas aseguran que extender esta vía dispararía el consumo de gas en plena senda de ahorro de esta materia prima.
“La medida provocaría un aumento muy significativo en el uso de gas para la generación de energía”, explican los expertos de Bruselas en un informe que se debatirá el próximo viernes entre los ministros de Energía comunitarios. “Este aumento en el consumo de gas se concentraría en los Estados miembros con una gran flota de energía a gas, algunos de los cuales se verían fuertemente afectados al mismo tiempo por una posible interrupción del suministro de gas ruso durante el próximo invierno”, añaden.
Sus cifras apuntan a que el tope al gas en todos los países miembros dispararían el consumo de gas de la Unión Europea en 45 bcm (mil millones de metros cúbicos) para la generación de electricidad. Este consumo adicional de gas representaría el 10% del consumo total y más del doble del consumo de gas de la Unión Europea para la generación de energía. “Estas cifras se basan en un año con disponibilidad promedio de energía nuclear e hidroeléctrica y pueden verse afectadas por la situación actual en relación con estas dos tecnologías”, matizan los técnicos de la Comisión Europea en este documento preliminar de las opciones para las iniciativas de la Unión Europea que abordan los precios de la energía.
Su informe reconoce que el mecanismo ibérico ha reducido los precios de la energía para los consumidores ibéricos y podría lograr tal reducción también a nivel de la Unión Europea. El organismo considera que el efecto que tiene el tope al gas sobre los precios de la electricidad se puede conseguir con un ‘tope inframarginal’, que es alternativa que más fuerza tiene en sus recomendaciones. Bruselas quiere fijar un límite o techo a la retribución de aquellas tecnologías de generación de electricidad que obtienen actualmente beneficios extraordinarios inesperados (windfall profits), como puede ser la nuclear, las renovables o la hidroeléctrica.
Su rechazo a llevar a toda Europa el mecanismo ibérico también se debe a que esta medida “usaría recursos públicos e incentiva el uso de gas para la generación de energía”. Un hecho que desde Bruselas se califica como “subsidio” que dispararía las exportaciones netas de electricidad a países que no son de la Unión como Suiza y el Reino Unido.
Si el tope al gas estuviera en toda Europa, según la Dirección General de Energía de la Comisión Europea, habría un aumento de las exportaciones de electricidad a países no comunitarios de alrededor de 32.000 gigavatio-hora (GWh), que es un 35% más. “Implicaría subsidios significativos para la generación basada en combustibles fósiles (gas y carbón) y obstaculizaría los esfuerzos para disminuir el uso de combustibles fósiles”, refleja el documento.
Bruselas habla de 209.000 millones
Bruselas explica que el coste de la medida dependería de los precios del gas y el tope que se elija para este tope al gas con el que se produce electricidad. Sus datos cifran en 209.000 millones de euros, si se tiene en cuenta el precio del gas de 300 euros/MWh. Una factura que se divide en 173.000 millones en subvenciones para centrales eléctricas de gas y 35.000 millones en la compensación de las centrales eléctricas de carbón. La factura bajaría hasta los 89.000 millones si el precio de gas estuviese en 120 eur/MWh.
Las estimaciones se basan en un supuesto de “subsidios”, como reitera, a los precios de los combustibles fósiles al mismo nivel que la medida ibérica que fija un tope en el precio del gas de 40 euros/MWh. Si el precio “subsidiado” es significativamente más alto (es decir, alrededor de 100-150 €/MWh), esto también reduciría la cantidad de gas extra utilizado para la generación de electricidad.