Empresas como Iberdrola y Endesa reclaman al Gobierno mayor atención a las redes de distribución eléctrica, si no quiere que su nuevo plan energético fracase. Y Bruselas ha impulsado su causa. Kadri Simson, la actual comisaria europea de energía, se lo dijo este lunes al Financial Times y lo ha destacado este jueves en un evento público: “No hay transición energética para Europa sin una red eléctrica mejorada”.
Una posición que ha logrado la ovación de las eléctricas europeas. Dos de sus principales patronales, Eurelectric y WindEurope, reclamaron esta semana un aumento significativo en la inversión de infraestructuras de red eléctrica. Como se pide en España, estos ‘lobbys’ europeos presionan para que se destine la atención necesaria a la red eléctrica para lograr los objetivos de descarbonización y garantizar la estabilidad del suministro energético en toda Europa.
Una reclamación que parece que ha calado entre las instituciones europeas. “La conclusión es muy simple: sin una red eléctrica adecuada a su propósito, no lograremos nuestro objetivo REPowerEU de reemplazar los combustibles fósiles rusos, ni alcanzaremos nuestros objetivos de cero emisiones netas”, señalaba Kadri Simson en un evento organizado este jueves por ENTSO-E, la patronal de gestores europeos de redes de transporte de electricidad.
La presión coincide con la batalla particular que se está viviendo en España. Donde las alegaciones que las eléctricas han presentado a la actualización del plan energético del Gobierno pone el foco en las redes, donde consideran que el equipo de Teresa Ribera no está prestando la suficiente atención.
Endesa, Iberdrola y EDP, representados en España por la patronal aelec, le enviaron por escrito al Gobierno que si toda la capacidad renovable adicional que quieren meter al sistema necesita sí o sí importantes inversiones de refuerzo en redes y de una mayor electrificación de los consumos energéticos finales.
Estas empresas consideran que la actualización el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030 (PNIEC) sitúa a las redes como un elemento facilitador de la transición energética, pero sin la importancia y realizada que se merece. Para ellos, el esfuerzo inversor en redes eléctricas exige una aplicación coherente de los principios de una buena regulación, siendo el primero de ellos el de preservar la seguridad jurídica para inversores y consumidores, evitando cambios retroactivos que alteren los flujos económicos acordados entre ellos o el marco jurídico existente.
Un verdadero plan inversor de Bruselas
Así, la plataforma que representa a las grandes compañías eléctricas en la Unión Europea, Eurelectric, ha pedido un aumento de las inversiones en capacidad de red en la UE a la altura de 7.000 millones de euros al año para 2030 y de 77.000 millones anuales entre el final de la década y 2050 para hacer realidad la transición energética.
Según el plan RePowerEU de la Comisión, Europa disparará sus niveles de electrificación. Sus planes apuntan a 50 y 60 millones de bombas de calor, entre 67 y 70 millones de vehículos eléctricos y más de 600 gigavatios adicionales de capacidad en energía renovable. Necesidades que necesitan un infraestructura actualizada, según las empresa.
“Alrededor del 70 % de esa capacidad estará directamente conectada a las redes de distribución, esas líneas eléctricas que atraviesan ciudades y pueblos y conectan cada vez más molinos de viento e instalaciones solares. A medida que se vuelven cada vez más críticas para la descarbonización del continente, las redes de distribución de Europa enfrentan una capacidad escasa, un engorroso proceso de permisos y una inversión insuficiente”, advierte Eurelectric.
La patronal eléctrica, que representa a aelec en Europa, lanza este mensaje con la intención de influir en el “plan de acción” que presentará Bruselas sobre redes de electricidad, apunta a que esa infraestructura en la Unión Europea está “envejecida” y pone en duda que las redes actuales hagan viable la transición hacia un sistema energético basado en la electricidad.